Nunca he sido particularmente una persona tranquila. Me gusta imaginarme conspiraciones y a veces salgo a la calle constantemente tensa sobre lo que puede pasar. Pero, después de vivir en la ciudad de México, aprendí que más vale hacerse de un caparazón de las tortugas más resistentes. Simular que no pasa nada, aunque por dentro vaya la procesión.
Recuerdo que, desde que llegué a vivir a esta ciudad y a este país, lo que más me daba miedo eran los grupos de chicos "autóctonos", casi todos adolescentes, a veces bebidos y a veces no que veía en el Metro. Vamos, los que mi abuelita llamaría "los desocupados esos". La gente desocupada y con la vida parcialmente resuelta puede ser muy peligrosa. Quien te roba por hambre tenderá a no ser demasiado malvado. Quien te roba por gusto sí.
Entonces recuerdo muchas tardes y noches en vagones solitarios de metro y de tren que veía subirse a sujetos de esto. No es una cuestión de estética: es una cuestión de actitud. "Los pasotas", dicen. Los que creen que la gente está a su servicio, a su diversión. Puedo decir sin temor a equivocarme que les tenía menos miedo a los Latin Kings y otras bandas latinas - aunque vinieran en grupo - que a estos chavales. Por lo poco que sé en las bandas latinas suele haber códigos de conducta y a menos de que te cruces con alguien DEMASIADO violento o te alcance una bala perdida no se van a meter contigo si no te metes con ellos.
Todo esto porque ayer mi mamá me habló preocupada porque también ella vió en la televisión el video de los Ferrocarriles donde un chico de estos, de los que describía, decidió ponerle una paliza a una chica por ser inmigrante. Una adolescente ecuatoriana. A la que le pellizcó un pecho, la escupió y la pateó en la cara. Agresión que hizo mientras hablaba por teléfono. Y grabada por una cámara de seguridad. Hoy se ha hecho oficial que el agresor está libre con cargos. Sin fianza. Porque el juez no considera que los daños inflingidos a la chica sean "graves".
Honestamente, creo que es un problema que va al origen del sistema judicial en este país que, después de la dictadura, se porta tan permisivo con todo. Mi pregunta para el juez es una sola: ¿qué quería? ¿que la matara? ¿o que por lo menos se tuviera que quedar un par de meses en un hospital?
Mi mamá tenía miedo. Yo también lo tengo. Porque el clima de intolerancia crece entre gente que siente que los demás les deben algo por no ser "iguales" a ellos. Por no tener la nacionalidad europea por nacimiento. Somos muchos los que venimos y trabajamos aquí, lejos de nuestros países. Algunos, por convicción, como es mi caso. Otros, aventuro el caso de los padres de la chica, por necesidad. Porque en sus países no iban a tener acceso al nivel de vida que querían para sus hijos.
Los periódicos están llenos de comentarios en contra del agresor. La gente lo comenta en los cafés. Pero las agresiones pasan, todos los días, nada más que no siempre se ven en la televisión. Es también agresión tener a trabajadores calificados con un sueldo ridículo porque no tienen papeles y así los puedes retener. Es agresión tener a la gente formada bajo la lluvia y el frío durante horas para solicitar un permiso de regreso. Es agresión decir que la "calidad del servicio" ha bajado en los cafés "porque ahora atiende puro sudaka".
A veces me dan ganas de salir a la calle con una camiseta que diga "yo también soy inmigrante", a ver qué pasa. A veces me dan ganas de que realmente hubiera un día en el que ni uno solo de los inmigrantes latinoamericanos (y del resto del mundo) que estamos aquí saliéramos a trabajar. Me consta que se pararían miles de servicios, de empresas. A veces me dan ganas que con tanta "memoria histórica" España se acordara que es una nación de emigrantes. Dan ganas. Y a veces me dan ganas de haber estado en ese vagón y ser un súper héroe, para golpear al chulito. Para que vea lo que se siente.
26.10.07
25.10.07
Jueves nublado
No es la mejor versión, a pesar de estar en vivo. "Perdonar es divino", de Cerati.
"Por la ruta despistado
Fue oportuna tu señal
si en mis ojos hay diluvios
en los tuyos leo destino."
23.10.07
Parábola de la pierna (en clave de House)
En aquellos días, una pareja con grandes problemas caminaba por las calles de la ciudad. Envueltos por el trajín de los turistas, discutían la conveniencia de volver a estar juntos a pesar de los pesares. Se detuvieron en una avenida para esperar el cambio de luz.
- Es que te quiero - decía ella - pero es como si tuviera una pierna enferma que me duele mucho desde hace tiempo. Por fin decido que me hagan la curación pero es lenta y dolorosa. A mitad de la curación, me encuentro con dos opciones: cortarla de un tajo y dejar de sufrir o someterla a otro tratamiento que puede salir bien o mal, en casi igual proporción. Pero si sale mal toca cortarla después, haciendo más dolorosa la pérdida.
- Pues sí - replicó él. - Pero es tu pierna. Es parte de tí. Ha crecido contigo. Y aunque esté enferma la podrías llevar por ahí para darte soporte, aunque te quejes. Algo así como lo que le pasa a House. Que le duele muchísimo la pierna pero la lleva porque es suya.
- Claro. Pero para soportar el dolor, House se ha hecho adicto a la vicodina. Y va por la vida maldiciendo... ¿te parece alentador eso? ¿en serio?
- Pues no. La verdad es que no.
El semáforo se puso en verde y cruzaron la calle. No se tomaron de la mano. A ella se le sumieron un poco más los hombros y él bajó la cabeza. Podría ser a causa del viento frío que ya recorre la ciudad anunciando un invierno irremediable. Podría ser.
