19.3.09

La voz que no clama en el desierto

El otro día alguien me preguntó que cuántas visitas tenía mi blog, que si regulaba el tráfico y esas cosas. La verdad es que no lo hago porque temo encontrarme con que no lo ve nadie y entonces mi débil imagen de mi misma se iría a los suelos. Pero sé que hay personas que sí lo leen.

Y no sólo el blog. También el esquizofrénico twitter que luego me da por actualizar en tiempo real con el teléfono.

Entre las personas que lo leen, lo siguen y luego me comentan, está mi hermano. Ayer, que comenzaba a sentirme mal con esta gripa-astenia-alergia, me pegó una especie única de nostalgia de la que uno trata de paliar viendo fotos del pasado muy pasado. Y puse en el twitter eso, que tenía ganas de ver fotos viejas.

Esta mañana, cuando me levanto a arreglar mi contabilidad y otras cosas encuentro en mi mail, escondido entre los millones de forwards, un mensaje que lleva por título: "Fotos de hace muchos años".

Resulta que mi hermano Diego, que lee mis twitters, se puso ayer a hacerme un recopilatorio por aquello de la nostalgia... y bueno, ahora extraño más al niño, qué quieren que les diga. Y sí, siempre hemos sido así de guapos. Aquí, una foto que lo confirma. Cortesía, por supuesto, del mismo Diego ;).

2 comentarios:

JULY dijo...

qué chido ver fotos antiquísimas y calmar un poco la nostalgia (o avivarla, según el día)... porque uno se ríe bien agusto, a que sí? un beso!!!

AC Uribe dijo...

Oh, sí... yo me he reido tanto. Y estoy convencida que en mi siguiente vuelta a casa me pasaré horas y horas surfeando por los álbumes, ja. Abrazos!