Muy molesta
No dormí bien. Me tomé un par de copas - con Ms. Sharpie, of all people - y estaba tan cansada que me cayeron como bomba. Tenía que salir a primera hora de regreso al DeFectuoso porque me habían puesto en agenda una capacitación a las nueve.
Me costó un trabajo horrible despertarme. Recorrí el cuarto de hotel dando tumbos. Mis ojos intensamente rojos, irritados no sé con qué. Salí a hacer check out y descubrí - a tiempo - que mi abrigo se había quedado dentro de mi habitación. De regreso. Viajé con la traductora hasta el lejanísimo aeropuerto de Monterrey. Realmente me estaba durmiendo. Muy cansada. Con hambre.
Llego al aeropuerto. Pago 115 pesos por el cambio de mi boleto. Me acerco al mostrador y me dicen: "qué bueno que lo cambio pero fíjese que el aeropuerto de México está cerrado y todos los vuelos van a salir con retraso". Eran las malditas 6.30 de la mañana y yo tenía que procesar que, una vez más, mi vuelo iba a salir retrasado.
En fin. Subimos. Esperamos un par de minutos y hasta eso, abrieron finalmente el aeropuerto y sólo salimos con 20 minutos de retraso. Vuelo apretado. Yo dormida. Agarré un periódico del carrito y era periódico de ayer. No me dí cuenta hasta que terminé de leer la primera plana (¿Por qué esta noticia me suena conocida?, me gritaba mi adolorido cerebro). El colmo.
Llegamos a México. Horror de tráfico. Taxista terco con la ruta más estúpida de la vida. 9.00 horas y yo en Insurgentes. Auxilio. Llego a la oficina 9.15 en punto. No hay nadie en la sala de juntas.
Prendo mi computadora, escucho mis once mensajes - todos colgaron, con excepción de Martha quien habló para decirme que me quiere. Yo también la quiero. Mientras trataba de quitar las montañas de papel a mi alrededor, llega un correo electrónico. "Perdón, se me olvidó cancelarles la capacitación. No se va a hacer hoy".
...
¿Necesito decir más?
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