- Es que te quiero - decía ella - pero es como si tuviera una pierna enferma que me duele mucho desde hace tiempo. Por fin decido que me hagan la curación pero es lenta y dolorosa. A mitad de la curación, me encuentro con dos opciones: cortarla de un tajo y dejar de sufrir o someterla a otro tratamiento que puede salir bien o mal, en casi igual proporción. Pero si sale mal toca cortarla después, haciendo más dolorosa la pérdida.
- Pues sí - replicó él. - Pero es tu pierna. Es parte de tí. Ha crecido contigo. Y aunque esté enferma la podrías llevar por ahí para darte soporte, aunque te quejes. Algo así como lo que le pasa a House. Que le duele muchísimo la pierna pero la lleva porque es suya.
- Claro. Pero para soportar el dolor, House se ha hecho adicto a la vicodina. Y va por la vida maldiciendo... ¿te parece alentador eso? ¿en serio?
- Pues no. La verdad es que no.
El semáforo se puso en verde y cruzaron la calle. No se tomaron de la mano. A ella se le sumieron un poco más los hombros y él bajó la cabeza. Podría ser a causa del viento frío que ya recorre la ciudad anunciando un invierno irremediable. Podría ser.
Un regalo para mi mamá
Mi mamá colecciona elefantes. Y el domingo, en la famosa edición de la nueva revista de El País, salió esta foto de Gregory Colbert, parte de su exposición "Ashes and Snow" (Cenizas y Nieve), en las que exhibe 60 fotografías de gran formato, una película de 60 minutos y dos vídeo-haikus. La exposición fue estrenada en la bienal de Venecia de 2002 y Colbert diseñó una estructura de "museo nómada" - que se puede poner al aire libre - y está recorriendo con ella diversas partes del mundo. El próximo 15 de diciembre se inaugurará en el Zócalo de la Ciudad de México y estará ahí hasta finales de abril de 2008.
[Nota de la malhumorada redacción. Nada que ver con la información que aparecía en la revista que decía, textualmente: "'Cenizas y sombras', fotografías de Gregory Colbert, puede verse en el Museo Nómada del Zócalo, en México DF, a partir del 15 de diciembre". Casi me asusté. Pensé que habían puesto un museo en el Zócalo sin enterarme.]
[Nota de la malhumorada redacción. Nada que ver con la información que aparecía en la revista que decía, textualmente: "'Cenizas y sombras', fotografías de Gregory Colbert, puede verse en el Museo Nómada del Zócalo, en México DF, a partir del 15 de diciembre". Casi me asusté. Pensé que habían puesto un museo en el Zócalo sin enterarme.]
22.10.07
En territorio enemigo
Cuando la Venegas era la Venegas y no cantaba con Paulina...
"Si sólo tuviera un lugar para expresar mi necesidad
y alguien escuchara lo que tengo aquí eso sería
si tuviera respeto de quienes no me toman en cuenta
si sólo vieran de lo que soy capaz es eso lo que me falta"
19.10.07
Deformación profesional
Esta noche, tuve pesadillas. En medio de discusiones interminables y hasta (creo) algún tipo de monstruo, lo que más me inquietó fue la visión de El País que estrena nuevo diseño el próximo domingo. En mi sueño, era formato sábana y no lo podía desplegar para leerlo. Terrorífico, supongo.
Actualización: Salió el diseño nuevo de El País y no es tan horrible como en mi sueño de geriátricos. Lo que sí es que El País Semanal, con su tan cacareado nuevo diseño, a ratos se parece al Selecciones del Reader's Digest. ¿O no?
18.10.07
Tres clásicos del otoño
A veces me pregunto si realmente funciona la teoría del agenda setting , según la cual los medios establecen qué es lo que se habla en el mundo "real". O simplemente que son cuestiones estacionales, que se repiten siempre, sin opción. Al regresar de las vacaciones, empezar los primeros meses de clases y la aparente rutina, siempre pasan estas tres cosas - y yo creo que están empezando a marcarme una visión para el futuro.
Los coleccionables: El primer año que pasé en España, no podía entender qué pasaba. Así como en diciembre la televisión se llena de anuncios de perfumes (todo el mundo regala perfumes), en septiembre y octubre son las colecciones las que bombardean al consumidor. Se puede tener una colección de todo: autos de carrera, relojes de época, muñecas de porcelana, casas de madera, tazas históricas, novelas rosas, enciclopedias imposibles... El padre de una amiga mía tiene un puesto de periódicos y ella me contaba que sólo se venden bien los primeros tres números. Que, de hecho, si quieres conseguir toda la colección, más te vale ser amigo del tendero o pedirla directamente a la editorial. Lo curioso es que, según una de mis profesoras, todos los gastos iniciales de lanzamiento de estas colecciones se cubren con los dos primeros números. O sea que el tercero ya es ganancia. Yo ya no sé si quiero coleccionar nada más. Creo que con mis discos y mis libros tengo suficiente para agobiarme sobre lo que me costará la mudanza si alguna vez planeo regresar al hermoso Mexiquito.
Los piojos: Otros anuncios que también salen mucho en la televisión son de los anti-piojos. Incluso, si uno va a los súpermercados o a las farmacias, los ve anunciados en las cabeceras - como pasa con los anticelulíticos los tres meses antes de que empiece el verano. Para mí es un poco complicado entender esto, porque cuando yo era niña sí que alguien tuvo piojos, pero era cuestión de raparte y seguir adelante. Y no eran dramas de clases enteras infestadas de piojos.
Esta mañana, a punto de tomar el autobús hacia la oficina, escuché a dos mamás latinoamericanas quejarse. Sobaban las cabezas de sus rubias hijas mientras explicaban lo difícil que era revisarlas y limpiarlas todos los días. "Claro, pero es que tú y yo por lo menos tenemos tiempo de revisarlas. ¿Y los papás que no? Yo diría que las maestras, si las ven todo el día, por lo menos deberían avisar a los papás para que las espulguen. Y bueno, que finalmente fumiguen la arena esa, que yo creo que es un criadero... porque es increíble, de verdad".
