30.11.07

El pasado regresa ( y a veces se agradece que lo haga)

Estuvimos cenando en un restaurante pequeñito del Eixample. Él vino a hacer un curso rápido a un hospital de aquí. Me contó de su esposa, de su hija, del segundo que viene en camino. Yo le conté de la fragilidad de lo nuestro. Suspiró. Nos casamos (los cuatro, dos y dos, cada dos en un sitio distinto) el mismo día. La prosperidad se ve en su ropa y su sonrisa. Cálida, como siempre.

"No puedo decirte nada", afirmó. "No sé qué decirte. Es que esto no lo he vivido yo".

Pero agradecí sus abrazos. Y agradecí cuando comenzó a recordarme las cosas buenas que habíamos pasado, todos juntos. Hasta una noche que descorchamos una botella carísima de champán para acompañar unas pizzas de Benedetti's. O cuando él y yo teníamos que escuchar reproches por terminar la cena con un expresso.

"Un urbanista marroquí que conocí me contó que es lo mejor que puedes hacer para evitar el insomnio", dije yo. "El café americano es más malo porque la cafeína se fortalece al diluirse y prensarse tanto".

Cuando llegó Él y fuimos tres, la platica cambió. Pero agradecí poder saber que también ha habido cosas buenas. Buenísimas. Acordarme. Eso me ayuda a darme cuenta que nunca he estado loca: es sólo que abrí los ojos a otra parte del panorama.

En la calle


Tenía rastas. El pelo desgastado, con trazas de haber estado pintado de colores. Pecas. Enormes ojos verdes. Look "cebolla" - capa sobre capa sobre capa - de camisetas, pañuelos, licra. Vamos, el altermundismo en pleno. "¿Quieres jugar?", me preguntó mientras señalaba un falso y enorme tablero de Monopoly que yacía en el piso, junto a la entrada del metro. "Somos estudiantes de arte y queremos hacer una crítica contra el capitalismo". Le sonreí y le dí las gracias. Le dije que iba con prisa - lo cual era cierto: necesitaba pasearme por el centro comercial cercano antes de la cita con mi psicoanalista.

26.11.07

Soundtrack de la nostalgia

Viejos favoritos...

"I want to hold the hand inside you
I want to take a breath that's true
I look to you and I see nothing
I look to you to see the truth"
(Fade into you - Mazzy Star)

25.11.07

Descubrimientos de un domingo

Siguiendo con las listas, ahora que regreso de tirar la basura, hago un resumen del día:

1. Los barceloneses gustan de reciclar. Tanto, que llenan los contenedores y la basura se desparrama por la calle. Es que da mucha flojera bajar otra vez si lo ves lleno.
2. Ya prendieron la iluminación de navidad. Y pude tomar fotos sin flash de las mismísimas. Son tan bonitas.
3. Encontré en la plaza frente a mi casa a tres francesas que buscaban, en domingo por la noche, un sitio en el que se pudiera ver un espectáculo de tango. Y luego nos extrañamos de que los ingleses vengan a comprar sombreros mexicanos en la Rambla.
4. El menú de mediodía de mi restaurante italiano favorito es horroroso. Especialmente la sopa "mediterránea". Y su vino de la casa me emborracha muy rápido.
5. "Lo extraño de esto", dijo alguien a quien escuché, "es que cuando algo va mal en una relación la gente culpa al otro. Tú te culpas a tí. ¿No te parece que es raro?".
6. En la Iglesia de la plaza enfrente de mi casa (bis) hay reuniones de Narcóticos Anónimos los domingos por la noche. Y tienen más quórum que la misa de doce.
7. En un cajero, me encontré un folletito hecho por un grupo de fans de Take That, que piden que la gente se apunte para que se haga una retransmisión en directo en una sala de cine del concierto que el grupo - según yo extinto - en su fase post-Robbie Williams dará esta semana en Londres. Me pareció aún más surrealista que las retransmisiones del Super Bowl que se hacen en México.
8. Pensé que debería hacer un reportaje sobre la manera en que la matanza de los animales para consumo humano según las religiones cambia su sabor. Sigo pensando en ello.

23.11.07

Personalísimo y desgarrado

Hace más de un año que no escribe. Y tampoco lee. Que parece que no está. Ausente, creo, es la palabra que utilizan para esos casos. Pero la ausencia es más dolorosa cuando no es del todo certera. Cuando un buen día deja de calentar su lado de la cama, de tomarse los refrescos, de sentarse horas enteras frente al ordenador a no hacer nada, es cuando la ausencia es, ahora sí, delicadamente dolorosa, como las agujas supuestamente indoloras con las que se pinchan los diabéticos.

