11.12.06

Aviones, trenes, autobuses

Pasamos el puente en Moraira, cerca de Alicante. Es un lugar muy bueno para dedicarse concienzudamente a no hacer nada. Salimos el jueves en la tarde en tren: es mucho más cómodo que el autobús, aunque casi el doble de caro. No pudimos sentarnos juntos porque compramos los boletos en el último minuto, así que me tocó ir con una pareja de abuelos y su insolente nieto de unos quince años.

Durante las tres horas del viaje a Valencia, el "adorable" nano se zampó dos bocatas, un colacao y un refresco. Más dulces. Y amenazaba con requerir otra torta a la ibérica. Además, llevaba puesto O su Ipod O su PSP, con lo cual, gritaba para todo. Volumen altísimo. Terrible. Estos días yo tengo un hambre de perro y estuve a punto de quitarle uno de los bocatas. O por lo menos de pedirle que dejara de arremolinarse: está bien que él fuera más alto que yo, pero los bajitos también tenemos derecho a viajar cómodos.

En mi fresez, decidí comprar boletos de avión para regresar a Barcelona. Todo iba muy bien, salimos con suficiente tiempo... bueno, hubiera sido suficiente si no me hubiera equivocado. Yo estaba convencida de que el avión salía a las siete y no, es que salía a las seis de la tarde. Lloré desconsolada en el aeropuerto ante la mirada atónita de la "amable" señorita de Iberia que no me dejó subirme al avión. Luego se me quitó el sentimiento.

Fuimos a la estación de autobús y encontramos boletos... para las ocho. Como en la Península el tren es tan cómodo, parece que en contraposición los autobuses tienen que ser el infierno. La lógica parece ser: si hay 15 metros... ¿porqué no meter 70 personas en ellos?. Otra vez fue el ataque de los largos: uno que se sentó enfrente de mí y se estiró cuan-largo-era. El otro, atrás, subió sus rodillas contra mi respaldo y NO ME DEJÓ hacerme para atrás. El viaje duró cinco horas. Llegué molida. Supongo que era el karma por no haberme fijado en el horario del boleto de avión. ¡Ah! En el autobús iba un hombre que paseaba de un lado a otro con una guitarra. Cuando bajamos a hacer un descanso a las dos horas de camino, pidió un plato enoooorme de espaguetis y lo engulló con velocidad de boa. Pobre. Tenía hambre. A mí me habían comprado un postre antes de subirme al autobus para que se me tranquilizara la llorera del aeropuerto. Entonces no tenía hambre.

Hoy fuí a Sitges por la mañana a una reunión. De regreso, venía con A. hablando cuando se sienta junto de nosotros un hombre muy desaliñado, con olor a cigarro y a alcohol y una bolsa de plástico negra en la mano. Dos minutos después, sacó de la bolsa una pistola de juguete y comenzó a "cargarla" mientras murmuraba cosas. Disparó una, dos, tres, cuatro veces contra A. Los dos nos miramos y nos recargamos instintivamente contra la ventaja. Ya faltaban dos estaciones para que yo me bajara. El hombre estaba a mi lado y sacó otro juguete, una rana, de su bolsa. Lo desenvolvió. Le quitó el precio. Me pregunté si se lo habrían regalado, lo habría comprado o se lo habría robado a alguien a quien intimidó con su pistola. En cuanto anunciaron por el altavoz mi estación me puse de pie, aunque sabía que faltaba algo de tiempo. Me despedí de A. y lo miré con un poco de culpa de dejarlo solo. Valor, era lo que decían mis ojos. Más tarde, me lo encontré en el messenger y no pude evitar preguntarle qué más había sucedido. "Estaba re loco. Me disparó cuatro veces más, pero creo que hoy soy inmortal". Qué miedo, digo yo. La verdad.

30.11.06

Lo que cambia y se transforma

¿Necesito decir más?

Actualización: se va la foto porque se fue el Bitxo. Debe estar en un lugar que le guste más. Gracias por acompañarnos. Un beso.

Hablando de metáforas y comparaciones

Fito y los Fitipaldis tienen en su disco nuevo (Por la boca vive el pez) una canción en donde se escucha la siguiente frase: "no quiero estrella errante / no quiero ver la aurora / quiero mirar tus ojos / del color de la coca-cola". ¿Quién dijo que el imperialismo no era poesía. Ja. Eso me gano por escuchar la radio por internet.

28.11.06

El Perfume

Ya se estrenó la película y no sé si quiero verla. A mí el libro de Suskind me encantó - cuando por fin logré leerlo - por las posibilidades infinitas de imaginarme al hombre feo, feísimo que es protagonista de la historia. Y el protagonista de la peli no es - cuestiones de marketing, supongo - feo, feísimo. Lo cierto es que yo tengo días notando más los perfumes a mi alrededor. No me pongo, porque ya no tengo, pero por ejemplo, hoy Aïda lleva algo que huele intensamente a vainilla (es de almendras, dice). Siempre me ha sorprendido la capacidad que tienen los olores de llevarte a otro lugar. Desde ayer, encuentro a Martha en cada esquina: van por lo menos a tres mujeres a quienes les descubro el olor distintivo que siempre ha tenido para mí ella, el Paco Rabanne. Ahora hay que buscar un nuevo perfume para mí. ¿Sugerencias?

27.11.06

Ahí, donde Musolinni estableció su república


La semana pasada, por azares del destino, recalé en Saló, ciudad en la parte norte-occidente de Italia, en la provincia de Brescia. A orillas del lago Garda, fue aquí donde Mussolini escapó y fundó la República Socialista Italia bajo la protección alemana. Cerca de la ciudad, fue fusilado en abril de 1945. Una foto.

Siempre en Domingo

Pues nada, que se murió Raúl Velasco. Ya hacía muchos años que no monopolizaba las tardes del "Canal de las Estrellas", pero sigue ahí, haciendo estragos en nuestras mentes. Hace poco alguien me contaba - me recordaba - la historia de horror que él juró y perjuró que los Hombres G nunca serían un éxito en México porque él no tendría a un grupo con lenguaje tan soez en su programa. Visto está que, aunque poderoso, no era todopoderoso. Y bueno, se murió en domingo, como tenía que ser.

Justicia poética

Comienza la cuenta regresiva. Oficialmente, el jueves debería dejar mi despacho enorme y SIN ventanas para mudarme a cualquier otro sitio - idealmente a un despacho compartido, enorme y CON ventanas. Pero todavía hay incertidumbres, esto es, del nuevo despacho. Porque de que me voy, me voy.

No es mi intención - no me gusta la idea - dejar todo tirado. Sin embargo, creo que se tendrán que estacionar ciertos proyectos sobre mi escritorio porque, oh decepción, ya no hay sustituta para mí.

Resulta que la barbie rubia elegida por el Maniquí era una chica monísima y muy lista (sin ironías)... pero sin idea de lo que se trata mi trabajo. Vino finalmente a verme, comencé a hacerle el transpaso de cosas... y al otro día le habló al Maniquí para decirle que pues, iba él a disculpar, pero no estaba la Patria para estos cambios y le habían hecho una contraoferta.

Yo nada más me reafirmo en aquello de que hay un Dios que todo lo ve. He dicho.

20.11.06

Torcidas venganzas

Es muy feo eso de juzgar a la gente sin conocerla. A mí por eso no me gustan los currículums con fotografía: los humanos somos como somos y solemos establecer etiquetas al primer vistazo. El amable Maniquí volvió a enviar hoy la carta en la que informa con bombo y platillo que ha encontrado alguien para sustituirme. Tan lista, tan lista. Y ahora tan, tan guapa. Volvió a mandar la misma nota porque le enviaron una foto de ella - tan rubia, tan - y bueno, supongo que quería que todos la conociéramos.
Yo lo que sé es que tenía una cita con ella a las dos y media para hablar del puesto y no llegó. Habló a las cuatro para decir que estaba en una reunión. También sé que un día que fue a "entrevista" - el Maniquí ya me había dicho que se quedaba ella - estuvo enfrente de mí y no tuvo ni un buenas tardes. Y además sé que el enviar la foto tenía nombre y apellido. Sé que el Maniquí se quejó hoy de que ya no va a estar ahí para trabajar con alguien así de guapo. Dios, la tristeza. Supongo que le gustaría haberme echo llorar. Qué pena que yo tenga tantas otras cosas que me impiden enrolarme en sus vengancitas. Pobre, pobre Neroncillo.

17.11.06

Un día de furia

Ocho de la mañana con dos minutos. Mientras camino por el centro de L'Hospitalet hacia la oficina, suena mi móvil de empresa. Es el Maniquí. Está un poco, bastante histérico. Comienza por decirme que en la oficina todo es un cachondeo. Como sigue gritando, pongo mi mente on hold. Y trato de imaginarme que la oficina fuera un cachondeo en el sentido más mexicano posible. Argh. Regreso a escucharlo gritar. Leo entre su incomodidad que trataba de hablar con su secretaria sin éxito. Como a todo le digo que sí se calma. Al final, me dice el mensaje que buscaba comunicar en medio de su ira: que llegará tarde a la oficina y no tomará clase de inglés.

En el despacho, la gente se revoluciona. Yo trato de no pensar en ello. A media mañana, salgo a desayunar con mis compañeros. Usualmente tomo el café en un sitio en donde acabo oliendo a tabaco: hoy llueve y decidimos hacer una excepción y tomar café con churros... en la casa primigenia del Maniquí. Justo cuando nos terminan de servir el café, pasa. Masculla un "bon profit" y se va corriendo hacia la barra. R, que es muy bueno, va por él para que desayune con nosotros. Y le pega la bronca. Grandísima. Otra vez que si el cachondeo y la mano del muerto. Que tenemos 15 minutos para desayunar y no media hora. Blah, blah, blah. Se atraganta el desayuno. Nosotros terminamos tranquilos y nos vamos. Nos ve salir y paga despavorido. Estamos subiéndonos al coche y lo descubrimos corriendo hacia el suyo. Increíble, pero quiere llegar antes a la oficina. Nosotros nos adelantamos. Y llegamos antes. R. se queda estacionando el auto y el resto nos apuramos en alcanzar nuestros despachos. Me río. Tengo la sensación de que nos hemos hecho la pinta (hacer campana, dirían aquí) y el profesor encargado está a punto de pegarnos la bronca.

No me puedo quitar de la cabeza su imagen recargada en la barra, con su cabello verde que - además - está en franca recesión al más puro estilo franciscano. Si en lugar del saco (americana, que dicen aquí) tuviera una camisa blanca de manga corta, sería simplemente la copia al carbón de William Foster, personaje de Michael Douglas en Un Día de Furia (Falling Down). Y así va el pobre, pobrecito Maniquí, viviendo como dice el tagline de la película: "the adventures of an ordinary man at war with the everyday world".
Actualización: Su siguiente arranque fue intentar cancelarme mi viaje a Italia la próxima semana. Pero nada. Parece ser que mientras no le dé por convertirse en militar y cargar con él una pistola, tampoco es que sea tan peligroso.

16.11.06

El nombre del juego

Petros Markaris, escritor griego, tiene una serie de libros de novela negra protagonizados por el teniente Jaritos, que trabaja en los mundos oscuros de Atenas. El jefe de Jaritos tiene una manía: tomó un curso en el FBI y está convencido de que actuar como los detectives de las películas americanas y hablar en inglés lo hacen un excelente investigador. Claro está que eso de salir a la calle no se le da en absoluto.

El maniquí nunca ha tomado un curso en el FBI. Pero supongo que le hubiera encantado ir a Harvard. Y tomar un curso de management en lugar del vulgar de "administración" que le dieron en su universidad. Al igual que el jefe de Jaritos, está convencido de que es muy bueno. Que conoce el nombre del juego. Y también se dice un apasionado de la comunicación, sin tener ni idea remota de cómo gestionarla.

El problema es que no sabe que las cosas hay que decirlas a tiempo. En su momento. Sin permitir que tu alrededor se pudra de dudas. Pareciera que está buscando siempre el momento adecuado. Y se le pasa, porque el momento adecuado es cuando suceden las cosas.

Dicho esto, oficializo: me voy. Me alejo de las garras de los maniquíes de El Corte Inglés y sus cursos de management. Renuncié con la plena consciencia de que me hace falta luz natural y un aire menos enrarecido para no marchitarme. Claro que a veces extrañaré a algunos que siguen aquí, que se quedan a su merced un poco más. Claro que sé que los veré en otros sitios. Y al Maniquí, pues bueno... mis mejores deseos para que se sacuda las telarañas de la cabeza, rápido. En mi experiencia, los maniquíes - hojalateados y cambiados cada temporada - no suelen darse cuenta de que el tiempo y las condiciones cambian. Nadie se los avisa. Solitos se dan cuenta cuando pasan del aparador a la bodega, al archivo muerto. Y es un destino triste cuando creías que eras lo que venía para todas las próximas temporadas.

