25.10.09

Uso racional de los recursos

"No te podrías creer lo feliz que soy". La llamé (por Messenger) para felicitarla de su cumpleaños. Entre otras cosas, me comenzó a contar la historia de su nuevo novio - que por fin parecía que algo funcionaba. "Vamos de paseo, salimos juntos, me llevó a conocer a su familia... nos queremos mucho... y yo no reviso su Facebook, porque no me quiero enterar de lo que le escribe la gente. Prefiero creerme lo que me dice".

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Vino a visitarme a casa después de un par de meses de no vernos. Cerveza de por medio, comenzó a contarme la historia del fin de una relación que hasta hacia poco parecía no tenerlo. Después de hablar con él, él le dijo que bueno, que no se comprometía porque, bueno, seguía enganchado de su ex. Que en realidad nunca había querido nada con ella. Esta se va a casa, sufre un poquito y lo deja pasar (estaba lista para dejarlo pasar). Al otro día, como parte de la limpieza, lo bloquea del Facebook. Y el señorcito, a las semanas, le reclama: "qué mal rollo, ¿no? que me borres de tu Facebook.... ¿Pues qué ya no te caigo bien?".

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Hay gente de la cual su Facebook me da una curiosidad insana que sé podría satisfacer a cambio de un poquito de dignidad. Lo bueno es que sigo siendo rabiosamente digna. Y uno no tiene siempre que ver todo ni exponer todo. Aquí también se vale aquello de que "la curiosidad mató al gato".

21.10.09

Lo contemporáneo y lo que llamamos arte

Últimamente, la verdad, incluso he exagerado un poco. Además del atracón de exposiciones que me dí en la Biennale regresé a Barcelona y comencé a encontrarme, como siempre, diez mil cosas que hacer. El colmo fue hace dos semanas cuando de lunes a jueves tuve un compromiso "artístico" - uno de los cuales incluso me hizo salirme antes de la Escuela.

Lo hice porque tenía unas cortesías para ir al Teatro - para más señas, al Nacional de Catalunya, una pesadilla post-post modernista ideada por Bofill. Había el estreno de un texto de Yasmina Reza que, por lo general, me gusta bastante. Mientras iba de camino, entre el Teatro y la estación de Metro Gloriès, encontré un enorme baldío en donde no debía haber nada pero alguien había tirado muchas cosas. Al principio pensé que era sólo basura, pero luego me dí cuenta que había zapatos en buen estado, discos, bolsos, fotografías, juguetes de niños, ropa, unos cuadernos... y no pude preguntarme de qué eran resultado: ¿de un robo? ¿de un divorcio? ¿de un deshaucio? ¿de un artista de esos contemporáneos que quieren descontextualizar los objetos para transmitir ciertas sensaciones?

Soledad y desconsuelo, sentí. Y una cierta intuición de que, en un par de meses, podía acabar viendo fotografías de eso en uno de esos museos a los que tanto me gusta ir.

Sobre la obra de teatro sólo puedo decir que me reí a ratos - sobre todo cuando entendí el título de "Una Comedia Española": todos los personajes eran tan esperpénticos y gritaban como en una vieja peli de Almodóvar. Así que supongo que su título hacia referencia a "Átame" o algo así. Fuera de eso, ni le encontré lo de comedia, ni lo de española.

20.10.09

Lo peor de todo

Tengo dos millones de muletillas - al hablar y al escribir. Mis profesores de expresión oral lograron domar el "este" pero se les escapó una que me acompaña constamente, sobre todo en los momentos menos lúcidos de mi vida: "y es que lo peor de todo...".

Lo peor de todo parece ser todo, por lo mucho que repito la frasecita. Ya me lo han dicho varias veces - incluso alguna vez me ganó alguna charla pseudo espiritual sobre esta manera taaaaan negativa que tengo de ver la vida, que seguramente me traerá muchos problemas.

En fin que hoy, para variar, la utilicé bien. Comí con una amiga que me contó que, con la excusa de la crisis, su jefe está desmantelando la empresa. Cierto, no tienen muchos más clientes, pero no tan pocos como para ir despidiendo a la gran mayoría del personal. Desarmó un equipo que funcionaba bien y ahora están bajo mínimos. La excusa parecía ser que el gestor le dijo que si facturaba lo mismo con menos costos seguramente podría pasar la mala racha.

Ya. La pregunta es cuáles son costos de oportunidad y no. Si puedes dar el mismo servicio con una cuarta parte de la gente que tenías. Si puedes mantener la moral de tu equipo a pesar de tanto cambio. Si te creen algo. Y estuvimos así, discutiendo durante mucho tiempo. Hasta que de pronto, lo dije: "¿sabes qué es lo peor de todo? Que aunque todo se arregle y vuelvan a estar bien, el mejor momento ya pasó. Eso que tuvieron, por lo que te gustaba trabajar ahí, ya no volverá".

Mi nueva profesión es la de ave de mal aguero.

18.10.09

Limpieza

Buscaba el significado de la palabra "lustro" - esa, la sinónimo de "quinquenio". Dice la Real Academia que viene del latín lustrum, de limpio y puro. Que significa cinco años. Cinco.

Me gustan los aniversarios - las fechas. Eso tiene un problema: también me persiguen los aniversarios, fechas, cumpleaños... Se sientan a mi sala en plan de "¿Qué? ¿Ya no piensas celebrar?". Y entonces ayer hizo cinco años que hicimos escala en Londres y después de horas y horas de vuelo llegamos a Barcelona, al que sería nuestro piso. No me acuerdo si venimos en taxi o cómo. No me acuerdo a qué hora llegamos. Recuerdo que dormí más de doce horas en aquella recámara increíblemente oscura. Y que cuando ví la primera cucaracha pensé: "Bueno, no es tan grave... en ocho meses regresaremos a casa".

