1.4.09

Binomios rotos

Abro el correo electrónico y me encuentro un mensaje con información importante en términos legales. Lo leo e intento llorar. Pero no puedo. Es que ya no puedo llorar. No hay lágrimas porque no hay tristeza. Sólo desconcierto.

Me pregunto otra vez que fue lo que pasó. Y sé que es una pregunta inútil. Al ver nuestros nombres juntos me acuerdo todas las otras veces que estuvieron así: en mis cuadernos de último año de la universidad, en múltiples cartas, en las invitaciones a bodas de amigos, en la invitación an nuestra boda, en cuentas de correo electrónico, en cosas de casa allá, en el buzón de acá, en peticiones de créditos, en seguros de gastos médicos, en cartas, en cartas, en desencuentros.

Qué curioso pues, que otra vez, vea los nombres juntos. Ahora bajo una carta que como titular dice: "Asunto - Divorcio Administrativo". Y pertenecen tan bien a ese documento como pertenecieron a los otros. Con azoro, pero sin lágrimas.

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