Pero de pronto aparece. Como aparecen las ráfagas de viento: parecería que quieren otra cosa, volar las hojas que dibujan el otoño por toda la ciudad. Pero lo que en realidad buscan esas ráfagas es colarse debajo de los pantalones y las faldas y recordar qué era eso fresco que nos gustaba, cómo se sentía. Y aparece así. Simula una llamada de trabajo, que necesita algo, que se le antoja comer cualquier cosa, y luego al final dice que no, que lo que pasa es que me extraña.

Ahora me cuesta trabajo decirle que lo extraño. Porque lo extraño. Pero había estado tanto tiempo ausente, desdibujado, que ya a veces me parece normal su falta. Que lo extraño, pero no sé cómo decirlo, porque siento que mis palabras se van a desdibujar, a ahogarse en la ausencia.

Y sigue siendo minuciosamente doloroso. Como sacarse las cejas frente a un espejo de aumento.

22.11.07

Gracias por 10 cosas

En plena euforia del Thanksgiving, el NYT publica hoy un artículo de opinión sobre lo bueno que es conservar un "diario de gratitud". La teoría dice que si escribimos las cosas por las que nos sentimos felices, seremos cada vez más felices. Y bueno, siguiendo la faramalla, doy gracias por 10 cosas que me han hecho o me hacen feliz.

1. Tener a mi familia al alcance de un teléfono y quererlos tanto.
2. Comer fruta fresca (y si es posible pelada, mejor).
3. Haberme casado muy enamorada. Muchas cosas cambian a la vista de esas fotografías.
4. Saber que tengo un boleto de avión que en 15 días me llevará a México.
5. Hablar con mis amigos por teléfono o por Skype o lo que se tercie.
6. Comprarme un boleto de un concierto o un disco que me gusta.
7. Que a alguien le guste lo que escribo.
8. Recibir comments en mi blog.
9. Tomarme una foto y gustarme.
10. Ver una jacaranda en flor y sentirme inmediatamente en casa.

(Podría seguir. Pero son buenas 10 para empezar).

21.11.07

Una perla

En Plaça Espanya, hay una antigua plaza de toros llamada Las Arenas que están reconvirtiendo en un centro comercial. Por alguna extraña razón - o por los hados del destino - Samsung puso tremenda valla cubriéndola durante las obras. Lo extraordinario es que debajo de la valla actualmente hay un letrero que reza como sigue: "Samsung colabora con la restauración de la fachada de la escuela de derecho de la Universidad de Barcelona". ¿Será que los abogados son tan brutos como los toros? Cada quien.

20.11.07

"Yo las cosas desagradables no las veo"

La semana pasada el mundo del blog se revolucionó al saber que el premio BOB al mejor blog en español se lo llevó una abuelita gallega de 95 años que escribe desde su casa en A Coruña en un formato como este, de Blogger. No pude evitar darme una vuelta por el sitio y encontrar un alegato contra las formas de los "periodistas" de hoy que me recordó qué es lo que se debe hacer. Felicidades también, Maria Amelia. Ya me gustaría a mí convencer a mis abuelitas de que escribieran un blog. O a los periodistas de la tele que eso que hacen será lo que sea, pero no es periodismo.

Nunca será periodista

El otro día ví a un chico joven en la tele de estos que ahora quieren explicar. Pues ese chico que está empezando...estuvo ridiculizando a la Duquesa de Alba, nada menos.

Sacó unas fotografías y empezó a reirse de ella. De como hablaba, de que llevaba unos perros...haciendo burla de la señora. De alta alcurnia, quiera o no quiera, amigo. Es una aristócrata.

Haciendo burla de un viejo. De una señora anciana. Más respeto, hombre. Si quiere ser periodista ya no lo será nunca. Porque si no sabe respetar y no tiene educación, ya no puede ser gran periodista.

Ni presentador. No se hace burla, hombre, de un anciano. Y para más de una personalidad. No me hizo gracia ninguna. Lo apagué y ni me enteré ni como se llamaba.

Yo las cosas desagradables no las veo.

Negación, o la nueva terapia de pareja

Según un artículo en el New York Times de hoy, el doctor House tiene razón: todo el mundo miente. Nuestra capacidad de negación es básica para vivir en un grupo social y nuestra inventiva alrededor de nuestras relaciones son las que las hace más ricas. Literalmente: "hay estudios que han encontrado que las parejas que se idealizan (aunque sea mintiéndose - nota del traductor) tienen más probabilidades de permanecer juntas y reportar estas satisfechas con su relación que las que no".

