20.2.13

Vértigo (8)

Hoy, por tercer año consecutivo, entré a un salón de clase y me presenté como profesora. Luché contra el murmullo de la clase, los teléfonos móviles, las preguntas no dichas, el fastidio de tener clase tantemprano/tantarde. Comenzamos con una película y creo que, en general, fue más o menos bien.

Lo que no se pierde es esa sensación de nudo en el estómago del que me han hablado más profesores - por más cansado que estés, por poco que al parecer cambie, el primer día es en el que temes más al pánico escénico. A quedarte sin mucho que decir. A no saber cómo o a quién le hablas.

Pero es un río que se navega con cariño - nunca es igual, aunque ya hayas pasado por ahí. Pero comienzas a reconocer algunos de los árboles a tu alrededor y el camino (por lo menos el camino académico) por donde vas a llevar esa barca.

Lo que me anima, lo que me dice que aunque habrá días que estaré cansada y decepcionada estoy haciendo algo bien, es que al ver ciertos ojos atentos, ciertas caras asombradas, cierta actividad mental me emociono.

Dar clases me emociona. Y que tu trabajo te emocione y te dé un poco de vértigo siempre es una buena señal.

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