¿Será entonces que en América Latina no hay pulgas porque no hay cajas de arena en los kínders? Ni idea. Pero cuando escucho estas cosas es cuando me pongo a pensar seriamente en el sobado concepto de "primer mundo".
Las rupturas: En mi oficina, trabajamos usualmente seis mujeres. Yo, C (de la productora) y N (la señora de la limpieza) no estamos aquí todo el tiempo. Pero entre esas seis mujeres conviven una divorciada vuelta a casar, una casada con sospechas de frígidez, una soltera que defiende su soltería por no deprimirse, otra casada y dos emparejadas. De entre las seis, cuatro han tenido graves desencuentros con sus respectivos maridos/galanes/peoresnada en los últimos meses. La suma entonces ahora es de dos separadas y una en estado de sufrimiento y furia permanente.
La última de la que me enteré fue de N. Hacía días que no la veía, que no teníamos tiempo de hablar. Es ecuatoriana, y me tiene especial cariño quizá por considerarme "hermana latinoamericana". La saludé hoy, le pregunté cómo estaba y me dijo que bueno, llevándolo adelante. Me sorprendió: estamos educados a no decir cuando estamos mal. Y me contó una pesadilla.
Resulta que se terminó el contrato de alquiler en el piso en el que vivía con su pareja, un hombre con el que ya había salido en Ecuador cuatro años y aquí tenían siete años juntos. Mientras conseguían una nueva casa, se fueron a uno de esos "departamentos comunitarios" en donde suelen vivir hasta diez personas. En el departamento había un grupo de bolivianas - "un montón de indias, de pueblo, unas que hasta parecen prostitutas", me dijo, en toda su incorrección política. Incorrección política que es parcialmente disculpada cuando cuenta que una de ellas, una chica con aparente gusto dudoso en el vestir, acabó liada con su pareja de 11 años. "Ya, lo eché de la casa. Los descubrí juntos en las fiestas del pueblo. Y luego hasta me levantó la mano cuando lo descubrí. Y eso no se puede: cuando te faltan una vez al respeto, te faltarán siempre".
Sus ojos se arrasaron de lágrimas. Me contó que sentía vértigo, porque habían estado a punto de firmar los papeles de una hipoteca juntos. Me narró cómo lo había sacado de su casa y cómo el hombre le había llorado, inconsolable, diciéndole que no podría hacer nada sin ella, que cómo quería que viviera así.
"Pero yo, señorita, me había mirado un día en el espejo y me había preguntado a mi yo interior: 'N, ¿quieres vivir así? ¿con un hombre como ese?'. Y me dí cuenta que no, señorita. Ese hombre ya no sirve... ¿Sabes qué es lo peor, señorita? Que a los dos días de que lo corrí de mi casa ya andaba por la calle principal del pueblo, de aquí, donde vivimos los dos, de la manita, dándose piquitos con la otra, todos borrachos. Ese hombre ya no sirve, señorita. Así que ni modo. Pero qué bueno que Dios me lo puso así, para verlo claramente".
Y sí, Dios se lo puso enfrente para que lo viera. Pero once años después. ¿Será un problema de burocracia? ¿o de negligencia?
Actualización: Me enteré, sí, de la oficialización del divorcio del señor Sarkozy. Pero, francamente, esas rupturas en la primera plana de los periódicos "serios" me dan un poquito de asco. Creo que N. les gana a él y a Cecilia.
Los coleccionables: El primer año que pasé en España, no podía entender qué pasaba. Así como en diciembre la televisión se llena de anuncios de perfumes (todo el mundo regala perfumes), en septiembre y octubre son las colecciones las que bombardean al consumidor. Se puede tener una colección de todo: autos de carrera, relojes de época, muñecas de porcelana, casas de madera, tazas históricas, novelas rosas, enciclopedias imposibles... El padre de una amiga mía tiene un puesto de periódicos y ella me contaba que sólo se venden bien los primeros tres números. Que, de hecho, si quieres conseguir toda la colección, más te vale ser amigo del tendero o pedirla directamente a la editorial. Lo curioso es que, según una de mis profesoras, todos los gastos iniciales de lanzamiento de estas colecciones se cubren con los dos primeros números. O sea que el tercero ya es ganancia. Yo ya no sé si quiero coleccionar nada más. Creo que con mis discos y mis libros tengo suficiente para agobiarme sobre lo que me costará la mudanza si alguna vez planeo regresar al hermoso Mexiquito.
Los piojos: Otros anuncios que también salen mucho en la televisión son de los anti-piojos. Incluso, si uno va a los súpermercados o a las farmacias, los ve anunciados en las cabeceras - como pasa con los anticelulíticos los tres meses antes de que empiece el verano. Para mí es un poco complicado entender esto, porque cuando yo era niña sí que alguien tuvo piojos, pero era cuestión de raparte y seguir adelante. Y no eran dramas de clases enteras infestadas de piojos.
Esta mañana, a punto de tomar el autobús hacia la oficina, escuché a dos mamás latinoamericanas quejarse. Sobaban las cabezas de sus rubias hijas mientras explicaban lo difícil que era revisarlas y limpiarlas todos los días. "Claro, pero es que tú y yo por lo menos tenemos tiempo de revisarlas. ¿Y los papás que no? Yo diría que las maestras, si las ven todo el día, por lo menos deberían avisar a los papás para que las espulguen. Y bueno, que finalmente fumiguen la arena esa, que yo creo que es un criadero... porque es increíble, de verdad".
¿Será entonces que en América Latina no hay pulgas porque no hay cajas de arena en los kínders? Ni idea. Pero cuando escucho estas cosas es cuando me pongo a pensar seriamente en el sobado concepto de "primer mundo".
