5.10.07

Confesiones

Lo que tiene vivir en Barcelona pero no trabajar aquí es que te olvidas que es una ciudad ruidosa y caótica. Yo trabajo en mi pueblo, en mi enorme sala, en donde no pasa nadie. Y cuando llego por las tardes a mi casa en la que se ven las azoteas, tampoco me toca el ruido. Pero es cuestión de bajarse a ver la cotidianidad para darse cuenta del caos normal.

Hoy caminaba con Stephanie y me descubría mirando con sus ojos lo raro de las aceras que hacen caminar de más a los peatones, lo incómodo de las terrazas con las mesas puestas justo al lado de donde pasan los autobuses, lo poco cívica de la gente en las calles.

Es una ciudad, grande, complicada. Pero confieso que la siento un poco mía en su caos. Supongo que me identifico: no es que sea fea ni poco manejable - es que es compleja, como yo misma.

(Qué cursi soy, qué bruta).

3 comentarios:

El Corazón de Chiara dijo...

Lo curioso es que también me identifico.
Venimos del mismo "rancho" morrita y quería preguntarte... siento que dejamos de ser de allá, pero núnca vamos a ser de aca... ¿lo sientes así?

AC Uribe dijo...

Ohhh, sí. Es la mejor manera de aquel "no soy de aquí ni soy de allá". Y causa una cierta tristeza y un cierto alivio. Porque también tengo la sensación de que soy de todos lados. Qué más te digo. Gracias por la visita.

Anónimo dijo...

no exageren.. Dios... típico síndrome de mexicanos que llevan 2 días en Europa...