En defensa de la no intervención

México hizo una aportación muy importante al derecho internacional cuando en 1930 el entonces Secretario de Relaciones Exteriores don Genaro Estrada envío un comunicado a todos los representantes mexicanos en el extranjero. Este documento, conocido posteriormente como "la doctrina Estrada", define el principio de la no intervención de México en ningún asunto de los gobiernos extranjeros, no los juzga ni para bien ni para mal. La posición a nivel internacional de México en asuntos internos de otros países se limita a "mantener o retirar cuando lo crea procedente a sus agentes diplomáticos y a continuar aceptando, cuando también lo considere procedente, a los similares agentes diplomáticos que las naciones respectivas tengan acreditados en México, sin calificar ni precipitadamente ni a posteriori el derecho que tengan las naciones extranjeras para aceptar, mantener o sustituir a sus gobiernos o autoridades".

Nunca nos hemos metido en los asuntos de otros. No es correcto. No legalmente.

Hace una semana, saliendo de cenar, me encontré pegado en una pared un cartel que llamaba a una manifestación "en favor de los pueblos de Oaxaca y en contra de la represión criminal del gobierno mexicano". Dicha manifestación estaba convocada por una organización llamada AAPO - Asociación de Apoyo a los Pueblos Oaxaqueños. Arranqué el cartel y lo tiré a la basura. La asociación, por cierto, no existe en ningún otro sitio aparente más que ahí.

Hoy me entero por una nota de Reforma que Izquierda Unida, partido político español, anunció oficialmente que apoyará económicamente a la APPO para que mantenga la protesta en Oaxaca. Eso no lo puedo arrancar de la pared y seguir adelante.

Una sola pregunta: ¿por qué no meten la nariz en sus asuntos? Me parece muy bien que critiquen y editorialicen, pero no me parece que se inmiscuyan en problemas alejados a los suyos. No conozco un solo español de los "defensores de los movimientos sociales" que conozca la realidad mexicana bien, en toda su complejidad. Y no se pueden evaluar las realidades ajenas desde la parcialidad de la realidad propia. Defiendo de la no intervención. El señor Aznar ya hizo el flaco favor de ir a México a alentar a la gente a votar por Calderón. ¿No fue suficiente con que quisieran deportarlo para dejar claro que no nos sirven las opiniones "progres" emitidas sin un conocimiento profundo de la situación local?.

Los señores de Izquierda Unida se están poniendo en la misma posición que Hugo Chávez: opinan de algo que no les concierne. Pero eso de mandar dinero me parece absolutamente indignante. ¿Qué tal si alguien en cualquier lugar del mundo considerara a algún grupo como ETA reinvidicatorio de los derechos de los vascos y decidiera mandarles dinero para que continuaran con sus movilizaciones? ¡Vaya rollo que se montaría! No estoy diciendo que la APPO sea como ETA, en lo absoluto. Sólo que me gustaría que algunos partidos de este lado del mundo dejaran de ir de redentores pues no conocen las realidades profundas de sus supuestos redimidos. Respeto, por favor.

La moda de los presidentes espurios



¿Y qué? ¿Creían que sólo en México podíamos tener tres presidentes al mismo tiempo? Bueno, pues en Catalunya avui también hay tres "presidents": el que está en funciones, el "espurio" y el elegido por pueblo. Bueno... eso dice él.
Aclaremos una cosa. A diferencia de en México, donde las alianzas se tienen que hacer ANTES de las elecciones, en Catalunya - y en lo que se refiere a la elección del parlamento - las alianzas se pueden hacer después. El líder parlamentario recibe el nombre de President, que es algo así como el gobernador del estado. Uno, mexicano de democracia de representación directa, esperaría que el President fuera el líder del partido ganador de la mayoría de los escaños. Pues va a ser que no. Resulta que sí usté no ganó pero se conchava a otros cuantos para hacer un gobierno de unidad, pues se queda con la presidencia. Suena raro, pero es legal.
Entonces la historia sigue así. Don Artur Mas - el señor de la izquierda (que es de derechas conservadoras catalanas y se parece un montón al Lord Farquaad de Shrek) - y su partido CIU ganaron las elecciones. Pero el señor José Montilla - el de la derecha, que es del Partido Socialista Catalán y no se parece a ningún personaje de Shrek [¿o un poco al muñeco de gengibre?]-, se "juntó" con otros amiguitos y ahora ellos son la mayoría en el congreso. Ergo, aunque el señor Mas tuviera más votos por si mismo, ahora el señor Montilla tiene más votos en combo y va para President.
Hasta ahí todo claro. Pero resulta que el señor Mas está haciendo berriche - y era de esperarse. Ayer, en una conferencia de prensa, CiU dijo que Montilla no tiene "autoridad moral" para tener el puesto porque fue "derrotado" en las elecciones. Y agregaron - al más puro estilo mexicano postpostmoderno - que el señor Mas no será "jefe de la oposición" (título que se le había colgado hasta ahora) sino "el otro President de Catalunya".
¿Será que estamos asistiendo a una nueva moda de tener presidentes en doblete? Quién sabe. Por lo pronto, vaya este pedacito de surrealismo a los compañeros del Duque que se burlaron de él por ser el único ciudadano de un país que tiene tres presidentes. Touché.

15.11.06

El chino de ayer

A ciento cincuenta y dos pasos de mi oficina hay un restaurante chino. Tienen una pecera a la entrada. Un batallón de jóvenes que hablan un español falso (sólo saben decir las palabras del menú), atienden diligentemente a las mesas llenas de gente un minuto y vacias al siguiente. Sin embargo, tiene un encanto particular: si pides el diario, te dan el del día anterior. Y dentro de los cinco euros de la cuenta también se incluye un viaje al pasado donde todavía te queda por dormir una noche, no has hablado con tu jefe de ese tema crucial ni se te ha hecho tarde para entregar un proyecto. Es ayer.

Y lo mejor de todo es que no se parece a Groundhog Day, en donde Bill Murray despertaba una y otra vez en el mismo día. Lo mejor es que uno puede ir un día cualquiera y pedir que lo regresen al anterior. Es algo así como un templo budista al arrepentimiento con olor a arroz frito.

Pura inspiración ibérica

Mucho se ha hablado sobre los verdaderos orígenes de Star Wars y de sus personajes. Yo, por mi parte, me voy dando cuenta poco a poco que aquella Galaxia "muy, muy lejana" tiene su inspiración en la España del día de hoy. Por ejemplo, es obvio que la princesa Leia y sus chongos están inspiradas en las falleras valencianas. En cuanto al lenguaje que hablan Jar Jar Binks y el resto de los Gungans... hum... creo que podría estar inspirado en el catalán. Por lo menos en la traducción que se escuchó en lLatinoamérica. No tengo las frases en español más allá de "misa quiere a tu". Pero lea usted lo siguiente: "Les esquerdes eren massa perilloses". Ah, las fuentes de inspiración de los mortales.

14.11.06

Fotos de mi barrio

Por la calle Giralt El Pellicer, justo al costado del Mercat de Santa Catarina, hay un pequeño local en donde ofrecen "servicios de belleza". Los más publicitados son manicure, pedicure, depilación con cera - el servicio completo es más barato por las mañanas. Sin embargo, si el traseúnte se fija, también se lee el tarot. Mucho más interesante que leerte el Hola de la semana pasada.

Peek Preview

Hay gente a la que el cabello se le pone verdoso después de un tiempo... algunos rubios en decadencia, podríamos decir. No todos son decadentes - mi adorada Martha sufrió de ello cuando su adolescencia - pero el color es francamente raro. Por ahí alguien me contó incluso que existía una película llamada "El Niño del Pelo Verde". En fin, que me estoy yendo por las ramas.

Al maniquí se le está poniendo el pelo verde. Y no sé si decir que es por las presiones de la difícil vida del maniquí - qué difícil eso de estar en el candelero, qué difícil no poder voltear y darte cuenta de lo que está sucediendo a tus espaldas - o por que su "rubiedad" entra en decadencia junto con todo él. Hoy hablé con él para informarle de lo que las brisas marinas de Sitges me han ofrecido... me pidió que no lo hiciera oficial aún. Supongo que esperaré a mañana.

(Sólo pensar en la felicidad que implica una ventana junto a mi escritorio... Ah, la alegría).

Cuatrocientas velitas

Y, a pesar de los pesares, este blog cumple los 400 posts. Gracias, querido público, gracias.

8.11.06

La versión simpática de mi misma

A ella le gusta volar en aviones lowcost. Sonríe a toda costa y a todo bicho que se le presente. No contesta con acidez cuando le cuentan alguna historia improbable. Se peina. Todas las mañanas. Después de bañarse. Le quedan bien los pantalones cortados en la Comunidad Europea. Puede ser monísima cuando quiere y adora vestirse de rosa. Es fotogénica. No hace gestos, ni tiene arrugas en la frente. Se ríe de los chistes de los otros. No pone en evidencia a los imbéciles. No se queja de su vida. No tiene la cuenta bancaria tambaleante. No tiene gustos musicales "incómodos". Sonríe. Nunca se siente gorda, ni vieja, ni poco interesante. No tiene pesadillas con trabajos horribles en naves industriales horribles. No trabaja en una nave industrial horrible. Come cinco raciones de fruta y verdura al día. Se pone acondicionador. No tiene una cana que aparece en las mañanas más grises. Es verdaderamente poliglota. No tiene como jefe a una versión bizarra de un dependiente de El Corte Inglés. No le interesa ser encantadora: ES encantadora. La quieren las mamás de todos sus amiguitos y hasta los perros maltratados en las calles corren hacia ella. Tiene su agenda en orden. No le tiene miedo a las agujas. No le tiene miedo al futuro. Habla catalán. No tiene celulitis. No se le rompe el cabello. Seguramente ha publicado más de un libro, pero no lo dice. Tiene pretendientes, muchos, que no novios. No es feminista, pero va de individual. No tiene envidia. Y sonríe. Hasta que le duele la mandíbula. Y no es feliz.

2.11.06

Hay de premios a premios

El martes por la noche Vero me convenció de que era una buena idea ir a una fiesta de disfraces de Halloween. Para las diez de la noche, yo no tenía disfraz y lo que quería era ponerme a ver House - que me apasiona por borde. Pero comencé a rebuscar en mis cajones. Y encontré unos aretes de la Catrina (unas calaveras guapísimas) que compré hace años a un artesano en Puebla. Entonces pensé que quizá era una buena idea disfrazarme de Frida Kahlo. Me hice trenzas, las reuní por la parte de atrás de mi cabeza, me pinté las cejas, me vestí con ropa normal. Y temí encontrarme las ochocientasmil Fridas en la fiesta.

Pues no había ninguna. Y, al final, gané el tercer premio del concurso de disfraces de la noche. Me reí muchísimo. Creo que fue un premio espurio - es verdad que los organizadores eran mexicanos y apelé a su nostalgia -, pero era a aplausos (nada de voto por voto, casilla por casilla).

El otro premio, mucho más relevante, me lo da Alberto Chimal en su blog Las Historias. Cada mes, Alberto organiza un concurso de minificciones a partir de una imagen. La historia se puede leer en este link.

16.10.06

Ojos que no ven...

pancita llena de cosas. Hoy caminaba de regreso a la casa. Al pasar por una pequeña tienda, escuché un estruendo y un sonido particular: el de un spray. El chico encargado movía las cajas de papitas con un spray anticucarachas en la mano. Nota mental: no te acuerdes de esas cosas porque si no nunca más disfrutarás con una barra de pan fresco.

11.10.06

El Evangelio según Santa Sabina

Había una canción de los Santa Sabina - que hay que decir que a mí nunca me gustaron - de la cual me sé sólo la primera frase del estribillo. Sobre todo porque muchas veces se puede aplicar a mi estado medio. A saber, dice: "estando aquí no estoy".

Hoy bajé con el Maniquí - que sí vino a trabajar, quién sabe Dios porque designios y gracias - para hablarle de mi posible reincorporación al mundo estudiantil a través del doctorado. Me miró desde su altura (hoy también venía de jefe) y, siguiendo con el juego bíblico que tiene desde el viernes que iba de Mártir (sí, con mayúscula) me dijo que esa decisión, de flexibilizarme el horario, no podía tomarla él. Que tendría yo que esperarme a que regrese con su sustituto que piensa sacar del agujero negro que está detrás de la nave industrial donde trabajamos - digo, porque en otro lado no creo que encuentre un director general con libre disposición - para preguntarle a él. Esto es, hoy, en lugar de corderito, se convirtió en Pilatos que-se-lava-las-manos. Yo, como es mi costumbre, lo odié concienzuda, lenta, minuciosamente.

Entonces cuento las horas en retroceso. Muchas cosas por hacer, poco tiempo, poquísimas ganas. Le agrego un dolor de cabeza molesto como el ruido de tu vecino que tiene una bicicleta estacionaria en el estudio. Seguramente hoy me iré temprano.

