24.7.08

Noticias desde un mundo absurdo

- Christian Bale, primero conocido como el único que podía encargar al malísimo Patrick Bateman, se ha hecho desde hace un par de años con el papel de Batman. Y ahora resulta que en plenos estrenos alrededor del mundo, lo detienen por agredir a su madre y a su hermana. Supongo que está demasiado metido en el personaje. Al final, Batman ES el caballero oscuro y nadie sabrá que tipo de bicho malvado se habría desarrollado si hubiera crecido con una familia normal y corriente - a lo mejor en alguno como el que encarna Philip Seymour Hoffmann en Before the Devil Knows You're Death (la ví ayer en los cines Verdi. Hacia mucho tiempo que una peli no me perturbaba tanto).
- Y hablando de Bateman y, por consiguiente, de American Psycho y Bret Easton Ellis: Cuando esa novela salió, era raro que hablara tanto de marcas. Ahora, no sólo se habla de marcas sino de costos de propiedades. Recuerdo a alguien que decía que al mencionar tantas marcas Easton Ellis se convertía en un escritor con poca vigencia. Por eso las nuevas novelas ahora sólo sirven para el verano. Para UN verano. Aquí, el review del NYT.
- Ayer se murió una niña de tres años en Francia porque su papá se la dejó en el coche todo el día. Deshidratada. Y yo me acuerdo de mis interminables peroratas en el periódico cuando era reportera de la sección de mascotas (sí, mis ocupaciones raras) sobre cómo no se pueden dejar a los PERROS sólos en el coche. Pobrecita. Y pobre del padre en estado de shock cuando trate de imaginarse lo que es morirse de sed.
- La gente se casa cada vez más grande. Será quizá por aquello que dice mi querida Lalis de que siempre hay que casarse aunque sea una vez, sin importar cuando. En el muy colorido mundo de las bodas anglosajonas, antes a las damas de la novia se les regalaba una joya como agradecimiento por estar ahí. Ahora, para su lucimiento y el de la boda, se está poniendo de moda que les regalen una sesión de Botox. ¿No sería más fácil que nos casáramos todos la primera vez por ahí de los 23 años y nos divorciáramos cerca de los treinta? Just an idea...
- En México, los Católicos Por Derecho a Decidir o una cosa similar están lanzando una campaña para incentivar el uso del condón con textos del Cantar de los Cantares. Yo siempre he dicho que en lugar de leer sólo a Pablo en las misas de boda se debería de leer aquello de: "Bajo la sombra del deseado me senté / Y su fruto fue dulce a mi paladar./ Me llevó a la casa del banquete /Y su bandera sobre mí fue amor".
- Radovan Karadzic, un criminal de guerra responsable de la muerte de miles de personas en la "limpieza étnica" de los Balcanes fue aprehendido esta semana. El hombre, que tenía trece años desaparecido, trabajaba como doctor en terapias alternativas. Es tan absurdo como el título de la última exposición de los hermanos Chapman que ví en Londres - If Hitler Had Been a Hippy How Happy Would We Be.
- Tengo días sin poder comer bien ni dormir. Pensé que era un punto de enamoramiento de verano y angustia. Nah. Es gastritis. Y se cura con ranitidina. Qué felicidad.

22.7.08

Nombre es destino

Quienes han pasado conmigo por las diversas fases de mi vida, saben que estoy convencida de que un mal nombre puede echarte a perder cualquier cosa. Yo me considero afortunada y me gusta el mío, pero nunca podré olvidarme de una costurera que me hizo un par de vestidos cuando era niña. Vivía en una vecindad cerca de una avenida grande (Federalismo) en Guadalajara. En su casa había muchas plantas, algunos pájaros, y desde la ventana frente a la que tenía su máquina de coser se veía un árbol. Algún gato se paseaba por su calle. Pero se llamaba Soledad. Y nunca nadie me ha quitado la impresión de que estaba sola. Solísima.

Anoche ví una película (que me encantó, por cierto) donde la protagonista juzga a la gente por su nombre - no perderse Elizabeth Town del gran, gran Cameron Crowe. Hay gente que es protagonista y otros que son "secundarios" o de plano "replacements". Y todo por un nombre.

Alguien debería decírselo a este "artista": un chico de Orlando, de 26 años, que ofreció llamar a su hijo como quisieran los locutores de un programa de radio a cambio de un cheque de 100 dólares de gasolina. ¡Y la mamá estuvo de acuerdo porque así el niño "tendrá una historia buena que contar sobre su nombre! La historia la leí hoy en esta nota de La Vanguardia.

