De apagones y asesinos
Corría el verano de 1977. Yo, ni había nacido, ni estaba en planes. Una de mis ciudadades favoritas, que aunque la desconozco es la que mejor me va - sí, ya sé que es pretencioso, pero no me importa - estaba sumida en el caos. Una ola de calor seguía haciendo subir los termómetros y Brooklyn vivía aterrorizada por un asesino en serie que se hacía llamar El Hijo de Sam.
Hay varias cosas que hacen de este verano particular: el calor y el asesino, a los que ya mencionamos, y un apagón que dejó a Nueva York sumido en la tiniebla durante varias horas, logrando que, por supuesto, los miles de neoyorquinos que de por sí ya estaban bastante paranoicos por los seis meses de asesinatos, se pusieran aún peor. De hecho, en la película que años después realizó Spike Lee al respecto, es posible conocer un poco de esta angustia.
A mí ayer me sorprendió el apagón de NYC. Y me imaginé el miedo, el terror. Miles, miles de personas sin luz, sin metro, sin alarmas, sin comunicación por Internet... sin todas esas cosas de la vida moderna que les hacen sentirse seguros. Por lo menos un poco seguros. Y el asesino esta vez es tan desconocido como entonces. Pero David Berkowitz mató seis personas e hirió a otras siete. Gran diferencia. El asesino que temen los neoyorquinos ahora es intangible, tan grande, tan desconocido. Tiene cara en todas las etnias: en gorditos rubicundos como Berkowitz y en árabes barbudos como Bin Laden. Y si el Pentágono y la CIA se equivocan cuando hay luz... qué podría pasar cuando no hay luz.
Otros asesinos: la gente se sigue matando en Israel-Palestina. Ya James cita a Amos Oz diciendo que si bien es justificable la búsqueda del estado, no lo es la búsqueda de la desaparición de ninguna raza. Y la verdad es que cuando escucho a los políticos o defensores de cualquiera de los dos bandos, no hago más que oir de nuevo las palabras del famoso "Hijo de Sam" Berkowitz: "I didn't want to hurt them, I only wanted to kill them". Y ojo, el que Berkowitz sea judío no implica que esta actitud no sea exactamente la misma que tienen también los miembros del Islam Fanáticos.
La muerte atrae más muerte. El odio atrae más odio. Pero no se ve. O se olvida. O se tapa uno los ojos para no verlos. Para sentir que está más allá de eso y que al final, "por su raza hablará el espíritu". - Vaya con el lema de la UNAM. Bonito lugar para colarse. -
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