4.10.07

Nada se oye

Están tirando un par de muros en la oficina abajo de mí. Aquí nunca, nunquísima, se van a acabar las obras. El cielo está encapotado. Toda España - sobre todo las partes siempre secas - está inundada. Acá caen tres gotas, sopla el viento, está la ciudad aplastada de presión atmosférica. Yo, como buen barómetro, loca y deprimida.

Anoche fui a una cena. Había confirmado mi asistencia, pero llegué 15 minutos tarde. Se había llenado el sitio y ya no había lugar para mí. Me fui. Cené con B en un chino buenísimo y nos tomamos una botella de vino y todo. Un chino de verdad, he de decir. También caro, no de esos chinos de 10 euros. Pero estábamos en el fabuloso mood Miss Clairol ["porque yo lo valgo"]. Hasta tomamos un taxi de regreso a nuestras respectivas casas.

Esta mañana perdí el tren, me quedé sin billete. Ayer viajé hasta Sitges con uno que no cubría todo el recorrido, pero como la compañía de trenes tiene tantos problemas, nadie te revisa los boletos - más bien se la pasan pidiendo disculpas. Supongo que ya no soy TAN buena niña porque no me dio remordimiento de conciencia ni nada. Pero hoy se me olvidó el billete tramposo... y tocó comprar uno bueno. En fin.

Esta mañana amanecí queriendo estar en Guadalajara en agosto de 1993. ¿Muy complicado? El martes fui a comprar flores y salí con las manos vacías. Ningunas me gustaron. Pésima señal. Yo, oficialmente, estoy rara.

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