Anuncios-avisos felices: Además de que estoy muy contenta porque voy a ver a mi adorado Bef la próxima semana, estoy más contenta porque el 4 de noviembre se va a presentar Gel Azul (del cual fuí lectora beta) en Dos Hermanas, Sevilla. Los que puedan, hayquir.

6.10.06

Y el resultado es...

Después de un ir y venir de información digno de novela de detectives [por cierto: hoy traigo mi camiseta de negra y criminal y todo el mundo se asombra] se confirma la duda, sí. El Señor Maniquí del Corte Inglés se va. Se va porque nos quiere. Bueno, eso dice. Eso dijo en su discurso de rendición. Algo así como la despedida después de perder las elecciones.
Después de anunciar que "hay que perder batallas para ganar la guerra" (vaya con las verdades de perogrullo), afirmó que nos deja porque prefirió inmolarse - como el borreguito que sustituyó a Isaac, hijo de Abraham (pobre inocente: él era musulmán-el borrego, digo); como Santa Eulalia (que la mató su padre, eh!); como la selección mexicana de futbol femenil (esa, a la que matan los descreídos)- antes de condenarnos a todos la pena eterna (me está gustando esto del tono biblíco). Porque nos quiere. Bueno, eso dice.
Lo cierto es que me queda una cierta satisfacción amargosa en la boca porque le dijeron algo así como "bueno, mira, tú NO eres el bueno, así que búscate la vida... pero ayúdanos a buscar uno más bueno que tú". No sé. Me parece un voto de confianza un poco extraño. Adiós, Maniquí Querido, adiós.

Bis1. Lo malo es que, mientras tanto, tendremos que seguir disfrutando de sus humos.
Bis 2. Una perla: Ayer llevaba una corbata de Boss. La había comprado en un aeropuerto, dijo. Y dijo que el nombre de la corbata - la marca esto es - definía su ser. Qué pesado.
Bis 3. No hay nada seguro en la vida. Menos mal.

5.10.06

De cómo los Smiths dan respuesta a las grandes preguntas de mi vida

Ja. Vaya con mis títulos.

Bef publicó en su blog este cuestionario-chismógrafo en el que uno debe de contestar preguntas "trascendentes" con títulos de canciones de un solo grupo. Yo, voy por los Smiths.

¿Eres hombre o mujer?
Wonderful woman

Descríbete:
Please, please, please let me get what I want

¿Qué sienten las personas cerca de ti?:
Bigmouth strikes again

¿Cómo te sientes?:
Handsome devil

¿Cómo describirías tu anterior relación sentimental?:
I know it's over

Describe tu actual relación con tu novio/a o pretendiente:
You've got everything now

¿Dónde quisieras estar ahora?:
Nowhere fast

¿Cómo eres respecto al amor?:
I started something I couldn't finish

¿Cómo es tu vida?:
How soon is now?

¿Qué pedirías si tuvieras sólo un deseo?:
I want the one I can't have

Escribe una cita o frase famosa:
Last night I dreamt that somebody loved me

Ahora despídete:
Is it really so strange?

Personajes

Hace apenas unas horas, en el metro, ví un hombre de esos de los que te gustaría guardar una fotografía, porque parecen tanto un personaje irreal que hay que escribirlos para que existan. Algo en él olía a vejez, a mente cerrada, a lucha contra lo distinto. No sé si eran sus mocasines negros, brillantes de los lados pero llenos de tierra de la punta. Quizá el pantalaón, también negro, perfectamente planchado y ya un poco brilloso del uso (casi pude imaginarme a su mujer, en bata floreada y con tubos, planchando incansablemente en una habitación pequeñita). Tal vez era la camisa: amarilla, como de un poliéster imitación de lino, de manga corta, abierta a la mitad del pecho. O la cadena de oro que coronaba el vello que sobresalía de la abertura.

No era rico. Era un currante como dicen aquí (ah, la clase trabajadora). Llevaba colgado al brazo una cartera de piel y abrazada, junto a su pecho, una carpeta también de piel negra (¿o era imitación?) y la edición de hoy del periódico El Mundo. Las prominentes entradas de su frente le daban la bienvenida a una incipiente calvicie. Era el prototipo del hombre de derechas, enojón, inamovible. No me atrevo a darle más calificativos: simplemente que su pinta me pareció perfecta para un personaje, que si creado por un escritor para un cuento, sería quizá poco creíble de tan impoluto.

4.10.06

Cajón de sastre

Cuando uno tarda más de una semana en renovar los posts, se acumulan las cosas. Así que bueno, perdón, pero van en desorden.

1. Por azares del destino, todos los días tengo que caminar por tres municipios de la Zona Metropolitana de Barcelona. Uno de ellos, l'Hospitalet (donde me bajo del Metro) celebra anualmente una de las "ferias" del cine porno más importantes del mundo. Hasta hace unos días, en un espacio dedicado por el Ayuntamiento a "anuncios de la comunidad", lucían unos carteles de actrices porno invitando lascivamente a los posibles visitantes de dicho festival. El lunes apareció una novedad: como habían limpiado el espacio - lo hacen cada fin de mes - ahora está copado por la imagen de un partido político. Con un slogan similar a "política al desnudo" sale uno de los miembros del partido absolutamente desnudo. Eso sí, se tapa sus partes nobles con las manitas. Quizá lo que quería era no desentonar y seguir con la norma. Pero bueno, la verdad, estaba mucho más buena la guerota (sic).
Actualización: Letras Libres España lleva un artículo al respecto del cartel. Es posible leerlo aquí.

2. Vodafone, una compañía de telefonía celular, acaba de acertar con el mercado inmigrante. Su nueva campaña, de tarifa fija y barata para llamar a cualquier país del mundo, tiene en pantalla a gente joven, pluricultural, contenta. Qué bueno que el colectivo inmigrante en España también puede ser cool, es una buena señal: ¿o será que ya son inmigrantes los que están haciendo los anuncios?

3. Desde esta semana, en Inglaterra es ilegal discriminar a la gente por motivos de edad al momento de hacer contrataciones. No se vale más aquello de: "Buscamos jóvenes emprendedores". ¿Y también a un postjubilado le van a pagar un sueldito de becario?

4. La revista In Touch, una de esas de chismes de alta tensión, corona esta semana su portada con tres mujeres que no son "esclavas de la báscula". Y yo también aplaudo a Beyoncé, Scarlett Johansson y a Paz Vega. Qué alivio para las que no somos espiritiflaúticas.

5. Los gallegos tienen un tono de voz muy especial, muy dulce, muy cantado. En los últimos días se me cruzan en todos lados y los reconozco. Lo que no sé es si los reconozco porque son muy notorios o porque cada vez me hago más a los usos y costumbres de esta catalana tierra.

6. Hablando de usos y costumbres: el fin de semana estuve en Madrid. Y cada vez que voy me sorprendo más de la diferencia, de la forma en como han crecido separadas Madrid y Barcelona, como hermanas que compiten todo el tiempo. Dice el Duque que es igual en México con Guadalajara, México o Monterrey, que todas compiten y son distintas entre sí. Pues supongo que sí. Pero en el fondo, yo me siento tan mexicana como una regia, a pesar de ser tapatía. Y al ver las diferencias, entiendo porque tantos catalanes no se sienten madrileños. Sabe.

8. El veranillo de San Miguel es una situación metereológica que sucede a mediados de septiembre y principios de octubre. Después de que el clima empieza a ponerse como agosto en Guadalajara - lluvioso y un poco frío -, el clima mediterráneo decide volver a calor loco de verano. La gente aprovecha los últimos días en la playa. Yo, me fuí a Madrid.

9. Hay una canción de Sabina en la que cuenta que iba todas las semanas a El Rastro, en Madrid. Ya sabía yo que era un mercadillo, pero por alguna razón extraña pensé que era más sofisticado. Pues no. Me perdonarán la referencia localísima todos los no-tapatíos, pero fue como ir al Tianguis de Santa Tere. Y no compré nada. Una sola cosa: no venden rusas (de refresco) y en lugar de mariacheros o grupos norteños hay mujeres con organillo. La fauna local. Por ir al Rastro me gané el odio contenido del Duque, que quería ir al Museo Thyssen. Sí, sé que es importante. Pero es que la fauna local...

10. Esta semana un hombre entró en una escuela Amish a matar niñas. Qué cabrón. Qué loca está la gente. Qué miedo.

11. La semana pasada se murió Lula, la gata de la librería Negra y Criminal de BCN. Yo debí de haber escrito un epitafio antes, pero soy muy cabezota. Era una bola de pelito blanca, cariñosa, linda. Sabía cómo hacerte sentir en casa. Paco, dueño de la librería, cuenta que le gustaba dormir en las cajas de los libros, pero nunca los dañaba. Yo supongo que pasaba largas horas de lectura cuando nadie la veía. Espero que Lula ahora sea una detective maravillosa y con todos los honores en el cielo de los gatos.

12. Incertidumbres: no sé si quiero inscribirme al doctorado, si tengo suficiente dinero, si quiero casarme o comprarme un perro :D. Certidumbre: Voy a México en diciembre. Qué ilusión.

Extra: Anoche fuimos a concierto de Cerati. Es un divo divísimo. Pero qué bueno es. Descubrimos una cosa: si algún maloso de migración hubiera puesto a un policía de migración afuera de la sala Bikini a revisar papeles, probablemente la mitad de latinoamérica hubiera vuelto a casa amigablemente invitada por las autoridades españolas. Probablemente había catalanes, pero se podrían contar con un par de manos. Cuando fuí a comprar los boletos, el chico me dijo: "No, a ese señor no lo conozco... no hay ningún concierto de él". Pero sí había boletos. La ignorancia - afortunadamente - no hace desaparecer las cosas ni las modifica porque si no... ya me veo a mi misma con look de Frida Kahlo y al Duque con bigotazos de Zapata, porque no, "ustedes ni parecen mexicanos". Chale. Pues sí somos.

Últimas noticias

Pues parece que el maniquí se va. Y no precisamente de regreso a las fauces de El Corte Inglés, de donde parece haber salido. No. Se va con alguien que sabe pagar su buen gusto y su manera de argumentar. Bien por el maniquí. Supongo.

Lo cierto es que - como buen maniquí - no ha dicho nada. Y entonces genera a su alrededor, a su paso y sin él, una serie imposible de rumores que ahora revolotean como mariposas de colores por todos los despachos, por el almacén, por las cabecitas de los agentes comerciales en cada esquina de la península ibérica.

Ahora, como telenovela, a esperar el próximo capítulo.

28.9.06

Tres notas del periódico

Corro, para esconderme no sé de qué - o alcanzar a terminar cosas que en realidad no me queda muy claro para qué sirven. Lo cierto es que además de facturas y pendientes oficinescos, se me acumulan sobre el escritorio recortes de periódico sobre los que quiero decir algo. Así que, en resumen:

- Yo también estoy de acuerdo con Ángela Merkel (aunque sea esdrújula): muy mal que la Deutsche Oper de Berlín haya cancelado la ópera Idomeneo de Mozart porque, como aparecía una cabeza degollada de Mahoma - junto con otras de Buda y Cristo - en el escenario, no fuera a ser que las "fuerzas islámicas" se pusieran locas y comenzaran otra Yijad. Desde donde yo lo entiendo, el terrorismo implica lograr que la gente viva con terror. Eso, cancelar una ópera para no herir sensibilidades, es tener terror. Muchísimo. Y no creo que se valga que les concedamos a los señores islamistas radicales (que no todos los islamistas son agresivos, mire usté) ese tipo de temor. He dicho.

- Los guapísimos y monísimos y modelados por Mattel Príncipes de Asturias (¿a poco no podrían venir en una caja de Barbie? "Barbie Letizia: se transforma- periodista y princesa. ¡Viene con su príncipe! ¡Pídela esta Navidad!") están embarazados otra vez. Y los medios españoles revolucionados por la Ley Sálica y que si doña Leonorcita - mira que Leonor es nombre de persona mayor - no podrá ser reina (ya que se muera su padre, esto es, si es que sigue entonces en pie la monarquía). Qué cosas estas de vivir en la Europa Culta.

- Según el periódico ADN y su "consejo de expertos" (la ministra de cultura, dos editores, un filósofo, un periodista y dos escritoras) los diez libros que uno tiene que leer antes de cumplir los 18 años son:
  • Las aventuras de Huckleberry Finn, de Mark Twain
  • La Isla del Tesoro, de RL Stevenson
  • Peter Pan y Wendy, de JM Barrie
  • Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carrol
  • La Odisea, de Homero
  • Romancero Gitano, de Federico García Lorca
  • Cuentos Completos, de Hans Christian Andersen
  • El guardián entre el centeno, de JD Salinger
  • Cumbres borrascosas, de Emily Brontë
  • El extranjero, de Albert Camus

Cuatro notas sobre la nota

  1. Fuí una adolescente inculta para todos ellos. Qué triste.
  2. La gente de ADN está loca. Cuando uno lee las opciones que dieron todos los involucrados, se da cuenta que la selección final estuvo hecha así, como a mano alegre. Digamos que fueron los que más le gustaron al editor.
  3. ¿Realmente creen que uno se tiene que leer "El guardián en el Centeno", "La Odisea" y "El extranjero" a los 15 años? Puf. Y luego se pregunta uno porqué la gente joven no lee.
  4. Prometo escribir mi propia lista de los diez indispensables. Y coinciden poco, adelanto.

