Algo me decía que había sido abducida. Los gelatinosos seres a mi alrededor sonreían con benevolencia y me pedían que extendiera la mano hacia la especie reptil en tonos dorados que estaba parado enfrente de mí. Hablaba en un idioma que no conocía, todos los hacían, pero la manera en la que utilizaban sus cabezas y sus manos parecía decirme que todo iba a estar bien. Yo, al no ver ningún objeto punzocortante alrededor, pensé que era seguro. Extendí mi brazo y ví cómo sobre mi muñeca derecha el reptil aseguró una tira de papel que, al parecer, no podría quitarme.
Después los seres gelatinosos me llevaron hacia el exterior. Todos estaban tirados alrededor de un hueco en el suelo, lleno de un líquido contaminado de diversos químicos. Pero no parecía preocuparles. El calor los agobiaba y se sumergían en él. Otros, al contrario, extendían sus cuerpos en unos muebles colocados alrededor del hueco, se ponían aceites sobre sus blandas carnes y agitaban violentamente las tiras de papel que tenían en sus muñecas - como las mías - ante otros reptiles, que les servían bebidas de colores misteriosos.
Yo me senté y comencé a beber lo que me servían los reptiles, mientras al fondo un gran aro se sumergía en el horizonte. El cambio en la luz hacia que el objeto en mi muñeca brillara y yo, que me sentía cada vez más lejana y tranquila cortesía de las bebidas, comencé a creer que era un pase a un mundo maravilloso. Al fondo, escuché la voz de otro como yo, que hablaba mi idioma a través de un aparato negro pegado a sus oídos: "pues mira... la verdad es que esto del todo incluido parece ser una buena idea...".
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2 comentarios:
Bonito cuento, felicidades FJUA
jajaja.. y qué tal que pasan los días y aunque ya regresaste de ese lugar, con NADA te puedes quitar tu tirita de la muñeca??? tiene un poder extraño fuera de este mundo!!!! Lindo Cuentito... besos!
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