Viaje a Marte desde su azotea - promoción única
Me hubiera encantado organizar una expedición a Marte como las que en algún momento propuso Rax, pero en este humilde blog no contamos con las facilidades técnicas y logísticas para liderear ese tipo tan sofisticado de cosas.
Sin embargo, me dediqué a confirmar la veracidad científica de una cadena que me llegó y resulta que sí, es cierto, el próximo miércoles 27 de agosto será el día que Marte se vea más cerca de la tierra en no sé cuántos chorros de años. El asunto es que es un evento único para los que seguimos siendo mortales hasta el momento.
La amable recomendación de este blog es que todos aquellos que tengan acceso a un telescopio, no lo dejen pasar. Más información aquí.
22.8.03
21.8.03
Terminator vs the IRS
Basta de popularidad cinematográfica como medio infalible para ganar en las elecciones californianas. Ahora lo más in es hablar de impuestos.
El adoradísimo Arnold, en sus primeros intentos por apelar al logos de los californianos, lanzó este incendiario discurso:
"Siento que la gente de California ha sufrido lo suficiente. Desde el momento en que se levantan en la mañana y le bajan al baño ya les están cobrando impuestos. Cuando compran un café, les cobran impuestos. Cuando se suben a su automóviles, les cobran impuestos. Cuando van a comer, les cobran impuestos. Y esto sigue todo el día. Impuestos. Impuestos. Impuestos. Impuestos. Impuestos."
¿Acaso este discurso nos suena familiar a los mexicanos? Digo, yo me acuerdo de aquellos espectaculares de "No dejaremos que se cobre IVA en alimentos y medicinas" y otras declaraciones similares.
En concreto, espero que este ataque de rampante populismo del enorme Arnold no se les vaya a la cabeza a nuestros queridos legisladores y, en una muestra más de los extraños mecanismos que convierten a México en el país líder en hacer patente aquello de que "la realidad es más increíble que la ficción", encuentren una extraña relación lógica que diga algo más o menos así:
Si sujeto (en este caso Arnold) es igual a artista de cine es igual a defensor de los derechos de los contribuyentes que no quiere que nadie pague más impuestos; entonces un defensor de los derechos de los contribuyentes que no quiere que nadie pague más impuestos es igual a artista de cine es igual a sujeto (en este caso yo, legislador).
Antes de que se les ocurra, de nuevo, acuérdense que no funciona. Nuestros más doloridos recuerdos con don Felix Salgado Macedonio (RIP, politically, at least... por el bien de todos).
Basta de popularidad cinematográfica como medio infalible para ganar en las elecciones californianas. Ahora lo más in es hablar de impuestos.
El adoradísimo Arnold, en sus primeros intentos por apelar al logos de los californianos, lanzó este incendiario discurso:
"Siento que la gente de California ha sufrido lo suficiente. Desde el momento en que se levantan en la mañana y le bajan al baño ya les están cobrando impuestos. Cuando compran un café, les cobran impuestos. Cuando se suben a su automóviles, les cobran impuestos. Cuando van a comer, les cobran impuestos. Y esto sigue todo el día. Impuestos. Impuestos. Impuestos. Impuestos. Impuestos."
¿Acaso este discurso nos suena familiar a los mexicanos? Digo, yo me acuerdo de aquellos espectaculares de "No dejaremos que se cobre IVA en alimentos y medicinas" y otras declaraciones similares.
En concreto, espero que este ataque de rampante populismo del enorme Arnold no se les vaya a la cabeza a nuestros queridos legisladores y, en una muestra más de los extraños mecanismos que convierten a México en el país líder en hacer patente aquello de que "la realidad es más increíble que la ficción", encuentren una extraña relación lógica que diga algo más o menos así:
Si sujeto (en este caso Arnold) es igual a artista de cine es igual a defensor de los derechos de los contribuyentes que no quiere que nadie pague más impuestos; entonces un defensor de los derechos de los contribuyentes que no quiere que nadie pague más impuestos es igual a artista de cine es igual a sujeto (en este caso yo, legislador).