26.9.06

Motores fríos

Cuando era niña, había anuncios de la Secretaría de Medio Ambiente en la que pedían que no "calentaras" los motores de los coches en la mañana para evitar la contaminación. Hace casi una hora que llegué a la oficina y he hecho un par de tonterías, sólo. Algo le pasa a mi cerebro que no arranca. O no quiere arrancar.

Ayer estuve tirada al sol con el Duque y Laurence. Mientras el Duque intentaría hacer volar una cometa de 1€ (bastante mala, con muy poco éxito), nosotras hablábamos de cosas de adultos: noticias, viajes, olvidos. Y resulta que el sol de Barcelona, el sol de otoño que insiste en irse, es quizá la mejor terapia para los dolores de corazón: los cicatriza rápido, sin tiempo de pensar en ello.

Vimos Alatriste. Yo, que no había leído las novelas - y no pienso hacerlo -, la encontré un poco sosa. Pero aún al salir no estaba segura si me había gustado o no. Hubo algo que me gustó, aunque triste: la escena en la que un envejecido Alatriste (a mí sí me gusta el casting de Viggo Mortenssen) entrega a su antigua amante un carísimo collar. Ella está muy enferma, en un hospital de sifilíticas. Él llora, arrepentido, por no haberse quedado con ella en su momento. Y llora. Y es bueno que llore. Por lo demás... hum, pues no lo sé. Se aceptan críticas.

Me voy a trabajar. Que toca.

20.9.06

Complemento del bautizo



A todos aquellos que quisieron ver alguna vez el terror reflejado en mis ojos... resulta que es muy fácil. Sólo hay que subirme a un Fórmula 1. Fotografía complemento de este post.

60 días después

Mi nariz es la misma. Quizá un poquitín más gruesa, pero es que sigue hinchada. Y, según la doctora que me operó, seguirá durante por lo menos un par de meses más. Regreso a la oficina. Me dedico a limpiar los papeles que no sirven más. Tengo una sensación de término, de fin de ciclo... quizá el fin de ciclo de mi baja. No estoy orgullosa de lo que hay. Ni de lo que viene. Las aguas se preveen turbulentas. A mí alrededor, las voces suben y bajan dejando entrever que algo no está bien. Pereza. Caos. Yo quisiera irme. Pero a otro trabajo. Eso de estar en mi casa sólo me deja un poco más tonta de lo normal.

13.9.06

La becaria

Comenzó con el anuncio de la visita de los holandeses. Un correo electrónico pedía que tuviéramos las oficinas y el almacén en las mejores condiciones posibles porque venían los nuevos jefes. Una semana antes comenzó la danza de la simulación: tira lo que antes era importantísimo, limpia lo que hace años no movías. Y en tanto movimiento, ellas salieron. Enormes. Grises. Salieron espantadas entre las cajas del fondo, enormes. Miguel decía que eran inmensas, del tamaño de un brazo.

Cuando me lo contaron, yo lo recibí como una leyenda urbana. Parecía que cada vez que alguien las invocaba crecían más o se volvían más feroces. Como cuento para niños. Aparecieron por primera vez un jueves. Para el viernes, las bromas habían desterrado al terror inicial. Pero pasó el fin de semana. Y llegó el lunes.

Como todos los días, prendí la luz. Algo había cambiado. Dirían los jedis que había algún tipo de perturbación en la fuerza. Curiosamente, tuve como una ceguera parcial: era obvio que alguien – o algo – había estado ahí. Pero no quería verlo. No quería percibir el caos reinante en mi escritorio. Ni la ausencia de mi manzana. O el camino de tierra que salía desde mi maceta (tengo una planta que me acompaña) hasta el suelo. Todo era raro. Pero lo más raro de todo fue cuando descubrí que Guillemette no estaba.

Guillemette es un cactus regalado por su homónima, una querida amiga que vive en Lyon. Me lo compró para alejar las malas vibras del escritorio. Apenas una semana atrás un día me había sorprendido con unas pequeñísimas flores lilas. Y ahora no estaba. Al comenzar a buscarlo por detrás del escritorio, descubrí más caos. Demasiado caos. Y unas cosas que no parecían precisamente pequeños pedazos de chocolate.

Encontré a Guillemette tirado detrás del escritorio. Y entendí que había tenido un visitante. Entonces, todo comenzó a ser claro. Los pedacitos de algo negro eran seña que además había descargado su estómago. Después de comerse mi manzana. Y pasearse por escritorio. Y – deseé – espinarse con el valientísimo Guillemette que, en la lucha, había terminado en el suelo.

La señora de intendencia, Amable (nombre propio, además de característica), limpió de nuevo y más o menos a consciencia mi escritorio. Más o menos porque la verdad es que yo nunca he confiado en que limpie nada a consciencia. Pero intenté pensar que todo estaba bien, que nada había pasado, que el visitante había entrado atraído principalmente por la manzana que dejé el viernes. Todos dijeron lo mismo. Que había dejado comida. Se les olvidaba que durante todo el invierno yo había tenido una bandeja llena de dulces y nunca, nunca había sido atacada… con excepción de por los humanos que pululan por la oficina.

Logré olvidarlo. Llegó el martes. Cuando encendí la luz, todo estaba bien. Comencé a trabajar con la sensación de que alguien más estaba ahí. Me tranquilicé a fuerzas. Escuchaba ruidos, pero estaba casi segura que eran mis nervios. Sólo mis nervios. Puse música. Seguía escuchando ruido. Algo que se movía. Abrí un cajón. Todo parecía en orden. Abrí otro cajón. Había un poco de caos. Lo cerré. Seguí trabajando. Y el ruido seguía ahí, poco a poco. Volví a abrir el cajón medio de mi escritorio y me brincó encima. Era un ratón joven, creo, por el color de su pelaje. Medía casi veinte centímetros. Todavía, meses después, puedo sentir sus patitas y su peso en mis piernas. No supe si me había asustado o no. En ese momento. Un minuto después, cuando Lisa gritó y el ratón salió corriendo por las escaleras me di cuenta que sí que me había asustado.

De eso hacen varios meses. Duré un par de días nerviosa – todavía a veces lo estoy. Asqueada. Siento que mi oficina es un sitio sucio y extraño. Incluso alguna vez pensé que se podría hacer una demanda por emotional distress o cosa similar.

Un par de semanas atrás, iba caminando con el Duque por las calles de Gràcia. Nos dirigíamos al cine y de pronto vi moverse cerca de una tienda abandonada a un ratón muy similar a aquella “becaria” que vivía en mi escritorio. Temblorosa, me detuve y le di un tirón de brazo a Flavio. “Mira”, fue todo lo que pude balbucear…helada. El Duque dio voces, asombrado. El ratón se percató de nosotros y salió corriendo.

Ahora tengo miedo de regresar a la oficina. El temor a encontrarme con otra rata incluso supera la pereza de lidiar con la peor parte del trabajo o de hablar con los clientes más bordes. O me puedo estar engañando: la rata aquella puede ser un cautionary tale que me dice que no tengo nada que estar haciendo aquí, que más vale cambiar pronto porque lo que se guarda como sorpresas en esta empresa no parece nada agradable. Es tiempo de cambios. Ojalá.

6.9.06

Ah, las erratas


El día de hoy, el diario gratuito ADN amaneció con una errata en portada que, para mí, garantizaría un buen jalón de orejas. Sin embargo, aceptémoslo: la política mexicana en España es sólo anecdótica... no les podría importar menos.

Como dándole la razón a López Obrador & Co., el diario publica que "Vicente Calderón gana en México". Ah, el horror. Luego dice que el primo López Obrador no quiere aceptarlo y no lo dejará tomar posesión. ¿Por qué no me sorprende?

Cabe decir que la nota interior es correcta. Cuidado con los jefes de cierre disléxicos. O extra socialistas.
Chale.

5.9.06

Lo cantado, cantado está

No soy analista político. Y sin embargo no pronostico unos días muy tranquilos en nuestro querido país. Felipe Calderón es ya presidente electo de acuerdo al Tribunal Electoral. Señor: que sepa que los que votamos por usted (y los que no lo hicieron) lo estaremos vigilando muy de cerca. Que queremos que se incluya a los menos favorecidos en los programas de gobierno. Que queremos un ambiente de paz y cordialidad en nuestro país. Que queremos que nuestras empresas crezcan y estén cada día mejor. Sí, lo felicito. Pero ante todo, póngase a trabajar.

4.9.06

Inesperado bautizo

Hay una cosa que sé con seguridad: no pagaría por volverlo a hacer. Me duelen las piernas, los brazos y la espalda. Y sólo de acordarme la sensación en la primera curva... hum... interesante... creo que ahora me volvería a subir a las montañas rusas. Algo bueno tenía que tener un inesperado bautismo en una fé que no profeso.
La culpa en el fondo es de mi jefe quien - estoy segura - hubiera aceptado gustosísimo y sin chistar subirse al aparato en cuestión. Nunca entendí que fué lo que pasó, si alguien canceló o simple y sencillamente no había nadie apuntado. Y acabé subida en un Fórmula 1 dándole tres vueltas al Circuito de Montmelò.
Ojo, yo no iba al volante. Existen unos coches especiales, unos triplazas de Fórmula 1 que se utilizan para entrenamientos y, en otros casos, para poner al frente de la sensación de la velocidad a alguien que no podría hacerlo por mi mismo. Mi compañero de viaje, un hombre llamado Antonio, estaba parapléjico. Sus hermanos lo llevaron y le hicieron gran fiesta al subirlo al Fórmula 1. A mí, que estaba ahí atendiendo a unos clientes de la sacrosanta promoción (fiú, el alivio del final), Fabrice - uno de los chicos de la organización - me habló casi a hurtadillas. En francés me dijo que me tocaba subirme. Se río mucho cuando miró mi cara de interrogación y me preguntó que si no me gustaría subirme, que era mi oportunidad.
Una cosa me quedo clara incluso en el momento de más miedo: yo nunca iba a pagar por eso y era poco probable que se me presentara otra vez la oportunidad. Entonces dije que sí. Después me enteré que el puesto ya se lo habían ofrecido a una chica de dentro de la organización, quien lo había rechazado con horror. "Es que me da mucho miedo la velocidad", me dijo mientras me miraba abrocharme el mono. Claro, pensé, como si a mí me gustara mucho.
Lo peor es estar esperando el arranque y llegar a la primera curva, porque es una aceleración continua desde cero. Sí, cerré los ojos. Y cuando sentí que me salía del carro casi quise gritar... pero no quería poner nervioso al piloto que llevaba mi vida y la de Antonio atadas a sus frenazos y aceleraciones. Como regalo especial para él, en lugar de dos vueltas al circuito, dimos tres. Sentí alivio cuando comenzó a frenar pero también una nostalgia un poco idiota: en el fondo, creo que me hubiese gustado una vuelta más.
Y ese es el cuento de cómo esta niña miedosita se subió a un Fórmula 1. Qué bien. Ahora vendrán más montañas rusas.

3.9.06

¿Quién dice que leer no sirve para nada?

A veces recuerdo con un cierto dejo agridulce las tardes de mi infancia en el verano, donde recibía algunos regaños por haberme pasado todo el día leyendo, tirada en mi cama. Los diálogos sonarían más o menos así:
- ¡Deja de estar de floja y ponte hacer algo.
-Estoy leyendo.
- Por eso... ponte a ser algo de provecho.

Además de las miles de razones por las que sé que leer es hacer algo de provecho, ahora hay más. Sobre todo si uno tiene entre 16 y 24 años. En México, Punto de Lectura está haciendo una promoción de becas para lectores juveniles. El asunto es que si uno lee y completa encuestas en su red entra a un concurso de becas en el que se les dará 1500 pesos mensuales durante el 2007 (algo así como 100 euros). A mí me parece muy interesante. La liga a la promoción está aquí.

Resumen de lectura

En las últimas tres semanas me he leído, a saber:

- Lunar Park de Bret Easton Ellis. No lo puedo creer, no lo puedo creer, no se lo puedo creer. Fue mi escritor favorito durante mucho tiempo y American Psycho sigue estando entre mis libros de cabecera pero... otra vez tengo la impresión de haber sido estafada.
- Satisfaction de Alina Reyes. Libro erótico muy divertido y recomendable, editado por La Sonrisa Vertical. La autora es francesa y habla sobre una pareja de white-trash. Interesante, sí. Hacía mucho que no leía erótica y fue refrescante.
- Cómo ser buenos de Nick Hornby. Mi nuevo autor preferido de todos los tiempos me sigue pareciendo divertidísimo. No sé si me gustó el final, pero habrá que releerlo. Yo quiero aprender a escribir libros de 300 páginas que se pasen como agua. Creo que este también tiene amplias esperanzas de convertirse en película como sus anteriores High Fidelity y About a Boy.