Total de que, parafraseando la peli: "If it wasn't this, it would be something else".

21.7.08

Sant Carles de la Rapita - 10 hitos


1. Conducir por la noche en viernes sin encontrar tráfico para llegar a dormir como no había dormido en semanas.
2. Tomar el sol y nadar en una cala alejada - rematar con cervezas y almendras saladas entre los demás turistas.
3. Duchas frescas. Las necesarias y deseadas.
4. Arroz, langostinos, navajas y mejillones. Vino Gramona Mustillant. Carginyoles y moscatel.
5. Las playas inmensas del Delta del Ebro, con oleaje suave pero continuado. Con siestas perfectas e interrumpidas a carcajadas.
6. Regresar con las ventanas abiertas, la música a todo nivel, el sol cayendo sobre los campos de arroz y esa sensación tan efímera de vivir en una película.
7. Tapas, cañas a la madrileña y guiños. Tantísimos guiños.
8. Mojitos falsos en un lounge donde la gente no es perfecta, sólo feliz. Una niña de tres años que acompaña a sus padres a tomarse un trago y baila, dando de saltos, alrededor de otra niña que recuperó de pronto su infancia.
9. Los Smiths y Morrissey reventando en los altavoces de un bar. Los caminos indirectos y adolescentes para llegar a ese mismo bar.
10. Ver una tormenta eléctrica silenciosa desde la terraza de un ático y cerrarse por un momento al buen juicio. Con todo y la luna llena.

Soundtrack: Maroon 5, Joaquín Sabina, Café Tacuba, Morrissey, ColdPlay, Manos de Topo y, por supuesto, la canción de Florence. Aunque últimamente he pensado que podría seguir cantando "Puto", de Molotov, sólo porque sí.

18.7.08

Desaparecidos

No hay dictaduras más crueles que las que nos imponemos a nosotros mismos. Olvidos más intolerables que los de nuestras palabras. Esos.

Alguien sale de la vida de uno. Desaparece. Casi siempre por decisión propia. Y lo borramos. De las listas del teléfono, de la compra (para qué comprar ese jugo de naranja si nadie se lo toma, o esas galletas con sabor a coco), de las lecturas. Y, los que escribimos - pequeños dictadorzuelos de bolsillo - también hacemos desaparecer definitivamente a los otros. Quizá puedan estar en algún rincón de nuestra memoria pero lo cierto es que ya no aparecen en nuestras letras, en nuestras narraciones cotidianas, en los recuerdos que compartimos. Los borramos. Fingimos que no existen.

Quizá tengamos miedo que alguien más se dé cuenta de que todavía están aquí, habitando las paredes. Quizá no nos guste darnos cuenta, ver, que no han desaparecido.

Por eso los borramos. Los obviamos. Los desaparecemos.

Yo lo he desaparecido a él (a veces - no ahora, por ejemplo). Y también he visto cómo él me desaparece. Y otros tantos. Se mudan, se casan, se embarazan, publican libros, se hacen mayores, pintan revólveres de colores, van de vacaciones, se ponen un poco más gordos, se enferman, se alivian, se olvidan.

Todo así. En ciclos.

Todos somos en el fondo un dictador terrible, un criminal de guerra que desaparece a aquellos a los que ya no podemos - o ya no queremos - amar.

16.7.08

Óscuro y kitsch objeto de deseo

En algún sitio leí que hoy es día de la Secretaría. Que en México por lo menos se celebra - aparentemente - el tercer miércoles de julio. Y mi calendario dice que es tercer miércoles de julio. Así que esta nota tiene "actualidad noticiosa". (Asunto confirmado por Twitter gracias a Blue4).

Mi reflexión empezó en realidad hace un par de meses. No puedo negar que parte de mi muy entretenido y extraño trabajo incluye labores "secretariales". No me molesta. De hecho, soy bastante buena para lidiar con ellas cortesía de las monjas que me dieron clases en la secundaria - sí, tengo un diploma con mi foto que dice "Secretaria Ejecutiva Bilingüe". Agradezco no tener que tomar notas en taquigrafía, pero mis dedos vuelan literalmente sobre un teclado. Y lo agradezco un montón por infinitas razones.