Antes de que se les ocurra, de nuevo, acuérdense que no funciona. Nuestros más doloridos recuerdos con don Felix Salgado Macedonio (RIP, politically, at least... por el bien de todos).
¿Será ingenua? ¿O nada más estúpida?
Francamente no sabe uno que pensar cuando la noticia del fin de semana - y del inicio, por lo menos en este lado del mundo - es el desplante de una cantante que, sí bien es reconocida entre el mundo comercial, nadie da más de dos pesos por ella.
Lucerd..., perdón, Lucero, sigue y sigue, como conejito de Energizer. Ahora, le dió una entrevista al buen Jacobo - supongo que él sí es un miembro respetable de los medios -, en la que afirmó que
sólo tiene que disculparse con su público después de que su guarura mayor sacó pistola y encañonó a unos reporteros y después ella, en conferencia de prensa, dijo que el problema es que todos los medios son unos entrometidos.
Entrar ahorita en el debate de si los medios tienen o no derecho a conocer la vida privada de las personas públicas me parece un poco ocioso - la verdad es que tengo trabajo y por lo menos tengo que hacer como que me apuro para sacar algunas cosas -. Lo cierto es que me asombra que la mujer diga que "se divorcia" de los medios y luego afirme que su actitud no va a afectar su carrera, ni su participación en el sobadísimo Teletón.
"No he cometido nada grave, ningún delito". Corazón santo... ¿que nunca habrá pensado que como figura pública el enfrentarse a los medios no es delito, es PECADO MORTAL? Pues sabe. A mi lo que me asombra - como diría Mafalda - es la cantidad de estulticia a la que uno se expone por tener los ojos y los oídos siempre abiertos.
Francamente no sabe uno que pensar cuando la noticia del fin de semana - y del inicio, por lo menos en este lado del mundo - es el desplante de una cantante que, sí bien es reconocida entre el mundo comercial, nadie da más de dos pesos por ella.
Lucerd..., perdón, Lucero, sigue y sigue, como conejito de Energizer. Ahora, le dió una entrevista al buen Jacobo - supongo que él sí es un miembro respetable de los medios -, en la que afirmó que
sólo tiene que disculparse con su público después de que su guarura mayor sacó pistola y encañonó a unos reporteros y después ella, en conferencia de prensa, dijo que el problema es que todos los medios son unos entrometidos.
Entrar ahorita en el debate de si los medios tienen o no derecho a conocer la vida privada de las personas públicas me parece un poco ocioso - la verdad es que tengo trabajo y por lo menos tengo que hacer como que me apuro para sacar algunas cosas -. Lo cierto es que me asombra que la mujer diga que "se divorcia" de los medios y luego afirme que su actitud no va a afectar su carrera, ni su participación en el sobadísimo Teletón.
"No he cometido nada grave, ningún delito". Corazón santo... ¿que nunca habrá pensado que como figura pública el enfrentarse a los medios no es delito, es PECADO MORTAL? Pues sabe. A mi lo que me asombra - como diría Mafalda - es la cantidad de estulticia a la que uno se expone por tener los ojos y los oídos siempre abiertos.
20.8.03
¿Exageración o cinismo?
La oficina es un hervidero de chismes. Que si menganito se quedó atrapado en la lluvia, que si a perenganito casi lo agarra, que si en media hora Reforma se inundó, que si los seguros cubren o no que tu carro esté con metro y medio de agua encima. Reforma afirma categóricamente "Cae la peor lluvia en 50 años". No conforme con esto, anuncia que hoy las precipitaciones estarán peor y alienta a los habitantes del DeFectuoso a hundirse en el pánico - perdón - a tomar precauciones.
Ciertamente es muy simpático ver a los bomberos subidos en lanchitas en el Periférico. Como si el lago de Chapultepec se hubiera desbordado y uno pudiera perpetuar el paseo hasta Palmas. Pero bueno, ¿es para tanto? Sí, llovió mucho, ¿pero tanto como para desatar una histeria colectiva?