Las rupturas: En mi oficina, trabajamos usualmente seis mujeres. Yo, C (de la productora) y N (la señora de la limpieza) no estamos aquí todo el tiempo. Pero entre esas seis mujeres conviven una divorciada vuelta a casar, una casada con sospechas de frígidez, una soltera que defiende su soltería por no deprimirse, otra casada y dos emparejadas. De entre las seis, cuatro han tenido graves desencuentros con sus respectivos maridos/galanes/peoresnada en los últimos meses. La suma entonces ahora es de dos separadas y una en estado de sufrimiento y furia permanente.
La última de la que me enteré fue de N. Hacía días que no la veía, que no teníamos tiempo de hablar. Es ecuatoriana, y me tiene especial cariño quizá por considerarme "hermana latinoamericana". La saludé hoy, le pregunté cómo estaba y me dijo que bueno, llevándolo adelante. Me sorprendió: estamos educados a no decir cuando estamos mal. Y me contó una pesadilla.
Resulta que se terminó el contrato de alquiler en el piso en el que vivía con su pareja, un hombre con el que ya había salido en Ecuador cuatro años y aquí tenían siete años juntos. Mientras conseguían una nueva casa, se fueron a uno de esos "departamentos comunitarios" en donde suelen vivir hasta diez personas. En el departamento había un grupo de bolivianas - "un montón de indias, de pueblo, unas que hasta parecen prostitutas", me dijo, en toda su incorrección política. Incorrección política que es parcialmente disculpada cuando cuenta que una de ellas, una chica con aparente gusto dudoso en el vestir, acabó liada con su pareja de 11 años. "Ya, lo eché de la casa. Los descubrí juntos en las fiestas del pueblo. Y luego hasta me levantó la mano cuando lo descubrí. Y eso no se puede: cuando te faltan una vez al respeto, te faltarán siempre".
Sus ojos se arrasaron de lágrimas. Me contó que sentía vértigo, porque habían estado a punto de firmar los papeles de una hipoteca juntos. Me narró cómo lo había sacado de su casa y cómo el hombre le había llorado, inconsolable, diciéndole que no podría hacer nada sin ella, que cómo quería que viviera así.
"Pero yo, señorita, me había mirado un día en el espejo y me había preguntado a mi yo interior: 'N, ¿quieres vivir así? ¿con un hombre como ese?'. Y me dí cuenta que no, señorita. Ese hombre ya no sirve... ¿Sabes qué es lo peor, señorita? Que a los dos días de que lo corrí de mi casa ya andaba por la calle principal del pueblo, de aquí, donde vivimos los dos, de la manita, dándose piquitos con la otra, todos borrachos. Ese hombre ya no sirve, señorita. Así que ni modo. Pero qué bueno que Dios me lo puso así, para verlo claramente".
Y sí, Dios se lo puso enfrente para que lo viera. Pero once años después. ¿Será un problema de burocracia? ¿o de negligencia?
Actualización: Me enteré, sí, de la oficialización del divorcio del señor Sarkozy. Pero, francamente, esas rupturas en la primera plana de los periódicos "serios" me dan un poquito de asco. Creo que N. les gana a él y a Cecilia.
Banda sonora recurrente
Morrissey- I'm not sorry
"On competing
when will this tired heart stop beating?
it's all agame
existence is only a game"
17.10.07
Los carritos de bebé, los autobuses, el ruido
De las amigas que he podido hacer en mi estancia en esta ciudad, prácticamente todas las autóctonas decidieron ser madres en el último año. El resultado es que ahora nuestras contadas reuniones vespertinas versan sobre cursos de natación para recién nacidos, cólicos, chupones y padres enamoriscados de sus hijos.
Ayer fui con dos de ellas a un centro comercial. Encontramos con horror que el famoso sitio (definido en su momento por un "artista" como un rascacielos horizontal - dios) está construido a prueba de mamás con bebés. Es imposible ir de un lado a otro con ellos - pocos ascensores, no se pueden usar las escaleras eléctricas, blah.
Luego, de regreso a casa con una de ellas, el bebé comenzó a llorar en el autobús. Ella se angustió y acabó abrazándolo. "Yo digo que llora mucho", dice, "pero muchos me dicen que es normal". Me quedé pensando que tal vez él se estresa porque su mamá se estresa al oirlo llorar. Pero era mucho rizar el rizo. Y pensar como mamá. Uf.
Ayer fui con dos de ellas a un centro comercial. Encontramos con horror que el famoso sitio (definido en su momento por un "artista" como un rascacielos horizontal - dios) está construido a prueba de mamás con bebés. Es imposible ir de un lado a otro con ellos - pocos ascensores, no se pueden usar las escaleras eléctricas, blah.
Luego, de regreso a casa con una de ellas, el bebé comenzó a llorar en el autobús. Ella se angustió y acabó abrazándolo. "Yo digo que llora mucho", dice, "pero muchos me dicen que es normal". Me quedé pensando que tal vez él se estresa porque su mamá se estresa al oirlo llorar. Pero era mucho rizar el rizo. Y pensar como mamá. Uf.
15.10.07
Fin de semana largo en tres palabras
Patetismo
M y yo fuimos a comer el viernes al Burger King de Rambla Catalunya. Está mal iluminado y siempre da la impresión de un poco de abandono. Estábamos haciendo la fila enfrente de un grupo de alemanes adolescentes que se empujaban alrededor de las cinco de la tarde. Fuimos ahí por aquello de la "comida rápida" y nos tuvimos que esperar casi media hora para podernos sentar a comer nuestras 1000 calorías. Ambos casi nos echábamos a llorar por lo "triste" de nuestras vidas cuando el discjockey del sitio pone "La gata bajo la lluvia" en voz de Rocío Durcal. No supimos si reír o comenzar a sollozar. Lo cierto es que ahí escuchamos por primera vez a la Terremoto de Alcorcón. Entonces no es de extrañar.
