22.8.15

La perspectiva (92)

No sé si decidí quedarme porque esta ansiosa o porque la previsión del tiempo decía que sería un fin de semana espectacular - por una razón o por otra, el viernes que en lugar de volar estuve acá fue un buen viernes. Aunque me desperté tarde, estuve concentrada trabajando y por un momento, vi una cierta luz de salida: me acordé de mi misma el año pasado, casi en las mismas fechas, trabajando a contra-reloj para terminado un borrador que ahora, por fin, está mutando en texto final. Y lo terminé, cuando necesité hacerlo. Ahora la perspectiva es que si se acaba esta vez, se acaba del todo.

Desayuno de campeones
No salí porque estaba trabajando pero el sol me llamaba. Cuando él llegó, con los 28 grados encima, nos fuimos a buscar el Biergarden: a sentarnos con todos los modernos de la ciudad y tomar cerveza. Estuvo bien salir, ver a la gente, imaginarnos sus conversaciones, imaginarnos el futuro. En el puente que llega ahí hay un montón de nombres de gente de la ciudad - proyectos colaborativos -, incluido el de él. Con medio litro de cerveza encima, buscamos, pero no lo encontramos: "ni hace falta, chica. Ahora es muy nuevo. Hará gracia a la distancia, ahora no tanto".

Me imaginé que la tesis también me hará gracia a la distancia: me acordaré de estos años que me he dedicado a usarla como escudo en momentos incómodos, como ancla en momentos de deriva. Y la miraré con un poco de cariño, espero.

La tesis: esta mañana de sábado, me desperté a las siete de la mañana y terminé la traducción del primer capítulo. Estoy convencida de que toca rearmarlo, pero lo haré en un par de días que tenga más distancia de
él. De premio, desayuné un capuccino y un cheesecake con dátiles. Lujos de doctoranda.

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