Será que yo viví la mayor parte de mi vida en Guadalajara y estoy acostumbrada. A mí, a diferencia de muchos capitalinos, no me parecen absurdos los niveles de agua y se que - una de dos - o te subes a una banqueta y dejas ahí tu carro, salvándote tú o de plano metes primera y te vas lento, sin parar.
Mi pregunta -que quizá no tenga nada que ver con la histeria colectiva- sigue siendo la misma: si la lluvia causa tantos estragos en las ciudades, ¿por qué no diseñar un sistema de recuperación pluvial que además ayude a atender a la gente que no tiene el líquido? No pienso en algo como lo que hace Frank en 28 days later - bonita cinta del querido Danny Boyle - sino algo más sofisticado.
¿Alguien - algún tapatío - se acuerda del famoso crédito japonés? Uy... suena como a historia antigua
La oficina es un hervidero de chismes. Que si menganito se quedó atrapado en la lluvia, que si a perenganito casi lo agarra, que si en media hora Reforma se inundó, que si los seguros cubren o no que tu carro esté con metro y medio de agua encima. Reforma afirma categóricamente "Cae la peor lluvia en 50 años". No conforme con esto, anuncia que hoy las precipitaciones estarán peor y alienta a los habitantes del DeFectuoso a hundirse en el pánico - perdón - a tomar precauciones.
Ciertamente es muy simpático ver a los bomberos subidos en lanchitas en el Periférico. Como si el lago de Chapultepec se hubiera desbordado y uno pudiera perpetuar el paseo hasta Palmas. Pero bueno, ¿es para tanto? Sí, llovió mucho, ¿pero tanto como para desatar una histeria colectiva?
Será que yo viví la mayor parte de mi vida en Guadalajara y estoy acostumbrada. A mí, a diferencia de muchos capitalinos, no me parecen absurdos los niveles de agua y se que - una de dos - o te subes a una banqueta y dejas ahí tu carro, salvándote tú o de plano metes primera y te vas lento, sin parar.
Mi pregunta -que quizá no tenga nada que ver con la histeria colectiva- sigue siendo la misma: si la lluvia causa tantos estragos en las ciudades, ¿por qué no diseñar un sistema de recuperación pluvial que además ayude a atender a la gente que no tiene el líquido? No pienso en algo como lo que hace Frank en 28 days later - bonita cinta del querido Danny Boyle - sino algo más sofisticado.
¿Alguien - algún tapatío - se acuerda del famoso crédito japonés? Uy... suena como a historia antigua
19.8.03
Lunes, de nuevo
La flojera del lunes es tal, que no queremos volver al mundo real. La única noticia que nos han contado fue el pancho protagonizado por Lucero en el que anuncia su "divorcio de la prensa" (sic). Nos da tanta flojera que ni lo revisamos, ni buscamos un link al respecto.
Serenidad al Duque. La estupidez humana es única y a veces hay que ponerla a prueba una vez más.
Mi flojera se coronará empacando libros. Serenidad. Ya volveremos a hablar de noticias.
La flojera del lunes es tal, que no queremos volver al mundo real. La única noticia que nos han contado fue el pancho protagonizado por Lucero en el que anuncia su "divorcio de la prensa" (sic). Nos da tanta flojera que ni lo revisamos, ni buscamos un link al respecto.
Serenidad al Duque. La estupidez humana es única y a veces hay que ponerla a prueba una vez más.
Mi flojera se coronará empacando libros. Serenidad. Ya volveremos a hablar de noticias.
16.8.03
Adiós, adiós
Este blog está triste por la hermosa Yunuén se nos va a su natal Toluca a trabajar en una cosa la mar de interesante como la organización de un Congreso Cultural a nivel internacional. La verdad es que nos corroe la envidia. Pero también la vamos a extrañar un montón. Muchísimo. Seremos felices cuando nos veamos y contemos cosas lindas. La extrañaremos porque es un sol. Pero seguramente seguirá alumbrando desde Toluca.