Deporte
Estaba tan cansada, que el sábado temprano me fui al gimnasio - después de no ir en tres meses. Me sorprendió la cantidad de gente, a pesar de ser puente. O los que todos los días van a las 10 de la mañana. Todos los jubilados. Estuve 15 minutos en la escaladora hasta que casi muero. Y luego en la bicicleta. La piscina estaba llena de papás con sus niños pequeños. La de hidromasaje no.
Folclore
La noche del sábado fuí con la Cumbiera Intelectual al concierto de los Tigres del Norte. No sé qué decir. Extrañé mucho tener a alguien con quien poder bailar. No me hacía sentido en chunta-chunta en pleno Fórum. Sus trajes con los tigres bordados son la definición de lo imposible. Intentó bailar conmigo un colombiano borracho. No se pudo.
(El domingo no existí. Bendita sea la televisión)
M y yo fuimos a comer el viernes al Burger King de Rambla Catalunya. Está mal iluminado y siempre da la impresión de un poco de abandono. Estábamos haciendo la fila enfrente de un grupo de alemanes adolescentes que se empujaban alrededor de las cinco de la tarde. Fuimos ahí por aquello de la "comida rápida" y nos tuvimos que esperar casi media hora para podernos sentar a comer nuestras 1000 calorías. Ambos casi nos echábamos a llorar por lo "triste" de nuestras vidas cuando el discjockey del sitio pone "La gata bajo la lluvia" en voz de Rocío Durcal. No supimos si reír o comenzar a sollozar. Lo cierto es que ahí escuchamos por primera vez a la Terremoto de Alcorcón. Entonces no es de extrañar.
Deporte
Estaba tan cansada, que el sábado temprano me fui al gimnasio - después de no ir en tres meses. Me sorprendió la cantidad de gente, a pesar de ser puente. O los que todos los días van a las 10 de la mañana. Todos los jubilados. Estuve 15 minutos en la escaladora hasta que casi muero. Y luego en la bicicleta. La piscina estaba llena de papás con sus niños pequeños. La de hidromasaje no.
Folclore
La noche del sábado fuí con la Cumbiera Intelectual al concierto de los Tigres del Norte. No sé qué decir. Extrañé mucho tener a alguien con quien poder bailar. No me hacía sentido en chunta-chunta en pleno Fórum. Sus trajes con los tigres bordados son la definición de lo imposible. Intentó bailar conmigo un colombiano borracho. No se pudo.
(El domingo no existí. Bendita sea la televisión)
12.10.07
Canción de jueves convertido en viernes
No pude más. Me mataron los zapatos. Pero qué ganas de seguir.
11.10.07
Fans como plañideras
Supongo que en el fondo, todos los festivales de cine son iguales. Los figurones - y las figuritas - se pasean por ahí queriendo llamar la atención a como dé lugar. Y la gente que los organizan (los festivales) quiere que los figurones (y las figuritas) estén tan contentos que regresen siempre, siempre, siempre.
Entre las múltiples características raras de mi trabajo actual se encuentra, como no, traer un personaje a un festival de cine. Es un figurón, sí, pero en otro campo. Su foto no saldría en las revistas del corazón. Y, aunque es adorable, tampoco tiene como compañera a ninguna mujerona de mentiras.
Hoy llegó de un vuelo trasatlántico. Y a su llegada al hotel, lo recibió todo un comité que incluyó - fortuitamente - al alcalde. Pero el asunto no es ese. El asunto es que las organizadoras, jefas de protocolo y RP de este sacrosanto festival, han decidido incluir una nueva especie de "plañideras" en su nómina: las fans falsas. Una mujer, armada con un papel que tenía el nombre de mi personaje, se le acercó a pedirle un autógrafo y una fotografía. A mí me lo contó la directora de Protocolo en plan: "¿te imaginas? ¡lo reconoció alguno de sus fans, porque aquí hay gente que sabe mucho". Me sonó raro. Pero me sonó más raro cuando me lo contó él. "Yo creo que ella tenía ya un papel con mi nombre escrito", me dijo. "A mí me parece que era un montaje".
Me gustaría decirle a la organización del festival que a él lo que le pareció fue un poco patético, más que emocionante. Pero supongo que es que viene de una tribu diferente. A los directores y actores de cine les encanta que los reconozcan y les hagan fiestas. Entre la gente con la que yo trabajo - urbanistas y arquitectos, básicamente - también hay algunas divas, pero la mayoría prefieren que reconozcan sus ciudades o sus edificios que a ellos mismos. Y estas cosas los sobrepasan.
Vengo llegando de la fiesta de celebración del aniversario del festival de cine. Como maldición, la invitación y la "sugerencia" de que acompañara al invitado de marras llegaron cuando yo tenía ya en la mano el boleto para una película y venía SIN MAQUILLAR NI ARREGLAR a las cercanías del festival. Pues llegué con toda mi cara a la fiesta, con mis jeans y mi suéter de homeless, como lo llama mi cumbiera intelectual. Lo más simpático es que la gente creía que éramos muy importantes, sobre todo porque pasábamos del resto de la humanidad. O sea que si nos hubiéramos puesto a pedir autógrafos hubiéramos sido muy ordinarios. El truco fue en ser un par de asquerosos sangrones.
Al salir, D (el invitado) me llamó la atención sobre una cosa: el sobrecupo de rubias - estereotipo que había en la fiesta. "Supongo que es un cliché del cine", me decía "pero no pude evitar darme cuenta". De hecho, en el baño, yo me encontré con cinco rubias al hilo... tres de las cuales hablaban algún lenguaje eslavo.
