22.8.08

Regreso

Cuando uno está adolescente y tiene la fortuna que le haya tocado una habitación para si mismo en casa, la convierte en algo así como en un reino de absoluta tranquilidad. Que afuera se puede estar cayendo el mundo pero ahí, detrás de las puertas, en esas cuatro paredes, todo está aparentemente bien. Por lo menos durante un rato. En poco tiempo. Luego descubres que hay que salir para ir al baño o a la cocina a comer algo y necesitas liberarte de la verdadera "zona de confort".

Después, el concepto de "zona de confort" se extiende a toda la casa. Pero igual, uno no se puede quedar encerrado atrás de la puerta con tres candados - aunque no sea negra, ja -. Hay que salir a la calle, a comprar víveres, a encontrarse con otros.

Regreso a Guadalajara y tengo la sensación de estar en la recámara de mi adolescencia, en la casa en la que crecí. Es una zona de confort: conozco sus errores y sus zonas mullidas, lo mejor y lo peor.

A veces creo que quiero quedarme. Pero sé que necesito salir para entender, para completarme, para estar.

20.8.08

Esta muñeca...

Se cambia de aparador por los próximos 40 y pico días. Ya estaremos reportando. Por lo pronto, al aeropuerto bajo el cielo encapotado de Barcelona. Qué ilu. Esta noche estaré cenando tacos en Guadalajara.

Chau.

18.8.08

Dos posts extraviados

En sábado de limpieza, encontré algunos recortes que voy guardando de cosas que quiero postear... y luego se me olvidan y dejan de tener sentido. Pero como este blog es como cuaderno de notitas, van:

Frases épicas encontradas en una revista Glamour americana
(o por lo menos épicas para mí)

- La mujer americana promedio pesa 74.4 kilos y tiene una estatura de 1.63 metros - esto es tiene cerca de 16 kilos más y 15 centímetros menos que la súper modelo promedio.
- Está bien si:
* tienes una política de no hacer la cama en fin de semana
* nunca has tenido perfectamente claro qué es lo que te gustaría hacer con tu cabello
* realmente nunca te ha gustado la música tecno
* no estás especialmente interesada de momento en "encontrarte a ti misma".

- Siete maneras nuevas de ver a tu cuerpo
* es una fuerza de la naturaleza y merece tu respeto siempre que desafía tu control: desde explosiones de adrenalina, un cólico insoportable hasta un ataque de lujuria por un casi-extraño.
* es de músculo sólido, aunque no lo creas.
* es una "máquina de placer". Y hay que jugar con todos sus “botones”.
* te dice como te sientes en realidad – todo signo físico es un indicador emocional y hay que ponerles atención.
* se regenera solo: ocho horas de sueño, cinco minutos de risa o diez saludos al sol pueden hacerte sentir nueva.
* puede crear cosas de belleza trascendental: una sonata, un jardín de rosas, un bebé.
* es único en el sentido más puro de la palabra: siempre habrá alguien con muslos más firmes, pero nunca nadie con un cuerpo exactamente como el tuyo.

(ya, vale, lo acepto, esto es vergonzante. Hay algo un poco torcido en que busque iluminación en publicaciones femeninas, pero ya que me ventaneo tanto a mi misma…)


Cosas que había que hacer en Londres


- Ir a la galería White Cube a ver la exposición más reciente de los Chapman, con tema del holocausto – “If Hitler Had Been a Hippy How Happy We Would Be…” (hum, esto no era bonito, pero sí interesante: compraron un lote de pinturas hechas por Hitler y las intervinieron pintándoles arcoiris y cosas “cute”, hicieron unas maquetas horribles sobre el peor de los Holocaustos y luego intervinieron también retratos de personas que compraron olvidados. El nombre de esta última parte de la exposición era “One Day You Will No Longer Be Loved”. Bua. Ya no está. Se acabó el 12 de julio).
- Ir al cine a ver un documental que se llama “A Complete History of My Sexual Failures”. Directamente, el señor Chris Waitt se confiesa ante la audiencia, va y nos presenta a todas las ex novias, toma viagra y sale a buscar con quien acostarse y, con un guión magnífico, se asegura su entrada eventual al mundo de las comedias románticas, me supongo. Ya no creo que esté en el cine en Londres, pero yo la vería otra vez. Me reí demasiado.
- Ir a la Tate Modern y ver la exposición de Cy Twombly (expresionismo abstracto americo-italiano) y una que se llama Street & Studio sobre el uso social del retrato fotográfico. Ambas siguen, son de paga, pero conviene comprar el boleto combinado. Están bien bonitas. Además, ya de pasada, hay que comprarse la línea del tiempo del arte que tiene el Museo en el primer piso. También es la onda.
- Ir al Barbican a ver la casa de muñecas que montaron los diseñadores holandeses Viktor & Rolf. La verdad, me pareció una de las exposiciones más interesantes que he visto últimamente, no sólo por su contenido en moda, sino por el uso de los múltiples medios para el arte y la creación de concepto alrededor de los desfiles. Me reí un poco porque me acordé de cuando el cine y la fotografía se veían con escepticismo como arte en contraste con esta exposición dedicada a la ropa – gran representante de las visiones culturales de la sociedad contemporánea. Es bien bonito, de veritat. Hay que ir.