Este blog está triste por la hermosa Yunuén se nos va a su natal Toluca a trabajar en una cosa la mar de interesante como la organización de un Congreso Cultural a nivel internacional. La verdad es que nos corroe la envidia. Pero también la vamos a extrañar un montón. Muchísimo. Seremos felices cuando nos veamos y contemos cosas lindas. La extrañaremos porque es un sol. Pero seguramente seguirá alumbrando desde Toluca.
15.8.03
Y sigue y sigue
Yo ayer me enteré de que se había ido la luz en Nueva York porque mi correo electrónico comenzó a fallar. Desde temprano en la mañana de hoy, recibí numerosos mensajes de los compañeros en Estados Unidos informándonos que todos los que trabajan en nuestras oficinas corporativas no estarían en el edificio pues no podían entrar hasta que se revisaran las condiciones de las alarmas, los elevadores y los sistemas de emergencia. Dilema. Una empresa de comunicación con problemas de comunicación. El New York Times tiene una crónica interesante de lo que pasó en las grandes corporaciones de medios, que ahora no podían seguir siendo el centro de la información.
Yo ayer me enteré de que se había ido la luz en Nueva York porque mi correo electrónico comenzó a fallar. Desde temprano en la mañana de hoy, recibí numerosos mensajes de los compañeros en Estados Unidos informándonos que todos los que trabajan en nuestras oficinas corporativas no estarían en el edificio pues no podían entrar hasta que se revisaran las condiciones de las alarmas, los elevadores y los sistemas de emergencia. Dilema. Una empresa de comunicación con problemas de comunicación. El New York Times tiene una crónica interesante de lo que pasó en las grandes corporaciones de medios, que ahora no podían seguir siendo el centro de la información.
De apagones y asesinos
Corría el verano de 1977. Yo, ni había nacido, ni estaba en planes. Una de mis ciudadades favoritas, que aunque la desconozco es la que mejor me va - sí, ya sé que es pretencioso, pero no me importa - estaba sumida en el caos. Una ola de calor seguía haciendo subir los termómetros y Brooklyn vivía aterrorizada por un asesino en serie que se hacía llamar El Hijo de Sam.
Hay varias cosas que hacen de este verano particular: el calor y el asesino, a los que ya mencionamos, y un apagón que dejó a Nueva York sumido en la tiniebla durante varias horas, logrando que, por supuesto, los miles de neoyorquinos que de por sí ya estaban bastante paranoicos por los seis meses de asesinatos, se pusieran aún peor. De hecho, en la película que años después realizó Spike Lee al respecto, es posible conocer un poco de esta angustia.
A mí ayer me sorprendió el apagón de NYC. Y me imaginé el miedo, el terror. Miles, miles de personas sin luz, sin metro, sin alarmas, sin comunicación por Internet... sin todas esas cosas de la vida moderna que les hacen sentirse seguros. Por lo menos un poco seguros. Y el asesino esta vez es tan desconocido como entonces. Pero David Berkowitz mató seis personas e hirió a otras siete. Gran diferencia. El asesino que temen los neoyorquinos ahora es intangible, tan grande, tan desconocido. Tiene cara en todas las etnias: en gorditos rubicundos como Berkowitz y en árabes barbudos como Bin Laden. Y si el Pentágono y la CIA se equivocan cuando hay luz... qué podría pasar cuando no hay luz.
Otros asesinos: la gente se sigue matando en Israel-Palestina. Ya James cita a Amos Oz diciendo que si bien es justificable la búsqueda del estado, no lo es la búsqueda de la desaparición de ninguna raza. Y la verdad es que cuando escucho a los políticos o defensores de cualquiera de los dos bandos, no hago más que oir de nuevo las palabras del famoso "Hijo de Sam" Berkowitz: "I didn't want to hurt them, I only wanted to kill them". Y ojo, el que Berkowitz sea judío no implica que esta actitud no sea exactamente la misma que tienen también los miembros del Islam Fanáticos.