En proceso:

- Emily L. de Marguerite Duras.

(Qué bonito es tener una credencial de las Bibliotecas de Barcelona y poder leer tooodo. Muy feliz. ¿Alguien me querrá pagar a mí por leer?).

A las pruebas me remito.

El viernes el Duque no pudo dormir. Había visto la noticia de la toma de la tribuna en la Cámara por los perredistas y la no entrega del informe. Esta mañana, al solecito de Barcelona, leemos la opinión de los diarios locales. Ya el NYT había descalificado (ver el post anterior) las locuras del tío Andrés Manuel y lo había llamado a la cordura. Hoy El País - que por su orientación de izquierdas también en algún momento lo apoyo - remata la faena con este editorial. Y como dice el título de este post... me remito.

Único aclaratorio: encuentro con horror en varios diarios europeos que llaman a don López sólo por "Obrador"... ¿y eso qué significará?

EDITORIAL
El exceso de Obrador

EL PAÍS - Opinión - 03-09-2006

El candidato izquierdista a las elecciones presidenciales mexicanas Andrés Manuel López Obrador, no sólo ha perdido la cita con las urnas de julio, aunque por el muy estrecho margen de votos del 0,58%, sino también todo grado de mesura y madurez política y, cada vez con mayor seguridad, toda posibilidad de volver a ser candidato a la jefatura del Estado de un país serio con la historia, el peso y la dignidad de México.
El espectáculo ofrecido el viernes en el Parlamento mexicano por los miembros del Partido de la Revolución Democrática (PRD) de López Obrador al impedir físicamente al saliente presidente de la República, Vicente Fox, que leyera su informe anual del Gobierno es un paso más del líder izquierdista hacia su fracaso y automarginación de todo proceso democrático en el futuro. El daño que López Obrador está infligiendo a la izquierda democrática mexicana es incalculable. Las últimas encuestas revelan que de celebrarse hoy elecciones, aquel exiguo medio punto de ventaja obtenido por Felipe Calderón podría ser ahora de 12 o 13 puntos.
Quien, como hizo López Obrador el viernes, manda "al diablo las instituciones" y las tacha a todas de caducas, corruptas e inservibles, se descalifica para presidirlas, y no sólo en este mandato que el voto le ha negado, sino también en los futuros. México ha luchado mucho por el crecimiento, solidez y mejora de sus instituciones democráticas como para sacrificarlas por la obcecación de quien parece presa de puro resentimiento. Lo que intentó en un principio con concentraciones callejeras, bloqueos urbanos, amenazas a los jueces e intimidaciones a la junta electoral ha acabado, fatídicamente, en un acto de coacción contra la cámara parlamentaria y el presidente saliente. Ningún país democrático quiere ver su Parlamento, donde reside la soberanía popular, rodeado de miles de agentes de seguridad, como sucedió el viernes en previsión de incidentes, pero eso no justifica, como pretendieron los diputados del PRD, el boicoteo sufrido por el presidente Fox, que tuvo que abandonar la cámara sin poder ejercer su derecho y deber de exponer su último informe de Gobierno, algo insólito en la democracia mexicana.
La deriva antisistema a la que parece haberse entregado ya definitivamente López Obrador no puede poner en peligro las instituciones democráticas mexicanas ni la madurez de una ciudadanía volcada en la lucha por la modernidad, el progreso y el respeto a las leyes. Se equivoca el candidato izquierdista cuando intenta evocar fantasmas del pasado al sugerir tentaciones represivas del Ejército o la policía mexicanos. México quiere estar a años luz de aquellos escenarios. Precisamente el comportamiento -impecable en su eficiencia, moderación y criterio- en estos dos meses de todos los estamentos e instituciones, incluidas las armadas, revela lo inútil del insensato populismo radical de López Obrador. El Tribunal Electoral ha fallado que ha perdido las elecciones. Su desmesura está fuera de tiempo y de lugar en el México moderno.

1.9.06

Fin de agosto

Reinició el tiraje de los periódicos gratuitos. El metro va lleno por las mañanas. Y la gente, regresa a su eternísimo ceño fruncido - las españolas son guapas, pero se ven viejas: parece que sufren de manera permanente. Se acabaron las vacaciones.

A pesar de que el agua del mar está en su momento óptimo, las playas ya están desiertas. Ya no están en modo verano. La gente trabaja, se estresa, se grita. Y los turistas siguen llenando las calles. Pero los barceloneses ya no descansan, ya no. Abandonan la playa. Como si lo mereciera.

Yo, en cambio, sigo los consejos del médico: me voy a bañarme a las poco profundas aguas de la playa de Bogatell. Algunas noches, la marea está más alta y el mar me pasea, de un lado a otro, sin que yo tenga opción. Salgo del agua cansada, con hambre, contenta. Mi piel se duele de la sal. De regreso, la vida tiene otro color. Ojalá que siga estando igual este mes de septiembre.

29.8.06

Ni contigo ni sin tí

El tema político en mi adorado país se ha vuelto tan escabroso que ya no queremos ni tocarlo. Las posiciones tan encontradas (y enconadas) nos ha convertido en un país enojado, dividido y desconcertado. ¿Qué hacer? ¿A dónde ir?

Cuando todo falla, uno quiere creer en algo. Sentir que todavía hay algo en lo que creer. A mí me sucedía con el IFE. La primera elección en la que pude emitir mi voto fue la elección del cambio de gobierno después de 70 años. Y confío en un sistema absolutamente ciudadano para contar los votos. También sé que puede haber errores humanos. E incontables fraudes con nombre propio (el embarazo de urnas, etc). Sin embargo, hay un detalle de lógica que se les olvida a los que aseguran que hubo fraude en la actual elección.

Para que un fraude sea fraude, cuando yo quiero que alguien gane a toda costa, no le chiquiteo los votos. Se los pongo todos. ¿Qué necesidad hay de ponerlo en duda, de dejarlo con tan poquito margen? ¿O qué, intentaron hacer fraude y luego se arrepintieron, por eso hay pocos votos de diferencia? La verdad es otra: la verdad es que había un voto dividido. Sí. Pero en México se gana por un voto. Uno solito. El chiste es que las cámaras - en donde el PRD está bien representado, por cierto, y cuyas elecciones sospechosamente no se impugnaron - no sean de mayoría absoluta y permitan así el diálogo y la defensa de todos los intereses de los mexicanos, por distintos que sean.

Pero a don Andrés Manuel no le basta. El quiere ser presidente - quiere su lancha, quiere su lancha, quiere su lancha. Eso de perder por un voto vale si el que pierde es Calderón. Si el que pierde es él se llama "usurpación". Y ahora, dice, ya decidió que se va a autonombrar presidente porque no es justo que le quiten la silla. Chale. Me recuerda a las niñas ricas que lloraban hasta que sus papás compraran todos los votos a fin de convertirlas en reinas de la primavera.

Hoy hasta el New York Times, que defiende al PRD por ser considerado "izquierda moderada" (¿eso existe en México? ¿de verdad?) ya hace un llamado en su editorial a la cordura. Y es un llamado fuerte. Aunque continua diciendo que está muy mal que Calderón no haya pedido el recuento - eso, señores, era quitarle todo su valor y confianza al sistema electoral mexicano - y que diga que puede gobernar sin el PRD - ¿de verdad dijiste esto, don Felipe? ¿qué pasó con la idea del gobierno incluyente? -, ya le dice directamente a López Obrador que se deje de jaladas. Que está, literalmente, de quejica (¿quejoso?) berrinchudo.

Me permito dar mi propia traducción del artículo porque creo que es interesante. Es muy interesante que el diario gringo que le prestó sus páginas editoriales para que lanzara consignas le dija: "ástese quieto". Digo, nada más es cuestión de escuchar, don Andrés Manuel. Chance y ya se le pasaron a usted de tueste sus arguendes.

Yo apoyo la decisión del Tribunal y abogo por un gobierno plural e incluyente. No quiero a mi país convulso un día más. Basta. Por favor.

El Recuento de México
(artículo editorial publicado en el NYT del 29 de agosto. Traducción de Ana Cinthya Uribe)

Durante ocho semanas, Andrés Manuel López Obrador ha hecho de su reclamo de fraude electoral la base para lo que amenaza en convertirse en una protesta permanente de la elección presidencial en México. Ayer, el tribunal electoral de México desechó las bases de sus reclamos. En un recuento del nueve porciento de las casillas, los jueces no encontraron evidencia de fraude generalizado, pues los errores existentes cambiaban muy poco los resultados.

El tribunal electoral aún no ha declarado que Felipe Calderón, del partido gobernante Acción Nacional, sea el próximo presidente de México. Tiene hasta el 6 de septiembre para pronunciarse sobre si el presidente Vicente Fox y algunos grupos empresariales interfirieron ilegalmente en la elección. Nadie debe pedirle al señor López Obrador que ceje en su empeño antes de que se dé a conocer el dictamen. Pero es tiempo de que él termine con sus protestas y se comprometa a respetar la decisión final del Tribunal.

El señor López Obrador, quien está detrás del señor Calderón por menos del 0.6 por ciento de los votos, asegura que él ganó en realidad y ha prometido hacer ingobernable el país hasta que su reclamo sea reconocido. Sus seguidores han establecido campamentos que han paralizado partes de la Ciudad de México. El señor López Obrador argumenta que sólo un recuento total podría haber sanjado la cuestión. En un país donde el fraude electoral solía ser una rutina, un recuento total hubiera sido de hecho lo mejor.

Pero en este caso parece ser que el voto fue realizado de manera correcta, y se está llevando a cabo un proceso claro y completo para analizar las quejas. El tribunal electoral es respetado e independiente. La continua insistencia del señor López Obrador al respecto de que le robaron ahora suena como a un berrinche. Si no desiste, su partido, ahora el segundo más grande del país, deberá decidir si es que la organización es más grande que la persona y si su rol es como oposición dentro - no fuera - de los procesos democráticos.

Sin embargo, el señor Calderón también tiene que dar la cara. Erró en oponerse al recuento. Y aunque sus asesores insisten en que no necesitan al Partido de la Revolución Democrática para gobernar de manera efectiva, eso es un error. El señor Calderón tiene menos del 36 por ciento de los votos y su partido no alcanzó la mayoría ni en la Cámara de Diputados ni en el Senado. El país está divido por clases y geográficamente, donde los ricos estados del norte apoyan al señor Calderón y el sur empobrecido mira hacia el señor López Obrador.

Incluso en el caso de que pudiera gobernar por él mismo, el señor Calderón estaría haciendo política en una caja de ecos para la élite mexicana. El señor López Obrador tiene fallos que aparentemente le impidieron llegar a la presidencia. Pero esto no quiere decir que los millones de mexicanos que se sentían representados por él deban permanecer en el silencio.

25.8.06

Ojos en Barcelona I





Ahora pondremos nuevas entradas sólo visuales. Si yo salgo a mi terraza y miro hacia abajo... esto es lo que veo.

Lo que encuentra uno en las bibliotecas

Acabo de leer Le Monde Diplomatique. Dice el artículo de portada de la versión en español que el fraude electoral cometido en México sólo tiene parangón si se le compara con el cometido en Ucrania hace unos años. Que no se pueden explicar como nadie en la comunidad internacional reacciona como lo hicieron entonces… pero claro… es que México es un territorio de intereses para los grandes capitalistas de nuestra era entonces nadie dirá nada del vergonzoso suplicio al que ha sido condenado López Obrador. Nadie, porque les conviene que las cosas vayan así.

Cuenta el articulista de portada como herramientas del control gubernamental como Televisa y Tv Azteca han hecho – sin éxito – una campaña de abatimiento al señor López Obrador, quien ha aguantado como un campeón estas y otras injurias - ¡qué digo injurias! ¡incontables levantamientos de falsos! – como cuando quisieron juzgarlo y quitarle su protección por haber desatendido un juicio que concernía a la construcción del ingreso a un hospital.

Lo triste de que lo diga Le Monde Diplomatique es que es LMD. Y que nadie tiene porque cuestionarle lo que dice. Y que está en portada. Ilustrado con una calavera de Posadas. Claro que LMD no habla nunca de la corrupción al interior del gobierno de la Ciudad de México, que dirigía el injustamente-tratado, sólo-comparable-a-mártir-de-la-democracia López Obrador. Ni de los 80 mil pesos que ganaba su coger cuando el sueldo mínimo era de tres mil. Ni que la orden que desobedeció y que dio el permiso por sus pistolas de construir el acceso a un hospital está relacionado con uno de los nosocomios más caros de la Ciudad de México, conocidos por su vocación de atender a la oligarquía de la que él tanto reniega. Pero claro. Es LMD. Y quién puede decirle nada.

