Hay algo que extraño de trabajar con niños: su sentido del descubrimiento y una cierta capacidad para no encontrar las diferencias si no quieren. El cuento de lo políticamente correcto nos ha hecho olvidarnos cómo se llama al pan, pan y al vino, vino sin mayores dramas. Y a mí, que me gustan los comerciales, este de abajo tiene días poniéndome de buenas. De nuevo - soy incapaz de recordar la marca o el coche después de un rato: pero me encanta la sorpresa del papá y la del niño.
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