26.1.08

La estética del poder

"Si te soy honesta", me dijo mientras se lavaba la cara, "ni siquiera sé que es. Es lo que me dá más corte. Obviamente no es su declarada calva, y mucho menos su piel un poco verdosa por falta de sol. Pero podrían ser los trajes cortados a medida - porque me dijo que se los hacía un sastre en Milán. También podría ser el Jaguar - 'tengo uno porque mi padre tenía uno cuando yo era pequeño. Supongo que son de esos traumas infantiles', lo citó. - Y podría ser, claro, que es mi jefe. Pero bueno, qué te digo. Ahora, después de que me pega la bronca, lo único que me apetece es besarlo".

3 comentarios:

Lata dijo...

wooooow, qué bonito. qué fuerte.

Anónimo dijo...

No me entero mucho, sólo me quedé pensando en lo pijos y señoritos que suelen ser los catalanes y que aunque me cueste reconocerlo; es algo que me encanta...quizá ni siquiera hay catalanes en esta historia, es lo bueno de esto, que la imaginación vuela incontrolable...
tita

AC Uribe dijo...

Es fuerte, mi querida Lata, es fuerte... y no, no hay catalancitos en esta historia, Tita. Pero seguro que tú le pusiste hasta nombre y apellido al del cuento ;). Beso.