A los pocos días que se había ido Marco, comencé a sacar del piso muchas cosas: tazas que ya no utilizábamos, un sillón, moldes de plástico viejos que odiaba. Pasé un par de horas eligiendo, limpiando, dejando en la calle un miércoles - como toca según la ordenanza barcelonesa.
En la travesía, al ir a las tiendas, me encontré que mucha gente que había decidido no salir de vacaciones quiso cambiar su casa. También, me encontré a muchos amigos que habían aprovechado estos meses para hacer cambios - o los habían sufrido intempestivamente.
Me acordé de que hace tres años que me mudé a la casa donde vivo: recién operada, utilizando las maletas como carritos de mudanza. Me dí cuenta que mi tendencia natural a la acumulación cada vez hace más difícil que me mude con unas cuantas maletas.
Ahora tiro cosas. De vez en cuando tengo angustia de ser dueña de tantas. Me gustaría moverme de un lado a otro sólo con una maleta. Pero, la verdad, es que tampoco me lastran. Solo pienso que será difícil dejarlas ir cuando ponga la nariz en dirección de otro destino. Cuando sea que esto pase.
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1 comentario:
¿Quien dijo que la cultura no ocupa lugar?
Cada vez que hago una mudanza los libros ocupan mas sitio que todo lo demas.
Tambien me gustaria saber tirar, vivir con lo poco necesario. Estoy en periodo de aprendizaje.
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