La muerte atrae más muerte. El odio atrae más odio. Pero no se ve. O se olvida. O se tapa uno los ojos para no verlos. Para sentir que está más allá de eso y que al final, "por su raza hablará el espíritu". - Vaya con el lema de la UNAM. Bonito lugar para colarse. -
Corría el verano de 1977. Yo, ni había nacido, ni estaba en planes. Una de mis ciudadades favoritas, que aunque la desconozco es la que mejor me va - sí, ya sé que es pretencioso, pero no me importa - estaba sumida en el caos. Una ola de calor seguía haciendo subir los termómetros y Brooklyn vivía aterrorizada por un asesino en serie que se hacía llamar El Hijo de Sam.
Hay varias cosas que hacen de este verano particular: el calor y el asesino, a los que ya mencionamos, y un apagón que dejó a Nueva York sumido en la tiniebla durante varias horas, logrando que, por supuesto, los miles de neoyorquinos que de por sí ya estaban bastante paranoicos por los seis meses de asesinatos, se pusieran aún peor. De hecho, en la película que años después realizó Spike Lee al respecto, es posible conocer un poco de esta angustia.
A mí ayer me sorprendió el apagón de NYC. Y me imaginé el miedo, el terror. Miles, miles de personas sin luz, sin metro, sin alarmas, sin comunicación por Internet... sin todas esas cosas de la vida moderna que les hacen sentirse seguros. Por lo menos un poco seguros. Y el asesino esta vez es tan desconocido como entonces. Pero David Berkowitz mató seis personas e hirió a otras siete. Gran diferencia. El asesino que temen los neoyorquinos ahora es intangible, tan grande, tan desconocido. Tiene cara en todas las etnias: en gorditos rubicundos como Berkowitz y en árabes barbudos como Bin Laden. Y si el Pentágono y la CIA se equivocan cuando hay luz... qué podría pasar cuando no hay luz.
Otros asesinos: la gente se sigue matando en Israel-Palestina. Ya James cita a Amos Oz diciendo que si bien es justificable la búsqueda del estado, no lo es la búsqueda de la desaparición de ninguna raza. Y la verdad es que cuando escucho a los políticos o defensores de cualquiera de los dos bandos, no hago más que oir de nuevo las palabras del famoso "Hijo de Sam" Berkowitz: "I didn't want to hurt them, I only wanted to kill them". Y ojo, el que Berkowitz sea judío no implica que esta actitud no sea exactamente la misma que tienen también los miembros del Islam Fanáticos.
La muerte atrae más muerte. El odio atrae más odio. Pero no se ve. O se olvida. O se tapa uno los ojos para no verlos. Para sentir que está más allá de eso y que al final, "por su raza hablará el espíritu". - Vaya con el lema de la UNAM. Bonito lugar para colarse. -
Apagón
Nueva York se apagó. Una sobrecarga en la gran cantidad de gente que usa la hidroeléctrica de Niagara-Mohawk tiene a 40 mil policías en las calles y un apagón que va de NYC a Toronto, mínimo. Qué terrible. Hasta la bolsa se acabó. A ver qué pasa mañana. Yo me voy a buscar un Martini. Ciao.
Nueva York se apagó. Una sobrecarga en la gran cantidad de gente que usa la hidroeléctrica de Niagara-Mohawk tiene a 40 mil policías en las calles y un apagón que va de NYC a Toronto, mínimo. Qué terrible. Hasta la bolsa se acabó. A ver qué pasa mañana. Yo me voy a buscar un Martini. Ciao.
14.8.03
Avisos parroquiales
El Duque acaba de sacar del olvido a su blog. - ¡Milagro, milagro! :D - Se queja amargamente de que no lo visitan. Por favor... hagan lo propio.