Pues yo no soy rubia. Ni tampoco estoy tan segura de ser "la reina de los freaks" como me decían hace un tiempo. Sé, sin embargo, que camino hacia acá hice ruborizar a un chico al punto de que desvió la mirada. Creo que me hubiera regresado a darle un beso. Pero también creo que esa última intención quizá es culpa del vodka tónic que me tomé a la carrera mientras quería salir de la fiesta de los niños mimados del cine de terror.
Ya habrá otro octubre.
Entre las múltiples características raras de mi trabajo actual se encuentra, como no, traer un personaje a un festival de cine. Es un figurón, sí, pero en otro campo. Su foto no saldría en las revistas del corazón. Y, aunque es adorable, tampoco tiene como compañera a ninguna mujerona de mentiras.
Hoy llegó de un vuelo trasatlántico. Y a su llegada al hotel, lo recibió todo un comité que incluyó - fortuitamente - al alcalde. Pero el asunto no es ese. El asunto es que las organizadoras, jefas de protocolo y RP de este sacrosanto festival, han decidido incluir una nueva especie de "plañideras" en su nómina: las fans falsas. Una mujer, armada con un papel que tenía el nombre de mi personaje, se le acercó a pedirle un autógrafo y una fotografía. A mí me lo contó la directora de Protocolo en plan: "¿te imaginas? ¡lo reconoció alguno de sus fans, porque aquí hay gente que sabe mucho". Me sonó raro. Pero me sonó más raro cuando me lo contó él. "Yo creo que ella tenía ya un papel con mi nombre escrito", me dijo. "A mí me parece que era un montaje".
Me gustaría decirle a la organización del festival que a él lo que le pareció fue un poco patético, más que emocionante. Pero supongo que es que viene de una tribu diferente. A los directores y actores de cine les encanta que los reconozcan y les hagan fiestas. Entre la gente con la que yo trabajo - urbanistas y arquitectos, básicamente - también hay algunas divas, pero la mayoría prefieren que reconozcan sus ciudades o sus edificios que a ellos mismos. Y estas cosas los sobrepasan.
Vengo llegando de la fiesta de celebración del aniversario del festival de cine. Como maldición, la invitación y la "sugerencia" de que acompañara al invitado de marras llegaron cuando yo tenía ya en la mano el boleto para una película y venía SIN MAQUILLAR NI ARREGLAR a las cercanías del festival. Pues llegué con toda mi cara a la fiesta, con mis jeans y mi suéter de homeless, como lo llama mi cumbiera intelectual. Lo más simpático es que la gente creía que éramos muy importantes, sobre todo porque pasábamos del resto de la humanidad. O sea que si nos hubiéramos puesto a pedir autógrafos hubiéramos sido muy ordinarios. El truco fue en ser un par de asquerosos sangrones.
Al salir, D (el invitado) me llamó la atención sobre una cosa: el sobrecupo de rubias - estereotipo que había en la fiesta. "Supongo que es un cliché del cine", me decía "pero no pude evitar darme cuenta". De hecho, en el baño, yo me encontré con cinco rubias al hilo... tres de las cuales hablaban algún lenguaje eslavo.
Pues yo no soy rubia. Ni tampoco estoy tan segura de ser "la reina de los freaks" como me decían hace un tiempo. Sé, sin embargo, que camino hacia acá hice ruborizar a un chico al punto de que desvió la mirada. Creo que me hubiera regresado a darle un beso. Pero también creo que esa última intención quizá es culpa del vodka tónic que me tomé a la carrera mientras quería salir de la fiesta de los niños mimados del cine de terror.
Ya habrá otro octubre.
10.10.07
Traídos de Amberes
Entre las cosas bonitas e inútiles que me traje de Amberes y que voy a tirar en este momento al bote de la basura junto a mi escritorio están:
- Un folleto sobre el año del Elefante en el Zoológico de la ciudad.
- Una tarjeta de presentación en combo de la Sociedad de Planificadores Urbanos de China. No sé qué es más guay, si el mapa o las fotitos pa'que no los confundas.
- Un folleto sobre el año del Elefante en el Zoológico de la ciudad.
- Una tarjeta de presentación en combo de la Sociedad de Planificadores Urbanos de China. No sé qué es más guay, si el mapa o las fotitos pa'que no los confundas.
Para sonrojarse
Desde que estoy acá, siempre me quejo que los periódicos españoles no reflejan la realidad mexicana ni me dan una versión más o menos clara de que está pasando. Pero luego dejé de quejarme y empecé a leer también los periódicos de allá, para compensar. Hoy, después de unos días de dieta informativa, me meto a La Vanguardia y me encuentro esta bonita nota en donde se cronica como nuestro doblemente honorable (HH) Roberto Madrazo - ese prócer de la trampa y el pésimo gusto - decidió tomar un "atajo" en el Maratón de Berlín para ganar en su categoría. Pues sí, pero resulta que un fotógrafo lo descubrió, por andar diciendo mentiras. Y ahora las agencias de todo el mundo publican la noticia del verdadero "político tramposo".
Digo, no es que digan nada nuevo, pero luego... ahí va uno cargando la mala fama. De verdad que no gana uno para pagar tantas verguenzas. La nota, mientras dure, aquí.
Actualización: Cortesía de La Crónica, una lista de razones por las cuales Madrazo pudo haber hecho trampa. Ríamonos un poco de la desgracia.
Digo, no es que digan nada nuevo, pero luego... ahí va uno cargando la mala fama. De verdad que no gana uno para pagar tantas verguenzas. La nota, mientras dure, aquí.
Actualización: Cortesía de La Crónica, una lista de razones por las cuales Madrazo pudo haber hecho trampa. Ríamonos un poco de la desgracia.