El asunto es que mi trabajo requiere ciertas habilidades "secretariales". Y lo asumo con tranquilidad. Con todo y el elegante título de "asistente ejecutiva". Todo va bien hasta que alguien se le olvida que mi título nobiliario dice "Program Manager" y me describe en un mail como "mi asistente personal". Ardí en cólera. Pero no dije nada. Porque soy prudente. Y probablemente porque soy idiota. Pero porque en el momento era más útil para mí no decir más.

Pero no pude evitar reflexionar más al respecto. Cuando era niña, la secretaria de mi papá era algo así como el equivalente de una sobrecargo, pero en tierra. Vamos, que me parecía que tenía un trabajo de lo más guay. Además, iba súper linda, olía muy bien, era amable... el non-plus ultra.

Conforme vas dejando la primera década de vida comienzas a darte cuenta que la secretaria también desata otro tipo de pasiones. Y de comentarios. Ya no empiezas a verla "arregladita", sino un punto cutre. Y te das cuenta que tiene que ser triste llevar la agenda de alguien más.

Pero tener una secretaria es deseable por muchas cosas - en el supuesto. Implica un cierto estatus - no cualquiera tenía una, y menos ahora en la época del do-it-yourself. Y bueno, si los altos ejecutivos buscan a universitarias de escuelas privadas como sus lolitas preferidas, hay que decir que los empleados de medio pelo encuentran ese tipo de "sex appeal" en las secretarias de los jefes.

No me lo invento. Aquí están unas tarjetitas que me dieron en la ciudad de México. Nada que buscar "cubanas ardientes" ni "lolitas góticas". Nel. Una secretaria. Supongo que es aquello de tener placer y poder al mismo tiempo. Sabe.

El punto es que ya no sé si esto es un post honroso para el día de la secretaría o no. Y para rematar, subo este espantoso vídeo de Daniela Romo (con todo y Miguel Bosé). Pero es una verdadera joya del kitsch que no hay que dejar pasar.

Última: la mejor película sobre dominación y escarceos con secretarias es, sin lugar a dudas, The Secretary de Steven Shainberg, con James Spader y Maggie Gyllenhaal. Hay que verla.

15.7.08

Feliz No Cumpleaños a Mí

Estoy a la mitad de mi último año de la veintena. Justo hoy. Y justo hoy, porque sí, redescubrí esta canción que no me dice mucho, pero me pone de buenas. Feliz No Cumpleaños a Mí.

"Come into my world
I got to show/show/show you"

(Regina Spektor - Hotel Song)

12.7.08

Recuerdos de veranos pasados


Llueve. Muchísimo. Cosa extraña en julio en Barcelona. Estoy en mi casa, en mi salón de tele, con los pies mojados sobre la alfombrita de algodón. Llueve. Acabo de poner una película francesa que renté hace dos días. La regresaré con retraso, pero vista. Afuera, en el patio, mi ropa se moja. Nunca me imaginé que llovería y, aunque ya estaba seca, no la metí. No tenía tiempo, pensé.

Eso nunca hubiera ocurrido en mi casa de Guadalajara. Mi imagen de verano no tiene nada que ver con el sol y la playa. De hecho, con el verano en mi infancia llegaba el alivio de las tormentas infinitas que le bajaban la temperatura a la ciudad. Pasábamos más tardes jugando dentro que afuera en las vacaciones. Siempre. De hecho, ahora que lo pienso, quizá mi necesidad imperiosa de tener siempre un "cuarto de la tele" viene de ahí: la importancia básica de tener un sitio neutral en donde se pudiera jugar con los hermanos o con los primos.

Los primos. Algunos de los veranos más memorables de mi infancia los pasé con mis primos de Tijuana, ya fuera en su casa o en la mía. Primero nos peleábamos. Y luego jugábamos a todo. Veíamos peliculas. Nos enamorábamos de los cantantes. Hablábamos de los primeros novios. Teníamos adolescencias radicalmente distintas. Ellos se burlaban de mí porque leía mucho y yo de ellos porque no leían nada. Pero nos queríamos tanto, tantísimo.

Hoy, del otro lado del mundo, se casa Alex. Y yo no estoy ahí para decirle que espero que le vaya muy bien, que lo disfrute, que lo viva feliz. No estoy pero sí estoy. De alguna manera. Estoy en las calles de Tijuana que recorríamos en los veranos lluviosos en los que no estaba yo en Guadalajara. En la nariz que los dos heredamos de mi abuelito. En su corazón, quiero creer. En la certeza de que las cosas se repiten y, aunque esto sea Barcelona y no Guadalajara, estoy en casa, viendo una peli, mientras mi ropa se moja y todo, todo, huele a tierra mojada.