Mi querido James está extrañamente amarguito. Ya no nos quiere a los que usamos los blogs para comentar las absurdas cosas de la vida y la cotidianeidad. Nos odia particularmente a los que decimos que nos gusta el chocolate Ibarra y que nunca nos gustó jugar canicas porque no aprendimos, o cosas similares. Cosa rara. Creo que alguien ya le pegó el coraje contra el mundo. Muy mal, muy mal, James. Te va a doler la pancita de tanto enojarte. ;) Pero igual te queremos, aunque seas un enojón.
El Duque acaba de sacar del olvido a su blog. - ¡Milagro, milagro! :D - Se queja amargamente de que no lo visitan. Por favor... hagan lo propio.
Mi querido James está extrañamente amarguito. Ya no nos quiere a los que usamos los blogs para comentar las absurdas cosas de la vida y la cotidianeidad. Nos odia particularmente a los que decimos que nos gusta el chocolate Ibarra y que nunca nos gustó jugar canicas porque no aprendimos, o cosas similares. Cosa rara. Creo que alguien ya le pegó el coraje contra el mundo. Muy mal, muy mal, James. Te va a doler la pancita de tanto enojarte. ;) Pero igual te queremos, aunque seas un enojón.
13.8.03
Cumpleaños
Esta mañana es la invasión de los paquetes promocionales. Estaré inundada de latas, bolsas y mochilitas. Pero es muy importante recordar que hoy ¡es cumpleaños de Rax! Mandamos un caluroso abrazo y prometemos seguir en comunicación cuando se acabe el desastre.
Esta mañana es la invasión de los paquetes promocionales. Estaré inundada de latas, bolsas y mochilitas. Pero es muy importante recordar que hoy ¡es cumpleaños de Rax! Mandamos un caluroso abrazo y prometemos seguir en comunicación cuando se acabe el desastre.
12.8.03
Turbas inteligentes, parte II... y tornados
Quantumbyte (mi querido DD) me anuncia hoy dos cosas sucedidas ayer: por un lado y gracias a la protección de todos los duendes y hadas que le hemos enviado, ayer sobrevivió favorablemente una tormenta o "mini-tornado" que afectó un área de cinco kilómetros de diámetro en las lejanas y áridas tierras de Austin, Texas. Su departamento está dentro de las diez cuadras más afectadas.
Quantumbyte, que al igual que yo pasó muchos años conviviendo con las casi increíbles inundaciones en la ciudad de Guadalajara, dice que nunca había visto nada así. Obviamente una cosa es el agua y otra los vientos a nosécuántos kilómetros por hora. Nos cuenta Quantumbyte - desde hoy nombrado el corresponsal oficial de este blog en Austin - que absolutamente TODOS los árboles grandes del fraccionamiento se quedaron sin copa, porque el viento las arrancó de los troncos.
Al edificio donde vive Quantumbyte se le desprendió el techo y se le arrancó la chimenea, de la misma manera que sucedió con otras seis construcciones continguas. Por supuesto, la mayoría de los estacionamientos techados se rompieron y algunos cayeron sobre los automóviles. Para nuestra tranquilidad - y la del bolsillo de QB, ya de por sí atormentado con los pagos del lease - él dice estar perfectamente, al igual que su departamento y su auto. El puro susto, pues.
Cuando me dijo que todo el asunto había durado sólo 30 minutos de que comenzó nublado a que dejó de llover, me acordé de la cola de huracán que tocó Puerto Vallarta el año pasado, unos cuatro días después de que el Duque y yo hiciéramos tremenda fiesta en la playa. Mi madre dice que la lluvia y el viento no duró más de 40 minutos, mismos que fueron suficientes para destrozar todo el malecón.
El susto de Quantumbyte fue mayor porque él estaba adentro de una de esas casas de madera que parece que se van a caer en cualquier momento. Pero, como él mismo dice, pareciera que es un llamado de atención divino: "es para que no se nos olvide que en la ciudad también hay tornados".
La otra cosa que me cuenta Quantumbyte es que ayer hubo un acto de turba inteligente en Austin al que no pudo asistir porque precisamente en ese momento estaba dentro de su casa rogando que no le cayera una viga encima.