Dato curioso:
el día que fui con L a ver la película, en la mañana, paseamos por el barrio donde vive el directo. Y lo ví. Antes de ver la película. Creí reconocerlo porque habíamos visitado el site de Internet, pero dudé. Me hizo feliz haber visto un famoso, aunque no fuera tan famoso. Y lo único que lamenté fue no haberlo reconocido en el momento. Creo que hasta le hubiera hecho ilusión que lo saludáramos en la calle.

17.8.08

Las malas horas

Nueve de la mañana del domingo. Tengo dos horas trabajando. Es lo que tiene el trabajo "global" - no siempre se encuentra en el mismo huso horario. Cuando sonó mi teléfono en la mañana, por un momento pensé que me había olvidado de quitar el despertador. Pero no, era el teléfono en el que me pedían, desde el otro lado del Atlántico, un documento que sólo estaba en mi computadora de la oficina. Así que tocó rehacerlo, mandarlo y bueno, ya encarrilados, seguir trabajando.

Me dediqué a unas cosas que tenía pendientes en la Wikipedia. Y me doy cuenta que necesito una clase, porque realmente lo hice por instrumentos. Bendito sea el cortar y pegar.

Voy por el diario y hacia la playa. Ya que me levanté temprano, que sirva de algo. A ver qué me encuentro en la playa de domingo por la mañana en este agosto barcelonés.

16.8.08

Las distancias relativas

Me gusta caminar. Pero cuando se trata de salir en la noche, tengo una lista grande de sitios cerca de mi casa (incluyendo la misma casa) hasta los cuales trato de arrastrar a mis amigos siempre - me da una pereza enorme regresarme sola y tarde desde un sitio lejano. Con el ipod las cosas habían cambiado un poquito - a casa de X son 3 canciones, a casa de L son siete, aprox. Y así me voy con todas.

Pero hay límites geográficos que no paso. Para los que termino tomando un autobús o un taxi en mis días de vino y rosas, ja.

Ayer crucé uno de mis límites geográficos. El barrio de Gracia, que siempre creo que es tan, pero tan lejos. Ni está tan lejos. Es mi cerebrito el que le pone el límite - digo, al final, L vive a las puertas de Gracia. Y sin embargo, confirmé una cosa: lo que me pone enferma de caminar en la noche es caminar sola. Porque si vienes muerto de risa y con una cerveza de más (porque la más mala siempre es la última, no las cuatro que te tomaste antes), tonteando con alguien que se ríe de tí porque te balanceas mientras mandas mensajitos en el móvil y se toma la molestia de acompañarte hasta casa porque es un solecito, no da flojera, ni horror, ni nada.

De hecho, te das cuenta que las distancias son relativas y que Barcelona es - en tapatío y con tapatía compañía (cacofónica, la niña) - bien bonita de noche.

15.8.08

Aviso ególatra


Miss Gisela, del blog éterante, me da este budita de premio por mi post de las secretarias, que fue incluido en un concurso de entradas "kitsch" en los blogs.

Gracias por los aplausos, querido público. Jijiji.

Mi lector preferido, el más fiel

- Nació un cálido domingo de mayo cuando yo tenía once años. Me acuerdo de esperar con ansia la llamada del hospital que me dijera si era niño o niña.
- Recibió su nombre en el registro civil, en el último momento. Mis padres, que no son nada afectos al futbol, no se dieron cuenta que al llamarlo como un astro argentino el deporte lo perseguiría toda la vida - y no es deportista.
- Cambió durante años mi léxico al agregarle nuevas palabras modificadas a su pronunciación.
- Fue el primero en llamarme "Cin".
- Tembló agarrado de mi mano la primera vez que vio a la Bella Durmiente "en vivo".
- Me regaló mi primer Harry Potter el día que me gradué de la Universidad.
- Es el hombre que más veces en la vida me ha dicho, literalmente, "te ves her-mo-sa".
- Lloró durante toda mi boda. Y yo no lo entendí.
- Es un fotógrafo magnífico. Y aunque odia que le hagan fotos, a mí me lo permite.
- Ama París. Y Londres. Y Barcelona. Y venir a verme, a revolotear alrededor de mí.
- Será rico y famoso y me sacará de trabajar. Algún día.

