Como canción de Amy Winehouse llego a una casa que me parece insoportablemente limpia, aséptica, ajena. Están sus cosas aún en el clóset. En la mesa del comedor, un par de libros que quería yo desde hace años. Y la culpa, toda la culpa en las paredes. Todavía siento el movimiento del avión en el que crucé el Atlántico. Tengo una maleta perdida. Una carta del ministerio de educación que dice que quieren OTRO documento para el trámite de homologación de mi título. Y unas ganas de llorar, salir corriendo, y entrar a la casa en Guadalajara, en Vallarta, a un VIPS en el DF. Seguro es la falta del sueño. O el jetlag. O la cruda moral de empezar un año nuevo.
Lo raro es que algo me dice que será mejor. Que tiene que ser mejor. Quizá sea el estúpido optimismo que de vez en cuando se apodera de mí. O la necesidad de creer en los reyes magos. O la esperanza de otro vuelo que me lleve a cualquier otro lado. You should be stronger than me, suena. Retumba en mis oídos. Quizá debo irme a dormir.
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1 comentario:
Por supuesto que será mejor! Yo tengo confianza en los años pares, y más si son bisiestos!
Feliz Año, anímate, el jetlag pasará pronto!
P.D. No pasé a Cd Guzmán pero fue por falta de tiempo, no de ganas..!
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