21.10.09

Lo contemporáneo y lo que llamamos arte

Últimamente, la verdad, incluso he exagerado un poco. Además del atracón de exposiciones que me dí en la Biennale regresé a Barcelona y comencé a encontrarme, como siempre, diez mil cosas que hacer. El colmo fue hace dos semanas cuando de lunes a jueves tuve un compromiso "artístico" - uno de los cuales incluso me hizo salirme antes de la Escuela.

Lo hice porque tenía unas cortesías para ir al Teatro - para más señas, al Nacional de Catalunya, una pesadilla post-post modernista ideada por Bofill. Había el estreno de un texto de Yasmina Reza que, por lo general, me gusta bastante. Mientras iba de camino, entre el Teatro y la estación de Metro Gloriès, encontré un enorme baldío en donde no debía haber nada pero alguien había tirado muchas cosas. Al principio pensé que era sólo basura, pero luego me dí cuenta que había zapatos en buen estado, discos, bolsos, fotografías, juguetes de niños, ropa, unos cuadernos... y no pude preguntarme de qué eran resultado: ¿de un robo? ¿de un divorcio? ¿de un deshaucio? ¿de un artista de esos contemporáneos que quieren descontextualizar los objetos para transmitir ciertas sensaciones?

Soledad y desconsuelo, sentí. Y una cierta intuición de que, en un par de meses, podía acabar viendo fotografías de eso en uno de esos museos a los que tanto me gusta ir.

Sobre la obra de teatro sólo puedo decir que me reí a ratos - sobre todo cuando entendí el título de "Una Comedia Española": todos los personajes eran tan esperpénticos y gritaban como en una vieja peli de Almodóvar. Así que supongo que su título hacia referencia a "Átame" o algo así. Fuera de eso, ni le encontré lo de comedia, ni lo de española.

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