8.10.07
Japonés pero chino
En mi vida he conocido muchos "puristas". Cuando vivía en México, recuerdo interminables discusiones con "puristas" gastronómicos que se quejaban de la tropicalización de la comida japonesa a las costumbres locales. Yo me reía pensando en el susto que se podía llevar un japonés al ver un rollo como los que se hacen en una famosa cadena mexicana, que tienen chiles toreados, o salsa de chipotle o están cubiertos con un pedazo de arrachera.
Pero el asunto es que la adaptación funcionaba bien. Era atractiva. Por lo menos a mi muy mexicano paladar.
En Barcelona he descubierto una cosa rarísima. Los chinos, hábiles observadores del mercado, han decidido que lo que rifa es la comida japonesa. Y que el occidental promedio no distingue entre ojos rasgados. Así que, aprovechándose de la aparente similitud con los japoneses, han abierto a diestra y siniestra restaurantes japoneses.
¿El truco para descubrirlos? Los fritos. No sólo hacen tempura - también agregan a los menús rollitos primavera y bolas de pollo. El sushi es sospechosamente escaso en comparación. Y hay algo en toda la decoración que siempre parece falso y cutre... como cuando la gente quiere montar un restaurante mexicano y lo llena de referencias tejanas.
No todos son malos - estos restaurantes, digo. Sólo que son impostores. Esa es la diferencia con los restaurantes mexicanos - eran de mexicanos, con recetas mexicanas. Como una película que dice "adaptación libre" de la novela X. Las que más decepcionan son las que aparentemente son "basadas en" y con supervisión del autor. Eso es lo que pasa aquí, supongo. Que todo es aparentemente auténtico. Como las cerámicas de la Virgen de Guadalupe o los Converse que se venden en San Juan de Dios. El error está a la vista del purista. O del fan. Sólo. Para los demás, simplemente son un restaurante japones más servido por gente con ojos razgados que, ergo, son japoneses.
Pero el asunto es que la adaptación funcionaba bien. Era atractiva. Por lo menos a mi muy mexicano paladar.
En Barcelona he descubierto una cosa rarísima. Los chinos, hábiles observadores del mercado, han decidido que lo que rifa es la comida japonesa. Y que el occidental promedio no distingue entre ojos rasgados. Así que, aprovechándose de la aparente similitud con los japoneses, han abierto a diestra y siniestra restaurantes japoneses.
¿El truco para descubrirlos? Los fritos. No sólo hacen tempura - también agregan a los menús rollitos primavera y bolas de pollo. El sushi es sospechosamente escaso en comparación. Y hay algo en toda la decoración que siempre parece falso y cutre... como cuando la gente quiere montar un restaurante mexicano y lo llena de referencias tejanas.
No todos son malos - estos restaurantes, digo. Sólo que son impostores. Esa es la diferencia con los restaurantes mexicanos - eran de mexicanos, con recetas mexicanas. Como una película que dice "adaptación libre" de la novela X. Las que más decepcionan son las que aparentemente son "basadas en" y con supervisión del autor. Eso es lo que pasa aquí, supongo. Que todo es aparentemente auténtico. Como las cerámicas de la Virgen de Guadalupe o los Converse que se venden en San Juan de Dios. El error está a la vista del purista. O del fan. Sólo. Para los demás, simplemente son un restaurante japones más servido por gente con ojos razgados que, ergo, son japoneses.
5.10.07
Confesiones
Lo que tiene vivir en Barcelona pero no trabajar aquí es que te olvidas que es una ciudad ruidosa y caótica. Yo trabajo en mi pueblo, en mi enorme sala, en donde no pasa nadie. Y cuando llego por las tardes a mi casa en la que se ven las azoteas, tampoco me toca el ruido. Pero es cuestión de bajarse a ver la cotidianidad para darse cuenta del caos normal.
Hoy caminaba con Stephanie y me descubría mirando con sus ojos lo raro de las aceras que hacen caminar de más a los peatones, lo incómodo de las terrazas con las mesas puestas justo al lado de donde pasan los autobuses, lo poco cívica de la gente en las calles.
Es una ciudad, grande, complicada. Pero confieso que la siento un poco mía en su caos. Supongo que me identifico: no es que sea fea ni poco manejable - es que es compleja, como yo misma.
(Qué cursi soy, qué bruta).
Hoy caminaba con Stephanie y me descubría mirando con sus ojos lo raro de las aceras que hacen caminar de más a los peatones, lo incómodo de las terrazas con las mesas puestas justo al lado de donde pasan los autobuses, lo poco cívica de la gente en las calles.
Es una ciudad, grande, complicada. Pero confieso que la siento un poco mía en su caos. Supongo que me identifico: no es que sea fea ni poco manejable - es que es compleja, como yo misma.
(Qué cursi soy, qué bruta).
4.10.07
Esperando respuestas
- ¿Cuándo eres más sincero: cuando estás borracho o en los primeros momentos después de que te despiertas?
- ¿Cuándo tienes que proteger a tus niños actores si están en medio de un conflicto étnico?
- Si sientes cómo se cae un muro en el piso de abajo de tí, ¿se mueves de tu oficina?
- ¿Toca "reconstruirte" quirúrgicamente después de un parto/embarazo?
- ¿Cómo le dices a alguien que no estás seguro de lo que viene?
- ¿Cómo te dices a ti mismo que no estás seguro de lo que viene?
- ¿Cuándo tienes que proteger a tus niños actores si están en medio de un conflicto étnico?
- Si sientes cómo se cae un muro en el piso de abajo de tí, ¿se mueves de tu oficina?
- ¿Toca "reconstruirte" quirúrgicamente después de un parto/embarazo?
- ¿Cómo le dices a alguien que no estás seguro de lo que viene?
- ¿Cómo te dices a ti mismo que no estás seguro de lo que viene?