Me va a odiar por hacerle esta lista. Nunca pone comments, porque dice que le da verguenza. Me gustaría decir que es igualito a mí. Pero no. Compartimos unos ojos expresivos y una necesidad increíble de ir haciendo el payaso por las calles y de abrazarnos y darnos besos y llamarnos cosas cursis. Ya lo extraño. Tres semanas se pasan rápido cuando te quieres tanto, tantísimo.

Ojalá que vuelvas pronto. Y que la Universidad sea lo que esperas de ella. Te quiero.

14.8.08

Publicidad engañosa

Todos podrían decir que era ella la que había tomado ciertas decisiones. Todos, incluida la terapeuta y la familia de ambos. Pero tomó la decisión y se la calló. No sabía cómo comunicarla, ni a quien. Ni cuando. Habían estado tanto tiempo lejos que tampoco parecía que cambiaran las cosas. Simplemente eran visibles para ellos, que ya no estaban juntos ni esas pocas horas al día que solían estarlo.

Pasaron los meses, la terapia, las discusiones, la angustia, el vacío. Ella siguió tomando decisiones porque necesitaba certezas. Y se las comunicaba a él. Y él la miraba. Y un día él decidió, en Facebook, publicarse como "single". Y ese día ella lloró durante horas y recibió múltiples mensajes preguntando que qué pasaba. Y tuvo que explicarlo - ella - a diestra y siniestra.

Un año después, ella sigue acordándose. Y guarda fechas y evita los contactos digitales con quien se fue - en full surround y absoluto analógico. Y de pronto, él decide publicar, otra vez, que se siente solo.

Ella no da más explicaciones. Tan sólo piensa que ya no debería de dolerle tanto.

Los bloggers no son de peluche

Hoy me enteré, al salir de la oficina, que mañana es festivo en mi pueblo. Que nadie irá a trabajar. Lo cual estaba bien porque así mañana puedo llevar al niño al aeropuerto. Se va mi niño. Y estoy un poco triste.

Y como estoy un poco triste, estoy un poco ida. Miro a través de las ventanas del tren y no veo el mar, ni las olas, ni las playas nudistas. Veo a algún otro sitio. A una especie de agenda interminable donde se anotan las festividades que se celebran y las que no, los días festivos, los días que - según calendario - deberían de ser tristes o alegres. Ya lo dice G, no tiene sentido celebrar sólo lo que marcan las agendas. Uno debería, por ejemplo, tener cumpleaños todos los días. O llamar a alguien, a quien tu quieras, cualquier día. Si lo quieres llamar.

Estoy un poco triste, un poco ida y muy dispersa. Tan dispersa como puedo estar cualquier día. Una de mis ¿cualidades? es la visión y escucha selectiva. A veces puedo pasar enfrente de alguien en la calle y no saludarlo porque, de verdad, no lo ví. Y otras puedo detectar de pronto, a alguien que no conozco y saludarlo. Vamos, a alguien que no conozco en el mundo "analógico".

Ya tenía mucha hambre y venía corriendo a la casa. Me bajé del autobús y, cruzando la calle, ví un chico con unas gafas enormes que me pareció conocido que iba caminando para encontrarse con un par de chicas que también me resultaron conocidas. Porque eran conocidas. Porque hace meses que leo religiosamente los posts de sus blogs. Y nos dejamos comentarios y nos contamos cosas. Pero nunca nos habíamos tocado, ni nos habíamos dado un beso, ni habíamos escuchado el timbre exacto de nuestra voz.

Y me encantó darme cuenta que somos reales - no de peluche ni de bits. Que los bloggers también salen a buscar un poquito de sol.

12.8.08

Súper hombres (y mujeres)

Miles de millones de personas se pasan estos días horas sentados enfrente de la televisión admirando cuerpos y proezas de los deportistas de élite de todo el mundo. Esperando que los chinos se porten lo mejor posible. Sabiendo de antemano quiénes serán los países al frente del medallero. Esperando que menos atletas den positivo de drogas.

