8.10.03

¿Ah si, chismoso?

Mi prima Ceci tiene una frase maravillosa que le avienta a cualquiera que está exagerando. Se para frente de él, pone sus bracitos en jarras y le espeta: ¿Ah si, chismoso? - De hecho se escucha algo así como "¿Achichismosoooo?" -. Muy simpático.

Ahora el que se merece un "achichismoso" es Arnold Schwarzenegger. El señor se postuló, prometió cosas, se retractó de otras y ahora ahí está: es el flamantísimo gobernador de California.

Como dice el artículo de Dean E. Murphy en el NYT, ahora Mr. Terminator tendrá que enfrentarse a una batalla real, no a una en la que un doble arriesga su vida por él. Tendrá que resolver por lo menos parcialmente todos los problemas que enfrenta el estado, fracturado y con graves problemas hacendarios.

Obviamente Arnold no tiene remota idea del asunto de la administrada. Pero eso, dirían algunos, no es problema. Sólo le faltan unos "buenos asesores". Ajá. Otra vez vemos el asunto de la mercadotecnia del producto político. Sacamos a un héroe de la pantalla, con el que la gente está identificada, para que sienta que la puede sacar de sus broncas reales. Y la gente, increíblemente, ¡vota por el enorme bruto de sonrisa colgate!.

En fin. Gajes del oficio. Estoy de acuerdo con Murphy: esta elección californiana puede ser, efectivamente, el peor ejemplo de lo que pasa en una democracia.

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