O sea que se trata de mentirse a si mismo. Y asegurarse que todas esas cosas - esas molestas pequeñas cosas - son en realidad actos de grandiosa genialidad. Vaya. Haberlo sabido antes. La de dinero y lágrimas que se ahorraría uno diciéndose mentiritas a sí mismo.

Pequeñita

Ayer fui a comer con la Cumbiera Intelectual a un restaurante japonés escondido en las calles del gótico. Este sí es japonés-japonés, y la gente que atiende son como una familia muy bien llevada. Siempre me había llamado la atención que una de las chicas tuviese el cabello pintado de un rubio cenizo rabioso, muy al estilo Marilyn. Y recordaba también la presencia de una carrito de bebé. Supongo que hace mucho tiempo que no iba, porque el bebé estaba ayer jugando con su mamá, caminando por la sala del restaurante.

Hacía mucho que no veía una niña tan increíblemente bonita. Parecía una muñeca. Su cabello negro, liso, perfecto, peinado en coletas. Sonriente. Sus ojos tan rasgados. Su piel - un lugar común más - blanca como porcelana. Y contenta. Y tenía contentos a todos los que estaban en el sitio. No sólo no la oí llorar: si te acercabas y le hablabas, ella alzaba su manita como para tocar tu cara y después te decía adios abriendo y cerrando las manos, como una flor. Pequeñita, pero perfecta. Cada uno de sus dedos señalando al techo, a tu cara. Sonriendo.

Una amiga querida está hoy en el hospital esperando que sus dos gemelas tengan un poco de paciencia y no quieran nacer antes de lo que les toca. Otro amigo querido está en otro hospital, al otro lado del mar, luchando contra una infección pulmonar. Y al ver a la niña, tan pequeñita, tan perfecta, tuve por un momento la sensación clara de esperanza. En que ella caminará solita, en que seguirá sonriendo. En que mis amigos saldrán de sus respectivos hospitales con los mejores resultados posibles. En que lo que venga, lo que sea, tiene que ser mejor que lo que había hasta ahora. Puedo ser un estúpida optimista, sí. Pero supongo que también para eso son los blogs.

15.11.07

Benditos sean los tecladistas que desaparecen

me dices, casi en serio,
que me quieres matar,
yo te digo que lo entiendo y que a mi,
me pasaría igual


En algún momento, el guitarrista de Tulsa pidió un aplauso para los tecladistas que no habían llegado para el concierto. Estaban cabreados y se les notaba. Ella es un poco inexpresiva en el escenario, casi totalmente. Y tiene esa mezcla extraña de Carpenter-Folk-Apple con las letras de mujer sufridísima. Y todas esas guitarras. Y poco menos de cien personas en la sala Bikini. Y esa sensación casi dolorosa de emoción cuando descubres, entre todo el ruido, un grupo que te dice algo, una canción que se ajusta al momento.

Y luego canta "Into my arms": No creo en un dios intervencionista/pero sé que tú sí mi amor/pero si creyera me arrodillaría y le pediría/que no interviniera en tí. Y no creo que Nick Cave estaría decepcionado.

Una hora y cuarto, poco más o menos. Ellos estaban cabreados cuando dejaron el escenario y yo no era la más feliz de que se fueran. Pero me compre el disco y todo. Y agradecí al "no intervencionista" que los puso en mi camino y luego me trajo a mi casa. Ahora me duermo.

14.11.07

Top 10 de un karaoke

1. Descubrirás que, no importa lo bien que suenes en la ducha, cantas horrible. Y siempre hay alguien que canta aún peor que tú.
2. Será difícil entrar, aunque haya poca gente: de alguna forma hay que darle caché al asunto.
3. Serenidad y paciencia: Nunca faltará el hijo/amigo/sobrino del dueño que canta unas seis canciones en una noche a pesar de que las demás mesas estén a punto de amotinarse junto a él.
4. Por favor, por favor... no pidas una canción en un idioma que no conozcas.
5. Nunca pidas "La Vida en Rosa" ni "New York, New York". No sólo son canciones cuestionables: la versión puede ser aún más cuestionable que la canción en si.
6. Intenta por todos los medios caerle simpática a la chica que lleva el orden de las mesas o te pasarás dos horas sin cantar ni media canción.
7. Los tragos siempre serán caros. Si confiabas en el alcohol para superar tu pánico escénico, emborráchate antes de entrar.
8. No reclames que te suban el volumen de los micrófonos a menos de que REALMENTE cantes muy bien.
9. Elige canciones "famosillas": caerás simpático y, si estás desafinado, alguien en el público te ayudará. Pero no te subas a cantar con TODA tu banda. No caben, ni modo.
10. Da las gracias cuanto te aplaudan. Hay que ser amable aunque te hayas convertido en una estrella.