Los ocho meses se convirtieron en cinco años. Ya no vivo en aquel piso. Considero que tengo un par de patrias ahora. La casa a la que iba a regresar ya no es mía. Ya no somos nosotros - esos, los que mañana hace siete años se habían prometido "para toda la vida".

Las cosas cambian. Todo cambia. Es bueno acordarse, tenerlo en cuenta: por eso somos quien somos. Diría la Venegas: "y todo lo que ya viví lo sigo cargando/lo llevo muy dentro de mí, nunca lo he olvidado/lo siento tan cerca de aquí/lo llevo muy dentro de mí".

Lo bueno es acordarse de hacer limpieza. Buscarse en las fotografías y ya no encontrarse en la mirada... quizá un poco en el gesto. Comenzar otra vez. Reaprender a conjugar y a utilizar los adverbios de tiempo y lugar: ensayar otro "nosotros", "mi casa", "mi sitio".

13.10.09

Poca suerte

Busqué hoy un gato negro, pasar por debajo de una escalera, zarpar en un barco. Nada.

Solamente quería poner a prueba aquello de la suerte.

12.10.09

Raza

Me dan ternurita mis compañeros de clase de la Maestría Ultrasecreta porque me tienen como una especie de condescendencia. Esta condescendencia clásica de "claro, es que ella... como viene de un país de tercer mundo..." Podría enojarme, pero visto que ya tengo más de cinco años encontrándome de pronto con gente que se comporta así, mejor me dan ternurita. E intento aprender lo que se pueda.

La semana pasada apenas me enteré que hoy sería festivo. Me dio mucha felicidad porque vislumbré mi primer día de descanso después de tres semanas de trabajo al hilo. Y me dí cuenta justamente en la Maestría. Algo estaban diciendo y yo, en voz fuerte y clara, pregunté: "¿pero exactamente porqué dan el día? ¿Por lo del Día de la Raza?". Silencio sepulcral. Miradas de pistola. Salida del salón - era el momento de descanso. Uno de ellos, compasivo, me tomó del brazo: "está muy mal visto decirlo así... es como... como muy franquista".

Me le quedé mirando sin contestar. Creo que esperaba que yo le diera las gracias. Para mí el 12 de octubre significa tres cosas: Descubrimiento de América (ergo, cuadro plástico en la Escuela con alguna ingenua vestida de Cristobal Colón), Día de la Virgen de Zapopan (ergo, bloqueó en Av. Ávila Camacho e incapacidad para llegar a la Escuela) y Aniversario de Boda de mis abuelos Uribe.

Lo del día de la "Raza" yo durante mucho tiempo pensé que se refería a la tremenda raza (mexicanismo: gran cantidad de gente) que nos reuníamos para celebrar a los viejitos: los 10 hijos con sus respectivos y los 38 nietos, algunos con novios, bisnietos y agregados. Ya no significa lo mismo, porque don Uribe hace rato se fue y andamos todos los demás desperdigados por el mundo... Pero sigue siendo un día festivo que embato felizmente desde mi cama.

Una pregunta: ¿cuántos días más le van a dejar a Franco? ¿cuántas palabras más le van a ceder a los malos recuerdos? ¿qué es lo que hace falta para dejar el pasado en el pasado? Y una afirmación: No, no estoy enojada con los españoles que llegaron a colonizar América. ¿Alguien me ha visto? ¿Se da cuenta que tengo un apellido vasco y otro navarro? ¿qué les hace pensar que yo hubiera nacido si no se hubiese dado la mezcla? Además, me gustan los chiles en nogada. I rest my case. Creo que esto de descansar me deja un poco tonta.

11.10.09

Rituales

Desde que me acuerdo, no había elección alguna: los domingos tocaba ir a misa. Desde mi casa, ubicada a un par de manzanas de una de las Iglesias más grandes de la ciudad, se escuchaban cada hora las llamadas. Si mal no recuerdo, las "funciones" eran de las 7 de la mañana hasta las 2 de la tarde, y de las 5 hasta las 10 de la noche (sí, cada hora en la hora).

Yo, la verdad, tuve largas temporadas en las que incluso lo disfrutaba. O cantaba en el coro, o me moría de nervios porque leía una de las lecturas o me queda mirando las lámparas de la perpetua obra en construcción tratando de descifrar - con la voz del párroco de fondo - cuál sería el método que tenía Dios para señalar a los pecadores. Al salir, lo más impactante de todo: dulces, pan, maíz cocido, helados... todo un mercadillo de antojos para satisfacer hasta el más pintado.

El domingo pasado me apunté a ir al cine con unos amigos. Yo llegué corriendo así que no tuve que sufrir la enorme fila de todos los que querían entrar a ver las películas en versión original. Vamos, ya habían comprado incluso las palomitas. Nos sentamos y comenzó la ceremonia. Y me recordó en mucho a tantas tardes de domingo: un montón de gente sentada, en silencio, algunas dando incluso tremendos bostezos (o ronquidos) y alguien repitiendo una homilía que tratábamos de entender. Confieso que pasé de la agitación, al miedo de dormirme por lo cansaba que estaba, a comenzar a pensar - con la voz de los actores de fondo - cómo podía solucionar un tema pendiente de un texto que estoy escribiendo.

El paralelismo con las tardes litúrgicas de mi infancia no acabó ahí: cuando salimos, decenas de vendedores estaban en las calles enfrente del cine, y la gente se compraba helados, o cafés o dulces.

No cabe duda que todos necesitamos ciertos rituales.