30.12.03

Entendimiento

La verdad, es que yo nunca había aceptado del todo las esculturas de Sebastián. Me parecían tan abigarradas, tan extrañas, tan inútiles a la mitad de Paseo de la Reforma, "coronando" el cruce de Lázaro Cárdenas y Mariano Otero en Guadalajara, escondidas entre la maraña de concreto del distribuidor vial de San Antonio.

Saliendo de la ciudad de Chihuahua hacia el sur del estado, a la mitad de la nada, en el llano, hay una enorme escultura roja que marca la entrada a la ciudad natal del escultor.

Entonces lo entendí todo. Se ve tan hermosa en medio de las montañas. El sol incide de una manera tan bella en sus formas geométricas.

La obra de Sebastián, comprendí entonces, sí es capaz de despertar una sensación de belleza en mí. Sí y sólo sí, está estacionada en el lugar adecuado.

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