Para el álbum...

... de los mejores eufemismo de las historia: llamar a la separación de la Infanta Elena - qué miedo con la monarquía - "cese temporal de la convivencia matrimonial". Esos especialistas de comunicación de la Casa Real son magos, maguísimos.

Cursi

A veces le hace falta a uno un poco de esperanza... aunque nada diga que hay porqué tenerla. Uf, qué terrible. Mejor hubiera seguido sin escribir.

8.11.07

Palabras mullidas

Desde que uno es pequeño, detecta esas cosas, esas sensaciones que le gustan, le hacen sentir bien. Una gota de rocío en la punta de la nariz. Cera tibia en las manos. Acostarse en una habitación oscura a mediatarde de un día soleado, con las sábanas frescas. La textura del mousse de chocolate. El abrazo de tu papá.

Así también hay palabras mulliditas, que dichas con intención de serlo o no, te cambian el día. Ayer alguien nos llevó a cenar a mí y a L, porque nos encontramos los tres en la calle y nos dió gusto. Al terminar, mientras esperábamos el taxi, nos dijo con una ternura que apenas cabe en sus dos metros de estatura: "¿Cenaron bien mis princesas?". No lo dijo de broma, no. Lo dijo de verdad. Y fue como revolcarme en el pasto de mi casa.

Hoy ha continuado la infantilización - misma que no me molesta en lo absoluto. Esta mañana me levanté tarde y aunque corrí y todo, se me fue mi autobús. Me vió un conductor de la misma compañía y me explicaba cómo podía llegar más rápido - sin esperarme otra hora a que pasara el otro autobús - cuando paró otro autobús que venía para mi pueblo... pero sin pasaje. "¿Vas para Sitges?" - le preguntó el hombre mayor. "Sí, pero no me llevo a nadie". "Llévate a esta chavalita que se quedó aquí". El chico me miró y dijo entre risas: "Pero nada más porque me lo pide el Pedro, eh?".

Comí en un restaurante de pizza uruguaya, corriendo para terminar el montaje de la exposición. La mujer que atiende, latinoamericana, tiene esa manera de hablar y de tratar a la gente que es como ponerse un pijama de franela después de un día de mucho frío y trabajo. A la mujer que estaba junto a mí, entrada en los 60, la trataba y se refería a ella como "la señorita". Cuando llegó a mi dice: "A la nena, le pones sus porciones para comer aquí".

Hoy no me molesta que me llamen con nombres cariñosos. Creo que hasta me ayuda. Como ponerse unos converse después de haber caminado con tacones.

2.11.07

Pura nostalgia

Como chorro-mil años atrás.
"Y se nubla la vista, María
porque duele recordar
que los besos negados, María
nunca más regresarán".

Por andar de azotada


L. siempre se burla de mí porque pido perdón todo el tiempo. Pero esas son cosas que se tienen que tratar en la terapia. Ayer, caminábamos por Barcelona y nos encontramos una publicidad de un banco que la hizo reir a carcajadas. Según ella misma, esta es mi foto única y original. Lo peor de todo es que yo hago eco de su burla. En fin.

El huerto

Siguen mal los trenes de cercanías y mi trayecto de casa al trabajo se ha duplicado, por lo menos. Como no puedo hacerme a la idea - sobre todo en las mañanas - de ir cambiando de medio de transporte en medio de transporte, he tomado la decisión de subirme a un autobús que hace como hora y media pero me deja relativamente cerca de casa y de la oficina. En el trayecto, complicado como el que más, visitamos todos los días el aeropuerto, pero sus entrañas. El autobús entra por el mismo sitio donde entran los taxis: un enorme patio donde están esperando que los llamen. Los taxistas están haciendo veintemil cosas para quemar el tiempo: juegan póker o ajedrez, leen, escuchan el radio, platican... y hay algunos cuantos que decidieron tomar un pedazo de la "zona verde" y reconvertirlo en huerto. Junto a los cientos de taxis, las hortalizas crecen a paso firme.