Uno más

Semana de conciertos, diría LM. Nos pusimos monísimas y nos fuimos al Palau de la Música Catalana a unos asientos en donde se veía perfecto pero se escuchaba horrible. Pero nos cambiamos. Y escuchamos mejor. Y nos dimos cuenta de que realmente todo cambia depende del estado de mente del que cambia La Peyroux no empezó muy fina - tengo la teoría de que no se oía en los monitores - pero mejoró, mejoró, mejoró... hasta hacer dos encores, el último, "La Vie en Rose".

Yo la encontré adorable. Y también a cada uno de sus músicos: un pianista esmirriado con un teclado y dos pianos, un guitarrista greñudo que tenía como momentos de posesión por el espíritu de Santana, un contrabajista alto como su instrumento y un baterista tan bien peinado que parecía que le iban a pasar revista las monjas del cole. Y ella, con su magnífica corbata plateada.

Al final, desató uno de esos momentos de verdad que se potencian con un trago y me hizo recordar - una vez más - que tengo que dar gracias por todo lo que tengo. Lo que tuve. Lo que tendré. Es cuestión de verlo con los ojos correctos.

Maybe I got a lot to learn
Time can slip away
Sometimes you got to lose it all
Before you find your way

"Take a chance, play your part
Make romance, it might break your heart
But if you think that time will change your ways
Don't wait too long"

(Madeleine Peyroux - Don't Wait Too Long)

11.7.08

Sauna en miércoles noche

Creo
- en la fuerza absoluta de los conciertos en directo
- en que depende de quien está sobre el escenario cambiar un poco (o un mucho) el equilibrio y la energía de quienes estén en la sala
- que el mundo de la música (the so called industry) no tiene que preocuparse por el peligro que le representa internet si los artistas son de verdad y quieren tocar en vivo

El miércoles estuve en el concierto de los tacubos aquí en Barcelona, como hace tres años. Ahora en el Apolo, entonces en La Paloma. Ahora sola, entonces parcialmente acompañada. Entonces regresamos a casa a descansar - ahora nos fuimos a comer durums y daiquirís de fresa.

Me quedo al final, con dos cosas que me hicieron asomar la lagrimita cuando las dijo el vocalista:
- "Quisiéramos extrañarlos a todos, pero la neta es que no nos vamos a acordar de sus caritas".
- "A los que se sientan lejos, con nostalgia, no sufran: la patria está aquí adentro, donde está uno".

Sí, soy una cursi sin remedio.

7.7.08

Del soundtrack del fin de semana

La cantó en Hyde Park, con todo y la pandereta. ¿Alguien me explica porque me encanta tanto este viejito cascarrabias?

"You roll your eyes up to the skies
Mock horrified
But you're still here
All you need is me

There's so much destruction
All over the world
And all you can do is
Complain about me".

Por eso.

(All You Need is Me - Greatest Hits - Morrissey - 2008)

Iluminaciones de autoperdón

"Strange and mysterious things, though, aren't they - earthquakes? We take it for granted that the earth beneath our feet is solid and stationary. We even talk about people being 'down to earth' or having their feet firmly planted on the ground. But suddenly one day we see that it isn't true. The earth, the boulders, that are supposed to be solid, all of a sudden turn as mushy as liquid".


Extraído de "Thailand", cuento contenido en el libro After The Quake de Haruki Murakami.

(Me suena conocido. Sobre todo cuando recuerdo las veces que he escuchado: "Pero si ella siempre había sido TAN buena niña...")

Devolución del pasado



Hace unos meses que estuve en México, me encontré unos carretes de película de mi cámara reflex sin revelar. Los cargué de un lado para otro, los dejé en el laboratorio y los olvidé, para irlos a recoger apenas la semana pasada. Descubrí las fotografías de la graduación de la secundaria de mi hermano J (circa 2000), unas vacaciones en Michoacán por las mismas fechas y las fotos de mi último día de clases en la universidad, hace nada más y nada menos que siete años. Los colores son espantosos, las fotos son pésimas (no las de Michoacán, ninguna de los dos anteriores), pero las traigo conmigo a todos lados. De pronto fue como si en un botecito de plástico pudieran devolverme un poco de fé en la posibilidad de que hubo cosas buenas... y habrá muchas más.

Comparto dos pedacitos de pasado.