Las benditas agencias de comunicación
Día de muchos posts. Yo trabajé en una agencia de comunicación. Es más: si me "googleo" aparezco más veces por el tiempo que trabajé en dicha agencia que por ninguna otra cosa. Sé de lo que se trata escribir notas de prensa, y hacer presentaciones y todo. Pero el negocio en este santo lugar se lleva a un nivel increíble.
Yo no quería Agencia de Comunicación para mis "nuevas funciones" y me hicieron contratar a una. Es más, me la impusieron - por supuesto, amiga de la amiga de la amiga. Ahora me mandan una factura por la "redacción" de las notas que salieron en los periódicos. Las rechazo, diciendo que no fue eso lo que yo acordé. Me mandan una nueva factura con casi 600 euros más de costo de lo que se había acordado por el "manejo de medios" (esto es, mandar una nota de prensa y dar seguimiento a cuatro periódicos). La rechazo. A ver qué pasa.
Lo que no puedo entender... "redacción de noticias para los periódicos X y Z". ¿Qué? ¿Pues qué hacen los periodistas ahora? ¿No faltaba con darles la nota de prensa, ahora toca también revolcárselas y poner el "tono" del medio en cuestión?
Dios mío, qué asco, qué asco de mundo. Cuando pasan estas cosas me acuerdo de Mafalda. A ella le quedan tan bien estas frases en su boquita.
Idiomas clásicos
Ayer caminaba por el Eixample buscando un restaurant para cenar. Cuando B y yo vimos uno llamado "Tijuana" apuramos el paso. Comentamos que, usualmente, todo aquello que se llame "Tijuana" en el extranjero suele ser la peor comida pseudo mexicana del sitio. Después pasamos a la sorpresa que nos causa el desconocimiento de nuestra cultura nacional aquí en la doblemente honorable (HH) Madre Patria. Y entonces B me contó que, hace años, conoció a una chica local (entre 20 y 30 años) con quien el diálogo post-presentaciones fue más o menos así.
- Y tú, ¿de dónde eres?
- De México.
- ¡Ah, qué bien! ¿Y tienes mucho tiempo aquí?
- Bueno... unos dos años...
- ¡Qué bien! ¡Ya hablas perfecto el castellano!
Sin comentarios.
- Y tú, ¿de dónde eres?
- De México.
- ¡Ah, qué bien! ¿Y tienes mucho tiempo aquí?
- Bueno... unos dos años...
- ¡Qué bien! ¡Ya hablas perfecto el castellano!
Sin comentarios.
No me gustan los mensajitos
Me dicen carca, sí, pero odio los mensajitos escritos en lenguaje "celular". Cuando yo estaba en la escuela - y no hace tanto - lo MÁS era cambiar la palabra "que" por "q'". Y se veía feo. Feísimo. Ahora tantas k y cosas similares... qué decirlo.
Entonces cuando ví esta campaña, no pude más que adherirme. Eso.
Entonces cuando ví esta campaña, no pude más que adherirme. Eso.
Nada se oye
Están tirando un par de muros en la oficina abajo de mí. Aquí nunca, nunquísima, se van a acabar las obras. El cielo está encapotado. Toda España - sobre todo las partes siempre secas - está inundada. Acá caen tres gotas, sopla el viento, está la ciudad aplastada de presión atmosférica. Yo, como buen barómetro, loca y deprimida.
Anoche fui a una cena. Había confirmado mi asistencia, pero llegué 15 minutos tarde. Se había llenado el sitio y ya no había lugar para mí. Me fui. Cené con B en un chino buenísimo y nos tomamos una botella de vino y todo. Un chino de verdad, he de decir. También caro, no de esos chinos de 10 euros. Pero estábamos en el fabuloso mood Miss Clairol ["porque yo lo valgo"]. Hasta tomamos un taxi de regreso a nuestras respectivas casas.
Esta mañana perdí el tren, me quedé sin billete. Ayer viajé hasta Sitges con uno que no cubría todo el recorrido, pero como la compañía de trenes tiene tantos problemas, nadie te revisa los boletos - más bien se la pasan pidiendo disculpas. Supongo que ya no soy TAN buena niña porque no me dio remordimiento de conciencia ni nada. Pero hoy se me olvidó el billete tramposo... y tocó comprar uno bueno. En fin.
Esta mañana amanecí queriendo estar en Guadalajara en agosto de 1993. ¿Muy complicado? El martes fui a comprar flores y salí con las manos vacías. Ningunas me gustaron. Pésima señal. Yo, oficialmente, estoy rara.
Anoche fui a una cena. Había confirmado mi asistencia, pero llegué 15 minutos tarde. Se había llenado el sitio y ya no había lugar para mí. Me fui. Cené con B en un chino buenísimo y nos tomamos una botella de vino y todo. Un chino de verdad, he de decir. También caro, no de esos chinos de 10 euros. Pero estábamos en el fabuloso mood Miss Clairol ["porque yo lo valgo"]. Hasta tomamos un taxi de regreso a nuestras respectivas casas.
Esta mañana perdí el tren, me quedé sin billete. Ayer viajé hasta Sitges con uno que no cubría todo el recorrido, pero como la compañía de trenes tiene tantos problemas, nadie te revisa los boletos - más bien se la pasan pidiendo disculpas. Supongo que ya no soy TAN buena niña porque no me dio remordimiento de conciencia ni nada. Pero hoy se me olvidó el billete tramposo... y tocó comprar uno bueno. En fin.
Esta mañana amanecí queriendo estar en Guadalajara en agosto de 1993. ¿Muy complicado? El martes fui a comprar flores y salí con las manos vacías. Ningunas me gustaron. Pésima señal. Yo, oficialmente, estoy rara.
2.10.07
Desprecio
Uno llama por teléfono. Hasta pide perdón. Es simpática. Y todo. Pero no hay caso. Me castigan con el látigo del desprecio.
Puaj.
Puaj.
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