En primer lugar, porque fuí a votar. Porque confío en el IFE. Porque confío más en el trabajo de los miles de mexicanos que contaron voto por voto, casilla por casilla, el día de la elección. Yo no llamo a nadie jodido. Ni tampoco chaparro. No me gustan las descalificaciones. Pero quiero que devuelvan la ciudad a quienes le pertenece: a los capitalinos que trabajan, todos los días, para que nuestra ciudad capital - y nuestro país - vaya mejor. A partir de su propio trabajo. De su esfuerzo para estar mejor.
No me parece justo que varios miles de mexicanos estén tomando por asalto la ciudad en donde viven 20 millones: interrumpiendo su trabajo, su vida diaria, su normalidad. Me parece menos justo todavía que lo hagan ante la mirada impávida de los señores Ebrard, Encinas y Fox. Ya estuvo bueno. Ya estuvo bueno que en pro de "la democracia" se aguanten tonterías como la presente. No se vale. Hay mucha gente que quiere vivir, en paz, y que el país siga adelante.
Que me perdonen los ilusionados sociales, pero llevando a México a la revolución, justo en este momento, no se van a resolver las cosas. Ninguna. Los pobres - ya lo dijo Dehesa - se van a quedar más pobres. Y los ricos se van a volver más ricos, no nos engañemos. Y además, se van a salir de país y ni siquiera tendrán que ver a la gente peleándose por la comida y el trabajo.
Me pronuncio, desde esta ventana tan lejos de México y de Dios y de todo, para que el señor Andres Manuel López Obrador deje de tomar en asalto mi país. También es mio. Y no quiero que se lo cargue en un arranque mesiánico.
3.8.06
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1 comentario:
Por supuesto, me uno a tu pronunciamiento.
Saludos,
Bef
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