Con los escándalos del ciclismo últimamente, me parece que el mundo de los deportes está absolutamente absorto en asuntos de drogas. Pero yo miro el ciclismo y pienso: "si a estos hombres les están pidiendo que sean más allá que humanos... ¿por qué no los dejan procurarse cosas que los ayuden a serlo?".

Total de que hoy, el NYT tiene un artículo interesante sobre la posibilidad de la "legalización" de las drogas en el deporte. Habla sobre cómo también aquí se nota el divide entre los países - no es sólo que puedas entrenarte mejor, es que también accedes a más cosas. ¿Entonces qué pasaría si fuera legal? Quizá nada - quizá seguirían ganando los que ganan. O no. Porque los refuerzos no estarían sólo en manos de unos pocos países, sino casi de cualquiera.

La reflexión me pareció interesante. Supongo que me hizo acordarme del eterno debate sobre si legalizar o no las drogas. Y me hizo reflexionar en estas ansias que todos tenemos de ser superman.

Primer lunes

Regreso de las vacaciones. El final fue abrupto, raro, caótico. Basta decir que me quedé un día demás varada en París. Sé que no suena dramático - pero puede serlo.

El primer día de trabajo se trata de ir al Consulado Chino a pedir la visa para ir a China (duh). Llego temprano, medio dormida, abochornada por el calor. Temo que me falte algo. Siempre temo que me falte algo. Paso horas escuchando excusas imbéciles por parte de españoles que deciden no cumplir con los requisitos que están en la página web porque "yo ya había hablado y no me habían dicho que se necesitaba eso". Antes de mí, un chico se toma una hora en entregar los papeles y otra 45 minutos. No les dan nada porque no traen lo que deben de traer. A mí, una chica china súper simpática - que después me dice que también se llama Cinthya en su nombre accidental - me acepta el trámite en 5 minutos y me ofrece tener mi pasaporte listo en una hora.

Voy bajando avenida Tibidabo y veo el tranvía. Es tan bonito y me recuerda a San Francisco. Hablo por teléfono a casa para ver cómo está Diego y mientras le doy instrucciones, el conductor del tranvía me pregunta que si no quiero ir con ellos a pasear por el Tibidabo. Le digo que sí pero que tengo que desayunar primero. Mientras me tomo el café con leche - mi desayuno de las 12.45 de la mañana - pienso que es una locura subirme al único tranvía rojo que hace la ruta del tranvía azul sin conocer al conductor que me invita. Pero igual pago y camino hacia ahí. Cuando ya nos vamos, unos jubilados le hacen burla al ver que yo sí que había regresado. Pero el tranvía se descompone por unos minutos y yo necesito ir por mi visa. R, el conductor, me lleva hasta la puerta del Consulado en el tranvía. Y yo prometo volver a subir con él cuando termine el trámite.

Y al final subimos. Y me cuenta un poco de su vida, y yo de la mía, e intercambiamos teléfonos y quedamos en ir algún día a tomar algo con unos amigos suyos que son periodistas también. Yo qué sé. No llamará. Pero no importa. Me encantó que me invitara a compartir un rato de su día.

Llego a casa y encuentro una canción vieja de Jorge Drexler. Y la escucho una y otra vez. Y me acuerdo de aquello que decían de que las mujeres contentas - las bien tratadas, las queridas - son las que al final resultan más atractivas. El soundtrack de hoy, entonces, tan cursi, es "Me haces bien", de Jorge Drexler

Para contarte, canto,
quiero que sepas cuánto,
me haces bien
me haces bien
me haces bien

1.8.08

"Online friends"

No es como si te lo encontrarás en la calle. Pero casi. Está ahí, su nombre, en la lista de los que tienen un puntito verde. Está "online". De alguna manera es menos privado que chatear con esa persona directamente en el messenger. No es el messenger. Es una especie de "foro abierto". Algo diferente.

Piensas en la frase. No te arreglas el cabello ni te calas los lentes de sol: total, lo único que puede ver es tu cara en la foto del profile - misma que has intentado que parezca la más divertida de todas, la más feliz. Piensas. "¿Qué le puedo preguntar?". Porque le quieres preguntar algo. Porque quieres que reconozca que tú reconoces su existencia. Que viste que está online en facebook.

Picas sobre su nombre y comienzas a teclear. Esa frase tan ingeniosa. Tan increíble. Mientras la termina, su nombre pasa a rojo. "Your contact is offline and he didn't get the message". O algo por el estilo.

Hay que aceptar una cosa --- siempre es mejor esto que encontrarse a la gente en la calle. Creo. Porque igual te puedes encontrar a alguien que ni siquiera está en tu uso horario.