13.8.15

100 días de gratitud: el doctor, la tesis, la postal

Un recuerdo: Con mi memoria infantil, todo se amplifica. Su casa era más bonita del mundo, era el doctor más sabio del mundo, tenía la mejor colección de máscaras del mundo, y tenía el perro más calientito del mundo (un xolozcuintle que se llamaba Flans y tenía un mechón de pelo anaranjado y se sentaba a veces en mis pies). Lo recuerdo riéndose con mi papá y sus hijos; leyendo el periódico y hablando apasionadamente de política; en la clínica 2 del Seguro Social, con su bata muy blanca, como luego fuera su cabello. Me acuerdo que se puso al teléfono para explicarle a la dramática niña de nueve años que era yo que no, que en los años 80 uno ya no se moría de fiebre escarlatina y que iba a estar bien, aunque Beth la de Mujercitas se hubiese muerto de eso.
Al darme cuenta que ya no está, lo extrañé y extrañé a toda su familia, que ha sido siempre la mía. Y por eso doy gracias.

Una yuca en White Sands, New Mexico.
Una explicación: estoy en un proceso de escritura que se ha extendido mucho más de lo conveniente y me cuesta mucho escribir todos los días. Por primera vez en mucho tiempo, no es que le tema a la página en blanco: le temo infinitamente a las correcciones, y las teorías y todo lo que implica terminar esa tesis. Calculo 100 días de proceso para cerrar del todo  - así que me obligaré a, durante cien días, escribir de nuevo en este blog que es una especie de repositorio de lo que me pasa, estas crónicas en primera persona. Antes de que termine el año, habrá que saber un poco más.

Estado de la cuestión tesis: todavía atorada en la nueva versión de la introducción, ahora en español. Estoy regresando al momento que siento que me falta más carnita, que no hay suficiente - quizá en parte por algunos comentarios de mi director de tesis - pero luego me doy cuenta que con lo que tengo no soy capaz de terminar. Esto, por el momento, hay que cerrarlo, no abrirlo más.

Una imagen: hoy me llegó la primera carta personal a mi nueva dirección holandesa. Es una postal desde Texas, de un sitio que visité con el remitente hace un año. Amo que mis amigos y yo tengamos las mismas fijaciones con el correo tradicional. Y con las plumas fuente (lo sé por la forma en cómo se diluyen algunas de sus letras en la postal)
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