4.5.20

Cuenta atrás

En una semana, dice el gobierno local, podríamos regresar a una “cierta normalidad”... mucha para esta casa. El lunes de la próxima semana abren de nuevo las escuelas infantiles, donde todos los niños menores de cuatro años pasan los días que sus padres trabajan.
Eso significa, para mi, que mi multitasking bajaría de forma importante. Que podría trabajar (o escribir) en silencio a horas un poco más ortodoxas que a las que lo hago ahora. De nuevo, yo desde el privilegio. Desde la pareja, la casa con jardín, los vecinos con niños y la comuna. La posibilidad de tener más de tres horas de trabajo en silencio sin interrupciones me seduce... y me llena de desasosiego.
Hoy vi varios artículos en los diarios en los que la gente sale del clóset y dice que, en realidad, igual no tienen tantas ganas de volver a la “normalidad”. Creo que yo tampoco. Creo que hay una parte de mi que se muere por tener más tiempo y no sentir que voy infinitamente atrasada con todo... pero que también reconoce que antes del lockdown también vivía angustiada y corriendo. Esa parte de mi que se dio cuenta al parar que estaba a punto de pararme de otra forma. Y el poder volver de pronto a la “normalidad” me seduce, pero con sus puntos intermedios de duda.
Creo que lo que más temo a la normalidad es que sea igual a la de antes. Que en pocas semanas me vea sobrepasada, lejana, desconectada de las pequeñas cosas de las que conecté estos días: los abrazos, los cariños, para mi y para otros. Temo a que las pequeñas victorias se vayan. Y también sé que la única que puede evitar llegar a lo de antes, estar como antes de esto, soy yo.
Me quedarán estas semanas intensas de una locura pacífica, de bendiciones desordenadas. Quiero que no se me olvide el recuerdo de la soledad en compañía, y de la paz que da la comunidad. Espero que no torturarme por lo que no he escrito sino, antes bien, agradecer estos momentos robados al torbellino para saber que siempre hay tiempo... que lo que necesito, son las ganas. El deseo. El ansía de que esto (la vida, la escritura, la sorpresa), no paren.