Mi querido V., gran ocupante de mi corazón, está en el hospital. Se cayó y rompió el fémur y la mano. Voy a visitarle de vez en cuando y hablamos de Líbano, de Israel, de las guerrillas, de la cristiana, de la pornografía en los medios… y ya no hablamos de México. “La verdad es que yo ya no entiendo nada”, me dice, una y otra vez. Yo tampoco, V. Y dudo que mucha gente entienda algo.

Nota: me he venido a trabajar a la biblioteca que está a unas cuantas cuadras de mi casa porque allá siguen tirando paredes. La reclusión con tanto ruido no sirve. Quizá como dice M, una de mis amigas, lo que yo necesito son vacaciones pero no sólo de no trabajar... de no hacer nada de verdad.

24.8.06

Reclusión

Tengo una semana más para recuperarme, por el momento. Comienza a ponerme nerviosa la longitud del verano y el silencio al respecto de mi trabajo. Estoy en casa. Me gusta estar en casa. Pero no cuando hay tanto ruido. Están tirando un muro del piso de abajo. Me estoy poniendo nerviosa. No veo más opciones de trabajo. Pero quizá es porque estoy miope de verano. Ya se verá.

12.8.06

Carta Abierta

Ya sé que hay cosas muy importantes en la realidad nacional y que he tenido mucho tiempo para escribirlas. Pero hoy me ocupa un issue personal. Dado que esta página es personalísima y la visitan amigos, he aquí mi carta.

Para mi papá… y todos los otros ingenieros en telecomunicaciones graduados de la UdeG en agosto de 1976

Ayer dejó de hacer calor en Barcelona. Hoy amanecimos con un cielo plomizo y una amenaza de lluvia que, sin embargo, sabemos que sólo será eso: una amenaza. Son días de descanso. Y, como parte del verano, a mí me hace falta que llueva como sólo en Guadalajara sabe hacerlo: a cántaros.

Cuando uno crece con veranos lluviosos, eventualmente los acepta. Cambia los juegos en el patio por los mismos u otros menos acelerados en el interior de la casa. Pero hay días en los que la lluvia molesta. Enormemente.

Yo me acuerdo que a mí siempre me molestaba la lluvia un día a la mitad de agosto. Cuando yo era niña – ah, la memoria – las clases no comenzaban en agosto sino hasta los primeros días de septiembre. Y había un evento que marcaba casi el final de las vacaciones y al mismo tiempo, siempre tenía un encanto especial: “la reunión de la generación”. Así se llamaba.

Lo que sabía era que iríamos a algún sitio con jardines y canchas y pasaría todo el día jugando con “amigos” con los que me reencontraba año tras año. Que vería a mi papá muy contento platicando con uno y otro y de pronto tendría una sensación de familia… aunque ninguno de ellos estuviera en las reuniones familiares. Me gustaba. Me gustaba mucho que mi papá tuviera tantos amigos y se encontraran cada año, sin falta, en una cita que era fiesta para todos.

El punto es que crecimos. Ayer, mientras hablaba con mi mamá por teléfono, me recordó que este fin de semana es el de la “fiesta”. “Te van a poner falta otra vez”. Y lamenté terriblemente no poder estar ahí. Porque me gustaba. Me divierte mucho verlos, me gusta sentirme entre amigos.

Hace cinco años fue la última vez que me presenté a la reunión. Estaba a punto de terminar a mi vez una carrera universitaria. Hace cinco años que no veo a mis compañeros. Conformé fui creciendo entendí la importancia del esfuerzo que año tras año hacían todos por encontrarse. Ahora lo sé más. Sobre cuando yo estoy del otro lado del océano y el resto de los compañeros de mi generación también se han extendido por el mundo. Nos queda el Internet – suerte parcial – pero a mí me da envidia absoluta la posibilidad de encontrarlos, de contarnos lo que hemos visto, lo que hemos caminado. Yo quisiera también estar con mis compañeros, como ustedes.

En esas reuniones de los agostos aprendí la importancia de reencontrarse con la otra familia, la que la vida nos va creando al reunirnos en aulas y grupos de estudiantes. Lo más curioso – alguna vez lo hablé con mi papá – es que quizá las amistades que no se dieron del todo por diversas circunstancias durante la escuela se dieron a lo largo de los años. Y siempre es valioso tener a alguien con quien hablar, aunque sea de vez en cuando, de cómo van avanzando nuestras vidas.

Fuera de las reuniones, en los comentarios, aprendí de mi padre y de todos los demás ingenieros la importancia del trabajo, de la búsqueda, del esfuerzo por seguir adelante a pesar de los pesares. Aprendí la importancia de la educación universitaria y de su actualización. Aprendí la necesidad de esforzarme, de seguir: de hacer que alguien se sintiera orgulloso de mí cuando sostuviera mi título.

Tengo muchas cosas que decirles y, por más que lo intento, no me salen. Al final de cuentas, lo que celebran hoy es como un parto conjunto que sucedió hace 30 años: el final de unos estudios universitarios que, de alguna manera, moldearon parte de sus realidades el día de hoy.

Papá: no creo que haya en el mundo en mejor profesional que tú. Eres mi modelo y mi guía para seguir adelante. Eres mi orgullo. Y mi único lamento es no poder estar ahí para darte un abrazo. Siempre, siempre, serás para mí el del cuadro de honor, el ganador de todas las menciones honoríficas, porque decidiste junto con mi mamá traerme al mundo y enseñarme cómo caminarlo. Y eso nunca podré terminar de agradecértelo.

A los demás ingenieros, gracias. Por darnos un ejemplo, por enseñarnos a convivir, por darme amigos entrañables, “primos de cariño” como Paulina, Liliana o Víctor, por convertirse en una referencia en mi vida. Gracias por acompañar a mi papá en el camino y ser sus amigos, sus confidentes, su apoyo. Gracias, por seguir estando ahí.

Les mando enormísimos abrazos.

4.8.06

Barcelona, otra vez

Después del caos de las últimas semanas, entre la operación y la mudanza, ayer regresé a Barcelona. Salí a mediodía porque tenía que comprar pescado fresco y quería ir a comer algo. Y descubrí que se me había olvidado que Barcelona es una ciudad llena de postales de álbumes de otros sitios, de otros panoramas.

Al primero me lo encontré en una de las calles del gótico, cerca de Avinyó. Como me puede dar el sol, estuve metiéndome entre los callejones y de pronto, me encontré de frente primero con su olor corporal. Su piel absolutamente chocolate. Sus enormes ojos, detrás de una puerta de cristal. No me acuerdo ni siquiera el nombre de la pensión en donde estaba, pero ví su cuerpo intensamente moreno, sus enormes ojos, sus labios gruesos y de pronto pensé que así deben ser todos los habitantes del África imaginada. Así, como atletas imposibles.

Después de comprar unos libros en La Central, del otro lado de la Rambla, entré por una calle paralela a la Rambla de los Floristas. La calle, sombreada, estaba también desierta. A lo lejos se oía el caos de los turista y alguien que trabajaba en una instalación. Al frente, la calle terminaba en una esquina con Carmen, de donde salió de pronto una bicicleta. Al frente, un hombre de perfectos rasgos árabes, vestido de blanco inmaculado, mangas hasta las muñecas y pantalones hasta los tobillos, para huir del sol. En la parte de atrás de la bicicleta, donde usualmente iría la caja de la carga, iba una chica. Su vestido y su pañuelo eran lilas, bordados con hilos plateados. Sus piernas juntas, colgaban la lado derecho de la bicicleta. Casi me sentí en una escena del más buen Bollywood.

Comí tallarines con pollo y salsa teriyaki acompañada por Alex, Paula y Luna. Las últimas dos, madre e hija originarias de Bogotá, tienen una característica muy especial: son la misma, pero en pantones diferentes. Terminé comprando pescado y cilantro para hacer ceviche en la Boquería. Se me antojó una sandía. Hoy me llevaré el carrito para ver si la puedo cargar.

3.8.06

Me pronuncio

En primer lugar, porque fuí a votar. Porque confío en el IFE. Porque confío más en el trabajo de los miles de mexicanos que contaron voto por voto, casilla por casilla, el día de la elección. Yo no llamo a nadie jodido. Ni tampoco chaparro. No me gustan las descalificaciones. Pero quiero que devuelvan la ciudad a quienes le pertenece: a los capitalinos que trabajan, todos los días, para que nuestra ciudad capital - y nuestro país - vaya mejor. A partir de su propio trabajo. De su esfuerzo para estar mejor.

No me parece justo que varios miles de mexicanos estén tomando por asalto la ciudad en donde viven 20 millones: interrumpiendo su trabajo, su vida diaria, su normalidad. Me parece menos justo todavía que lo hagan ante la mirada impávida de los señores Ebrard, Encinas y Fox. Ya estuvo bueno. Ya estuvo bueno que en pro de "la democracia" se aguanten tonterías como la presente. No se vale. Hay mucha gente que quiere vivir, en paz, y que el país siga adelante.

Que me perdonen los ilusionados sociales, pero llevando a México a la revolución, justo en este momento, no se van a resolver las cosas. Ninguna. Los pobres - ya lo dijo Dehesa - se van a quedar más pobres. Y los ricos se van a volver más ricos, no nos engañemos. Y además, se van a salir de país y ni siquiera tendrán que ver a la gente peleándose por la comida y el trabajo.

Me pronuncio, desde esta ventana tan lejos de México y de Dios y de todo, para que el señor Andres Manuel López Obrador deje de tomar en asalto mi país. También es mio. Y no quiero que se lo cargue en un arranque mesiánico.

23.7.06

Reflexiones en el calor

Los últimos tres días los he vivido cual dama de las camelias - según el Duque - postrada a veces en el sillón, otras tantas en la cama. La hora de la cura en la que (espero) me quitarán los tapones de la nariz se acerca. Pero ya he tenido demasiado tiempo para pensar. Muchísimo.

Entre las decisiones tomadas es que el trabajo ya no es una opción. No el que tengo. Que tengo que sentarme verdaderamente escribir. Que quizá no sea tan mala idea quedarse acá hasta que amainen un poco las aguas del otro lado del océano. Y que ya estuvo bueno de quedarse en un trabajo porque da curriculum: hay que buscar uno que dé vida y felicidad.

Hace calor. Una paloma me mira desde la ventana de mi vecino de enfrente. Oigo a unos niños que juegan por la calle de Tiradors, a unos cuantos metros de mi ventana. Acabo de peinarme. Daría mi reino por un baño completo, con todo y lavado de cara. Lástima que mi reino, por lo menos ahora, no sea deseo ni anhelo de nadie que yo conozca. Creo que tengo que volver a recostarme.

21.7.06

Ahogo

No puedo dormir. Afortunadamente, la mayor parte de mi vida he respirado por la boca (mal hecho), pero eso me permite pasarla menos mal ahora. Mi nariz es una tres veces más grande que lo normal. Contra lo que esperaba, lo menos malo fue la operación: el miércoles pasó ante mí como una sombra, no recuerdo más que pocos momentos, entre ellos, algunos salpicados de enfermeras. Me quedan de souvenir, además de mi narizota, sendos moretes en mis manos, ya que me reventaron las venas al ponerme las intravenosas. Tengo calor. La comida no me sabe a nada: distingo el dulce y el ácido, apenas.

Esta mañana, entre sueños, mis papás y mi hermano sacaron sus maletas de mi sala y se subieron a un taxi. No se me escapó que mi papá salió antes, para no verme en el último minuto, para esperar el taxi a pie de calle. Ya los extraño. Ya me siento otra vez terriblemente extranjera.

El lunes debo regresar al hospital a una cura. Tengo -otra vez- algo de miedo. Mi doctora de cabecera decidió darme 60 días de baja, "para que descanse, y por si se quiere ir de vacaciones". Anoche tuve pesadillas por los pendientes que me esperan en la oficina. Qué feo es estar solo, tener sólo la televisión española abierta y pocas fuerzas como para escribir o detener un libro.

(Deberían de construirme un monumento a la quejosa más quejosa del mundo. He dicho)

17.7.06

Orgull

No le falta la o. Es simplemente que, atada a la capital catalana como estoy, digo en catalán que estoy orgullosa del querido Bef, quien se ganó por unanimidad el premio Memorial Cañadas a la mejor primera novela policiaca presentada a la Semana Negra de Gijón. Ojalá que lleguen golondrinas que lo traigan pronto a Barcelona, para celebrarlo.

Intermitencias del verano

Estoy aquí, en mi oficina, sudando. Copio cds con la tarifa y el catálogo. Reviso hacia arriba y abajo mi presupuesto. Y pienso. No dejo de pensar en la anestesia general del próximo miércoles. ¿Y si me cambia la voz? ¿Y si se equivocan en el quirófano y en lugar de ensancharme la parte interna de la nariz me hacen cualquier otra cosa? Uy. Creo que tengo miedo.

19.6.06

El buscador de cabezas - Atención DF


Yo tengo la esperanza de que eso de publicar se pegue por osmosis. Digo, cada vez más gente que conozco está en prensas así que igual en una de esas...

