8.10.07

Japonés pero chino

En mi vida he conocido muchos "puristas". Cuando vivía en México, recuerdo interminables discusiones con "puristas" gastronómicos que se quejaban de la tropicalización de la comida japonesa a las costumbres locales. Yo me reía pensando en el susto que se podía llevar un japonés al ver un rollo como los que se hacen en una famosa cadena mexicana, que tienen chiles toreados, o salsa de chipotle o están cubiertos con un pedazo de arrachera.

Pero el asunto es que la adaptación funcionaba bien. Era atractiva. Por lo menos a mi muy mexicano paladar.

En Barcelona he descubierto una cosa rarísima. Los chinos, hábiles observadores del mercado, han decidido que lo que rifa es la comida japonesa. Y que el occidental promedio no distingue entre ojos rasgados. Así que, aprovechándose de la aparente similitud con los japoneses, han abierto a diestra y siniestra restaurantes japoneses.

¿El truco para descubrirlos? Los fritos. No sólo hacen tempura - también agregan a los menús rollitos primavera y bolas de pollo. El sushi es sospechosamente escaso en comparación. Y hay algo en toda la decoración que siempre parece falso y cutre... como cuando la gente quiere montar un restaurante mexicano y lo llena de referencias tejanas.

No todos son malos - estos restaurantes, digo. Sólo que son impostores. Esa es la diferencia con los restaurantes mexicanos - eran de mexicanos, con recetas mexicanas. Como una película que dice "adaptación libre" de la novela X. Las que más decepcionan son las que aparentemente son "basadas en" y con supervisión del autor. Eso es lo que pasa aquí, supongo. Que todo es aparentemente auténtico. Como las cerámicas de la Virgen de Guadalupe o los Converse que se venden en San Juan de Dios. El error está a la vista del purista. O del fan. Sólo. Para los demás, simplemente son un restaurante japones más servido por gente con ojos razgados que, ergo, son japoneses.

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