26.4.09

México - Día 1

Lo primero que hice al aterrizar en Ciudad de México fue asomarme por la ventana para ver cuánta gente del personal de tierra en pistas tenía tapabocas. Judith se reía de mí y nos reíamos juntas de la súper borde azafata de Iberia que nos había atendido y que estaba acojonadísima. Casi diría que me antojaba que le dé un resfrío y que fuera influenza, por lo mal que se portó en el vuelo.

Habíamos durado más de 14 horas de viaje. Llegamos enteras, un poco cansadas y comenzamos el periplo de inmigración, equipajes, aduanas. Nadie del personal "de las fuerzas del orden" tenía tapabocas. Sí, por el otro lado, algunos de los dependientes de las tiendas libres de impuestos (¡yo no sabía que ahora también puedes comprar de llegada!). En aduanas, nos revisaron a conciencia una maleta. Al salir, nos encontramos a mis queridos amigos con tapabocas y nos tronchamos de risa. Pero ellos, muy amables, nos habían traido tapabocas también a nosotros.

Hicimos una pequeña escala en su casa y luego nos mudamos a nuestro castillo condechi, cortesía de la princesa Lety que anda en el norte, muy norte. Todo era perfecto. Fuimos a cenar tacos y regresamos sobreponiéndonos al sueño para evitar el jetlag.

A mí me llegó el famoso jetlag a las cuatro de la mañana. Pero lo espanté. Ahora estoy reportando a Europa que no tengo influenza, que no nos hemos muerto y que nos vamos a desayunar a San Ángel. A ver qué más pasa.

Y como dije ayer como ochenta veces en el vuelo: no me lo puedo creer que estoy en México.

2 comentarios:

JULY dijo...

oiga señorita, usted se va a México así nomás sin avisar!!!! qué tal todo??? qué chido que estés allá!!! come muchas cosas ricas que aquí no hay, mmmmh yomi yomi!! disfruta! y saludos desde acá, sin influenza y con lluvia vespertina (grr)

josep dijo...

Acabo de llegir el teu post al bloc. Una salutació des de la Facultat i que tot vagi molt bé!
Petons,
Josep