El próximo 27 de junio a las 19:00 horas, Antonio Ortuño presenta su novela "El buscador de cabezas" editada por Planeta / Joaquín Mortiz.

La presentación en sociedad de la recién nacida - hablo de la novela, of course - será en Casa Refugio (Citlaltépetl 25, Col. Hipódromo Condesa) y tendrá como padrinos a Álvaro Enrigue y a Fabricio Mejía Madrid. "El buscador de cabezas" trata de un complot político en plenas elecciones y sus consecuencias a lo largo del tiempo. No, nada que ver con las elecciones actuales. Léanla. Y vayan a la presentación. Amables gracias.

Avisos parroquiales

1. Me voy de vacaciones. Así que escribiré todavía menos. Chau.

14.6.06

Nota mental

Detesto que me envíen cadenas por correo electrónico. Y sin embargo hoy, después de varios días de caos, me encontré una respuesta que sabe tanto a aspirina para la conciencia que me da verguenza transcribirla. Pero va.

1. Libera tu corazón de odio.
2. Libera tu mente de preocupaciones.
3. Vive humildemente.
4. Da más.
5. Espera menos

25.5.06

Lisboa - Día 2


A trabajar. Me levanté muy temprano – sigo con el horario español – y con un pie en la regadera sonó mi móvil. El sacrosanto jefe financiero, gritándome (qué novedad), preguntándome que qué hacían ahí unos hombres que iban a pintar el rótulo de la entrada. Evidentemente, dije, iban a pintar el rótulo de la entrada. Desató el Apocalipsis, me dijo que los había mandado de regreso porque no había autorización del dueño de la nave, y mil y una cosas… que pudo haberme dicho la semana pasada en la reunión cuando anuncié que se pintaría el nuevo logotipo. Los siguientes treinta minutos fueron de llamadas telefónicas y angustias. No había pasado nada. El logotipo comenzó a pintarse un poco más tarde. Qué ganas de hacerme la vida difícil.

Desayuné en el hotel, rápido, porque mi cita con mi compañero portugués era a las 9:30. A esa hora estaba yo en el lobby, perfectamente lista, trajeada, para irme a hacer de muda a la feria (con mi falta de portugués, no veía qué más). Pero no llegó a las 9:30. Ni a las 9:45. A las 10, cuando estaba a punto de marcarle, me llamó. Se había retrasado y no llegaría por mí hasta más tarde. ¿Cuánto más tarde?, pregunte. “No… seguramente ocupe toda la mañana… ¿por qué no te vas a caminar un poco y a conocer Lisboa?”. Francamente, casi me muero al colgar. Está bien que yo no había visto mucho de Lisboa pero… era una locura estar lejos de mi oficina en un lunes y no estar haciendo nada… vamos, nada planeado. Me acordé del primer viaje de negocios que hice en la agencia de Relaciones Públicas… era también a una feria. El representante del cliente en México, inexplicablemente, me mandó el material con el peor transportista del mundo. Todo llegó dos días tarde. Monté cuando la feria ya había empezado… y me pasé dos días en la playa de Cancún sin nada que hacer. Esa vez, mi jefa iba conmigo y fue la primera que se puso el bikini. Me dijo que me quitara la culpa de encima… y lo disfrutara.

Así que en honor de mi querida Jefa me salí y tomé de nuevo el metro ahora con destino a Rato, cerca de la casa de Pessoa. Y la visite, junto con su barrio, que es guapísimo. Y encontré una tienda chiquitita en una esquina, donde venden sólo cosas de gatos. Y descubrí, poquito a poco, porqué Lisboa es tan bonita. Es silenciosa. Sirve para escribir y mirar. Tiene muchos rinconcitos. Tiene plantas y árboles por todos lados. Es limpia. Tiene el río y corre un airecito que la refresca. En general, es guapa. Volví a caminar todo el centro y aplaudí a los publicistas del banco Espirito Santo que han puesto tremendos espectaculares que dicen “Esta es la bandera más bonita del mundo”, invitando a los portugueses al orgullo nacional y al apoyo de su selección de futbol.

A medio día, cuando el sol y los zapatos ya casi me habían matado, me habló Fernando. “¿Ya comiste? Es que yo ya”. Quise matarlo yo a él. Me pidió que tomara un taxi y le dijera que me llevara a la zona de restaurantes de las Docas – los embarcaderos, que yo entendí “Bocas”, pero el taxista supo interpretar. El taxi era un Mercedes de los 60s al que me subí por pura nostalgia malentendida de la Habana. En 5€ (o 10 minutos) estuvimos en las Docas. Son los antiguos almacenes del puerto ahora convertidos en zona de restaurantes. Comí como una reina bajo el solecito y con la brisa del río a un lado. Además, las Docas tienen una visión muy interesante de Lisboa como pastiche de tópicos internacionales: desde ahí se ve el Cristo O Rey (réplica del Cristo de Corcovado en Brasil) y el puente 25 de Abril (idéntico al Golden Gate).

En cuanto vi a Fernando, me explicó la confusión: la feria empezaba hasta el martes, no había prisa por estar el lunes en el Centro de Exposiciones más que en la tarde, para terminar con el montaje. Me sentí un poco menos culpable. Después de la comilona fuimos por fin a ver el stand. Salimos de ahí y tardamos dos horas en ir y regresar por un material a uno de los almacenes en los alrededores de Lisboa. Recogimos a una amiga de Fernando y fuimos a comer.

Disfruté mucho de la cena. La comida era excelente y estaba sentada en frente de dos niños bien: con modales exquisitos, Fernando y su amiga se comportaron de una manera impecable. Tal vez sólo podría cuestionarles que no hablaran más despacio o un poco en español, porque me resultaba casi imposible seguirles. A la mitad de la cena, un hombre estadounidense entró y preguntó por “El Senyor who parks the cars”. No sé qué habrá sido de él porque salió seguido por el Maître y no regresó más. Creo que me bebí casi media botella de vino. Desde el auto, Lisboa parecía mucho más pequeña que lo que me costó caminarla. Pero sus árboles seguían siendo hermosos, y sus estatuas, y sus anuncios que abogaban por “la bandera más bella del mundo”. No pude resistir la tentación de encender la televisión al llegar al hotel. Adormilada, comprendí que pasaban – extraña bendición – un capítulo de Sex & the City. Habíamos cambiado mi boleto de avión y, en lugar de regresar a Barcelona a las diez de la mañana, lo haría a las siete de la noche. De improviso, un día más para hacerme de Lisboa.

24.5.06

Lisboa - Día 1


Bajé del avión Eça de Queirós a la mitad de la tarde. Para mí era más tarde. Me sentí como el cronopio con el reloj que atrasa. Desde que subí al vuelo de TAP me acordé qué es no entender nada de lo que hablan los que están a tu alrededor. Pero absolutamente nada porque los portugueses – ya lo sabía pero se me había olvidado – no sólo hablan portugués: no vocalizan. Casi imposible enterarse de nada.
Al salir, no había nadie esperándome. Qué triste. Yo quería que sí hubiera alguien a mi espera. Quise comprar un boleto de taxi pero la señorita me dijo que era más barato si yo directamente tomaba uno en la calle. Interesante que ella misma le restara importancia a la promoción oficial.

El taxista – estoy casi segura – me cobró de más. No conforme con eso, se tomó de propina dos euros… y los puso en el ticket. Algo me estaba recordando a mi tierra.
En el hotel, todo el mundo fue sumamente amable. A diferencia de mi última estancia corporativa, ahora tenía una habitación muy grande… tan grande que era mayor que mi piso en Barcelona. Descansé un poco, descargué las fotos de la cámara y salí con ganas de comerme a Lisboa.

Llovía. Afuera del Metro Campo Grande, sufrí un grandísimo dejavú. Era como la estación Pantitlán del Metro de la Ciudad de México pero en chiquito. Los andenes de los autobuses por abajo, la conjunción de varias líneas de metro… vamos, hasta había vendedores de flores y panecitos en la entrada. Me dio saudade… de verdad.

Bajé hasta el lluvioso centro. Caminé por las calles buscando ese magnífico algo que tenía Lisboa. Me decepcionó no verlo. Cuando me harté de mojarme, de que los hombres me dijeran cosas que yo no entendía, entré a una Iglesia - era tan poco turista que ni siquiera busqué su nombre. Se está cayendo, literalmente. Está absolutamente degradada por dentro. No entendí qué pasaba. Pero estaba a punto de iniciar la misa, el ambiente era demasiado opresivo y preferí irme.

En el metro, fui a conocer Lisboa con sus habitantes: todos de domingo por la tarde en el centro comercial. Comí sola, en un restaurante sin demasiado chiste. En realidad, lo que quería era dormir y regresar a casa. Ya en el hotel, descubrí estupefacta que la televisión portuguesa es inglés: los programas se subtitulan, no se doblan. La ví hasta que me quedé dormida. Creo que soñé con lusos que son angloparlantes o gringos que hablan con subtítulos en portugués. Algo así.

17.5.06

Novedades en las ventanas

Se agregan tres nuevas entradas a mis links del blog:

¿Alguna vez te has cajeado al darle en la madre a algo muy chipocludo? ¿Andabas chiroteando con tus primos y tenías a tu familia hasta el gorro? Tranquilo... todas tus dudas sobre los mexicanismos pueden resolverse aquí. Sumamente útil para quien quiera comprender la mexicanidad, je.

Además, las nuevas páginas de mis queridos Benjamín y Bef - en plan ilustración. Si yo fuera rica y tuviera una agencia en donde se hiciera feliz a las personas (sí, de comunicación y diseño gráfico), ellos formarían parte de mi dream team.

16.5.06

Necesidad de eco

Recibí un mensaje de un antiguo innombrable. Con lista de contactos escondida - por lo menos - pero la línea de entrada se dirigía sólo a un público femenino. Al final, además de hacer una crónica mínima de su nuevo paradero, hacía del conocimiento público que ahora vive con otra chica. Raro. Muy. Pero supongo que uno tiene la necesidad de gritar y que algo - alguien, alguna - le responda.

15.5.06

Usted mismo, caballero

Leo en el Reforma en línea del día de hoy la siguiente cita, expresada por el señor Evo Morales, presidente de Bolivia: "Todavía estoy intentando saber cómo se gobierna. No me acostumbro a ser Presidente. A veces creo que sigo siendo dirigente sindical".

Cada quien sus clásicos.

12.5.06

"Con mi voto, México está completo"

Esa es la leyenda que se lee en la pulserita que el IFE me mandó junto con mis papeletas para votar. Me miran desde la mesa de casa. Y yo, veo las fotos del folletito... ¿que Campa no tiene asesor de imagen? ¿o el que tiene no quiere que gane por tener cara de feo y maloso?

Hoy mi jefe me preguntó que si podré votar en las próximas elecciones para el gobierno catalán. Lo más fuerte de todo es que creo que sí, bajo la premisa de que aquí vivo y a ellos les pago mis impuestos.

Supongo que mi pulserita y mi posible voto en tierras catalanes son algunas de las innumerables ventajas del surrealismo.

10.5.06

Porqué no soy "cool"

1. Porque soy una fan from hell.
2. Porque compro en barata… pero no porque sea excepcionalmente buena para combinar nada o tenga los típicos "hallazgos", sino porque me parece una barbaridad pagar más de 15€ por unos jeans.
3. Porque me gusta la música de los ochenta. Mucho. Y terminé dicha década cumpliendo diez años.
4. Porque mi único vicio es masticar chicle… y cuando estoy muy distraída y/o estresada lo hago con la boca abierta.
5. Porque le tengo miedo al alcohol y a las drogas. Siempre me escaqueo.
6. Porque hablo sólo dos idiomas y medio.
7. Porque creo que escribo poesía, pero me gano la vida haciendo marketing de productos para la construcción.
8. Porque cuando me enojo, me enojo. Mucho.
9. Porque estoy casada… por la iglesia y todo – aceptémoslo… fuera de los círculos relacionados con el Opus Dei, no resulta cool.
10. Porque soy una metiche de mierda.
11. Porque me tomo muy en serio todo. [Sí, hasta esto.]
12. Porque soy un poco sabelotodo… y gano en el Trivial (o el Maratón, en su versión mexicana).
13. Porque me encantan las comedias románticas y los chick flicks.
14. Porque diariamente sueño con 2,485,983 proyectos irrealizables… y luego se me olvidan.
15. Porque me obsesionan mis calificaciones cuando estoy en la escuela… y años después.
16. Porque lo más cool es ser uncool.

(Y, como diría Raúl Velasco, aún hay más...)

9.5.06

Libre tránsito de ángeles

La primavera está absolutamente instalada en Barcelona. Y para el caso, en el resto de Europa. Aunque todas las cadenas meteorológicas presagiaban lluvia y frío tanto en Barcelona como en Lyon el pasado fin de semana, algo en el cielo decidió llevarles la corriente. E hizo sol. Un sol esplendoroso. Un sol de treinta grados, de agobio de corbatas, de ganas de corretear entre las fuentes públicas.

