Después de un ir y venir de información digno de novela de detectives [por cierto: hoy traigo mi camiseta de negra y criminal y todo el mundo se asombra] se confirma la duda, sí. El Señor Maniquí del Corte Inglés se va. Se va porque nos quiere. Bueno, eso dice. Eso dijo en su discurso de rendición. Algo así como la despedida después de perder las elecciones.
Después de anunciar que "hay que perder batallas para ganar la guerra" (vaya con las verdades de perogrullo), afirmó que nos deja porque prefirió inmolarse - como el borreguito que sustituyó a Isaac, hijo de Abraham (pobre inocente: él era musulmán-el borrego, digo); como Santa Eulalia (que la mató su padre, eh!); como la selección mexicana de futbol femenil (esa, a la que matan los descreídos)- antes de condenarnos a todos la pena eterna (me está gustando esto del tono biblíco). Porque nos quiere. Bueno, eso dice.
Lo cierto es que me queda una cierta satisfacción amargosa en la boca porque le dijeron algo así como "bueno, mira, tú NO eres el bueno, así que búscate la vida... pero ayúdanos a buscar uno más bueno que tú". No sé. Me parece un voto de confianza un poco extraño. Adiós, Maniquí Querido, adiós.
Bis1. Lo malo es que, mientras tanto, tendremos que seguir disfrutando de sus humos.
Bis 2. Una perla: Ayer llevaba una corbata de Boss. La había comprado en un aeropuerto, dijo. Y dijo que el nombre de la corbata - la marca esto es - definía su ser. Qué pesado.
Bis 3. No hay nada seguro en la vida. Menos mal.
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