En plena primavera, a mi lado transitan ángeles. Llegan y se van, con esa tranquilidad. No puedo evitar pensar en lo irónico del asunto: cuatro queridos amigos míos, papás recién estrenados, viviendo situaciones completamente diferentes. Los papás de Lucía despidiéndose de ella el jueves pasado: algo en sus pulmones, en su corazón, dejó de funcionar al escaso mes de nacida. Y al mismo tiempo, del otro lado del mundo, los papás de Emilia la reciben, felices, agradecidos. Uno no sabe qué pensar. Si consolarse con el "Dios sabe porqué hace las cosas" o imaginar imposibles reencarnaciones casi instantáneas.

Lo único que quisiera saber es cómo estar con ellos: con los que despiden con dolor y los que reciben con alborozo. A los cuatro les queda mucho camino por recorrer. Ojalá alguien sepa decirme - como le dice al sol que debe brillar en primavera - cómo estar, acompañar y servir de algo en el camino que empiezan a recorrer.

El resto del viaje a México

Dado que este blog me sirve como bitácora personal y NUNCA termino de contar mis viajes, va el resumen corto del viaje a México que hice hace ya (qué increíble) dos meses:

- Sábado 11 de marzo: familiar.
Como si no hubiera pasado el tiempo, de pronto ahí estaba yo con mis papás y mis dos hermanos, paseándonos de un lado a otro de la ciudad. Era extraño estar los cinco, solos, sin prisas... sin ganas de pelearnos. Tenemos a tanto tiempo sin vernos que necesitamos la presencia. Además, mis padres decidieron consentirme como pequeñita: tuve ropa y zapatos nuevos y fuimos a comer a uno de mis restaurantes favoritos. Fue un día bueno.

- Domingo 12: también familiar.

No sabíamos cómo se venía la semana. Entonces decidimos ir con mi abuelita paterna a comer. Mi papá y mis hermanos regresaban a Vallarta ese mismo día, por aquello de las escuelas, el perro (mi otro hermano) y la huerta de tomates. En un ataque de nostalgia, insistí en ir a misa a la Iglesia donde fui toda mi infancia. Me sorprendió su tamaño: a pesar de que me fuí de ahí siendo adulta, la recordaba más grande. Estaba el mismo señor cura y el mismo sacerdote que me confesaban muchos años atrás. Y en la nostalgia, me confesé. El padre me reconoció y en lugar de confesarme me preguntó que en dónde estaba, con quién, si ya hablaba catalán, en fin... Casi como si fuera mi tío. Al final, me preguntó si ya había pensado en tener hijos. Le conté que lo consideraba, pero poco a poco: "Me parece bien", repuso. "Acuérdate que primero siempre está el amor a tu marido. Que los hijos no se interpongan en eso". Me sorprendió. La tarde transcurrió rápido entre casa de las dos abuelas. Y decidí ir a la ciudad de México.

- Lunes 13: primer contacto con el mundo exterior.
Era increíble eso de despertar y tener el desayuno listo, en la habitación. Literalmente, era como si mis deseos fueran órdenes. Quise comer mole verde - especialidad de mi abuela. Y comí mole verde. Según esto iba yo a aprender cómo a hacerlo... pero me conecté a internet para buscar unas direcciones y el boleto de avión al DF y bueno... me distraje. Comí y en la tarde me ví con miss H. Hablamos de muchas cosas: la vida, el futuro, el compromiso, los trabajos. Me llevó a La Estación de Lulio, un cafeto que solía frecuentar. Mientras esperaba a Verde, descubrí una cosa: el tiempo no había pasado. La gente que se reunía ahí era la misma, pero con otras caras. Todos tan progres, tan cool, tan únicos. Me dió un poco de miedo. Me acordé que la última vez que estuve esperando a alguien ahí me dejó plantadísima. Pero Verde no es así. Llegó, nos tomamos una cerveza, me presentó a los habitantes de la mesa de al lado (Guadalajara is a little town)y nos pusimos medio al día. Después me llevó a comer Tacos Fonseca a Avenida México. Me moría de la emoción. También fue un buen día.

- Martes 14 y miércoles 15: México lindo y querido.
Salí temprano para Toluca. Las nuevas opciones de vuelos económicos me obligaban a hacer una escala en la ciudad en la que viven los papás del Duque, así que pude desayunar con ellos antes de lanzarme a la jungla. Tomé el autobús hacia el DF al medio día. Cuando llegué a la estación de Observatorio, comencé a ponerme muy nerviosa. Agarré fuertemente mi bolsa y casi corrí hasta el metro. Compré mis boletos de 2 pesos (por ahí como 17 céntimos de euro) y me subí al transporte urbano más utilizado del mundo. Qué agobio. Se me había olvidado que la gente no tiene espacio y va cerca, muy cerca de tí. Respira, Cinthya, respira.
Salí del metro más tranquila. Pero nadie me había preparado para el famoso Metrobus. En tres palabras: lata de sardinas. Recibí el planchado diario y para cuando bajé en cerca de mi antigua oficina me MORÍA de calor.
Fuí a un Sanborns a peinarme (jijiji) y después entré a la oficina. Descubrí que difícilmente conocía a alguien. Vamos, por lo menos me dejaron pasar. Pero los que me conocían me saludaron con suficiente efusividad como para solventar algunas (sólo algunas) de las faltas. Conocí al monstruo que tuvo la falta de decencia de criticarme sin conocerme. Me odió. Yo ni siquiera le dí el gusto. Es un bicho.
Salí a comer con un grupo del cual conocía a muy pocos... demasiado pocos. Pero fue bien. Después, a la compañía telefónica a hacer trámites con Moni y luego al médico. Uf. Horroroso. Pero estoy sana, que es lo importante.
Otra vez, unas horas para mí sola. Y subí y bajé por las calles de Polanco tratando de encontrarle algún sentido a la distancia. Es tan rápido todo que sentía que podía subirme al metro y bajar en plaza Catalunya. Sentía, pero sabía que no. Cené con los cuatro fantásticos: Arlette y el Doc tenían una panza inmensa, a puntísimo de ser papás. Karla y Arturo no tenían una panza inmensa, pero también estaban en la fila. Dios. Los bebés nos invaden.
Dormí en el Sur de la ciudad. Por la mañana hice literalmente decenas de llamadas telefónicas. Almorcé con Bef, con Arlette y una compañera de trabajo de Arlette. Hablamos horas. El desayuno se extendió hasta el medio día. Corrí a la Condesa para ver a Mufasa y a Mar, que los extraño. Mufasa no estuvo. Mar estaba: sonriente como siempre. Qué bien me hizo verla, también. Correr de nuevo al otro lado de la Condesa para visitar las nuevas instalaciones de la Bola de Papel. Hablé por teléfono y visité a los que estaban. Taxi hacia Polanco. Cecilia me esperaba para llevarme a su casa en Satélite. Comí con ella y después salimos hacia Toluca en su auto, porque tenía un avión que tomar. En el aeropuerto, me encontré con el Woody, que había ido desde Querétaro a darme un abrazo. Feliz, feliz, contento, contento. El avión se retrasó y pudimos hablar un poco. Regresé a Guadalajara casi muerta. Pero muy, muy contenta.
(Quienes conozcan el DF sabrán que hice maravillas en solo dos días).

- Jueves 16: fin del trámite.
Desayunamos en casa. Casi al mediodía, nos fuimos por la famosa visa. Cinco minutos y yo salía de la embajada con mi pasaporte. La verdad es que por un momento hubiera querido que se retrasara... pero no. Acompañé a mi mamá con el médico: estuvimos ahí un rato mientras se aseguraron que nada malo le sucedía a sus piernas. Y nada malo les pasaba. Finalmente, fuimos a comer a aquel campestre que la vigilia nos negaba el viernes anterior. Delicioso. Fuimos a conocer el terreno de la nueva casa de Martha, en plena naturaleza. Tan bonito. Luego, compré algunos encargos en unas librerías y me apersoné en la presentación de un libro en la librería del Fondo de Cultura Económica. Por supuesto, me topé con algunos personajes de mi pasado, incluidos algunos compañeros de trabajo. Me hizo gracia no estar tomando notas, no ser la reportera encargada. Me hizo gracia estar ahí por gusto. Víctor me llevó de regreso a casa y también a Ángel. El pasado parecía estar en todos lados.

- Viernes 17: todo.
Se me acababa el tiempo. A primera hora de la mañana desayuné con Adriana. Quería traérmela a Barcelona pero no se dejó. Ella me llevó casi hasta la oficina de mi primer jefe, David Izazaga. De editor, ahora es gran funcionario universitario. Qué ilusión. Qué bonita oficina. Qué bonito trabajo. "Pues ya vente, Pitufa", me dijo. "Ya sabes que encontraremos algo para tí". No sé si sólo eran palabras amables pero me sentaron bien. Después, la no-cita con un antiguo innombrable. En un absurdo que siempre sucede, vagamos por un interminables puntos de la ciudad mientras hablabamos de cosas serias enmascaradas en trivialidades. Era como ir recorriendo lugares sin querer. Acabamos muy cerca del sitio donde habíamos empezado, tomando té helado en un restaurante para que las abuelitas tomen el té. Era, lo menos, surrealista. Ambos teníamos lugares a los cuales llegar y nos despedimos en un taxi, durante la espera de un alto.
Yo tenía que encontrarme con Víctor pero cuando llegué ya había salido de su oficina para ir a comer. Intenté llamarle al celular sin éxito. Entonces, de pronto, me acordé que tenía que hablar con Oseas antes de irme. En quince minutos yo estaba de vuelta en un taxi, citada para comer con él. Me recibió en su "comuna": me gustó que, a diferencia de las comunas de Barcelona, esta tuviera jardín. Queríamos tacos pero otra vez la mochez tapatía nos golpeó: la taquería estaba cerrada. Acabamos comiendo el extraño sushi mexicano y contándonos entre maki y maki nuestras desordenadas vidas. Caótico, pero lindo.
De camino hacia un espectáculo ecuestre - ¡qué mexicano, por dios! - él y sus amigos me llevaron a casa. Cuando llegué, un intenso olor a tamales ya impregnaba todos los sitios. Qué emoción. Me llevaron hasta flores. Mi papá y los niños llegaron rozando la media noche y otra vez los cinco volvimos a dormir bajo el mismo techo.

- Sábado 18: casi última.
Labor de relaciones públicas conyugales: fuí a desayunar y conocer a la prometida de un amigo del Duque. Fue divertido. Después, fuí a buscar tequila y acompañé a mis papás a un laboratorio de análisis (no están enfermos: check-up anual). Regresamos a casa y Oseas fue por mí para ir a una boda, del hermano de un compañero de la escuela. Ví a Picho y a Bárbara con sus dos hijos - ¡la invasión!. Me dió mucho gusto encontrarlos tan felices. El bueno de Oseas me llevó después a un restaurante llamado La Vaca Argentina, donde se celebraba el cumple de mi querida Fabiolita. Ah, la universidad. Muy divertido, sobre todo porque tomé un poco de más y me puse risueña. La guera insistió en que fuéramos a conocer su casa y su perro - ¡la invasión!. Fabis me dejó en casa después: yo hubiera querido seguir la fiesta, pero había que hacer maleta.
Javier me ayudó a empacar. La verdad es que nos moríamos de tristeza, pero tratábamos de que no se nos notara. No me acuerdo qué hicimos esa noche. Seguro que fue algo que no mostrara que estábamos muy, muy tristes.

- Domingo 19: el regreso.
Mi avión salía a las 8 de la mañana. Por ser vuelo internacional, había que estar ahí a las seis. Todos se despertaron. Llevaba una comitiva digna de cualquier mandatario. Iban siete personas a despedirme. Y contra todos los pronósticos, documentar mi equipaje me llevó cinco minutos. "Su vuelo viene un poco retrasado", me dijo la dependienta al darme mis papeles. "Entonces la cambié al de las siete de la mañana para que no vaya a retrarse en la conexión a Madrid. Tiene que abordar en diez minutos". Tristemente, lo agradecí. No me creía capaz de soportar una despedida de una hora y media en el aeropuerto de Guadalajara. Los abracé a todos rápido. Mis brazos no querían desprenderse de ellos ni viceversa. Lloré. Siempre lloro. Pero intenté que fuera en el avión, para no preocuparlos demás.
Eran demasiadas horas en el aeropuerto de México. Compré revistas. Desayuné. Cuando casi me ahoga la desesperación, llegó Bef. No le gusta despedirse. A mí tampoco. Me sacó del aeropuerto y lo acompañé a desayunar en un restaurante de chinos cerca de la Unidad Kennedy, donde viví mis primeros años. Después me dejó de regreso en el aeropuerto, justo a tiempo para cruzar el control y subirme al avión. "Vamos a hacer como si nos fuéramos a ver mañana o la próxima semana", me dijo. Estuve de acuerdo. Y hasta que me subí al avión, no lloré.