El cuento es que se reunió el primer capítulo del club de fanáticos de Mary Poppins a cruzar una calle y bailar, con paraguas abiertos y debajo de una lluvia que nadie esperaba, ante el asombro de traseúntes y automovilistas. Quantumbyte lamenta no haber ido. Yo también. Me hubiera encantado. Entonces quedamos que en cuanto yo pueda ir a visitarlo organizaremos nuestra propia turba inteligente. (Verán el anuncio pertinente en este blog y en muchos otros, espero)
Aunque Quantumbyte dice que en México se hacen turbas inteligentes constantemente y desde hace mucho tiempo - "a las 6 de la tarde, todos en sus coches se reúnen en el Periférico a la altura del Toreo, y detienen su coche durante varios minutos, despues se dispersan leeeeentamente" - pero yo estoy en desacuerdo con él. Dudo, de hecho estoy segura, de que no son inteligentes. Son bastante burdas. Y si está lloviendo, peor. Pero en fin. Agradecemos la colaboración de nuestro corresponsal en Austin (je), esperamos más noticias sobre turbas inteligentes en el mundo y comenzaremos pronto a planear las nuestras.
Cambio y fuera.
Quantumbyte (mi querido DD) me anuncia hoy dos cosas sucedidas ayer: por un lado y gracias a la protección de todos los duendes y hadas que le hemos enviado, ayer sobrevivió favorablemente una tormenta o "mini-tornado" que afectó un área de cinco kilómetros de diámetro en las lejanas y áridas tierras de Austin, Texas. Su departamento está dentro de las diez cuadras más afectadas.
Quantumbyte, que al igual que yo pasó muchos años conviviendo con las casi increíbles inundaciones en la ciudad de Guadalajara, dice que nunca había visto nada así. Obviamente una cosa es el agua y otra los vientos a nosécuántos kilómetros por hora. Nos cuenta Quantumbyte - desde hoy nombrado el corresponsal oficial de este blog en Austin - que absolutamente TODOS los árboles grandes del fraccionamiento se quedaron sin copa, porque el viento las arrancó de los troncos.
Al edificio donde vive Quantumbyte se le desprendió el techo y se le arrancó la chimenea, de la misma manera que sucedió con otras seis construcciones continguas. Por supuesto, la mayoría de los estacionamientos techados se rompieron y algunos cayeron sobre los automóviles. Para nuestra tranquilidad - y la del bolsillo de QB, ya de por sí atormentado con los pagos del lease - él dice estar perfectamente, al igual que su departamento y su auto. El puro susto, pues.
Cuando me dijo que todo el asunto había durado sólo 30 minutos de que comenzó nublado a que dejó de llover, me acordé de la cola de huracán que tocó Puerto Vallarta el año pasado, unos cuatro días después de que el Duque y yo hiciéramos tremenda fiesta en la playa. Mi madre dice que la lluvia y el viento no duró más de 40 minutos, mismos que fueron suficientes para destrozar todo el malecón.
El susto de Quantumbyte fue mayor porque él estaba adentro de una de esas casas de madera que parece que se van a caer en cualquier momento. Pero, como él mismo dice, pareciera que es un llamado de atención divino: "es para que no se nos olvide que en la ciudad también hay tornados".
La otra cosa que me cuenta Quantumbyte es que ayer hubo un acto de turba inteligente en Austin al que no pudo asistir porque precisamente en ese momento estaba dentro de su casa rogando que no le cayera una viga encima.
El cuento es que se reunió el primer capítulo del club de fanáticos de Mary Poppins a cruzar una calle y bailar, con paraguas abiertos y debajo de una lluvia que nadie esperaba, ante el asombro de traseúntes y automovilistas. Quantumbyte lamenta no haber ido. Yo también. Me hubiera encantado. Entonces quedamos que en cuanto yo pueda ir a visitarlo organizaremos nuestra propia turba inteligente. (Verán el anuncio pertinente en este blog y en muchos otros, espero)
Aunque Quantumbyte dice que en México se hacen turbas inteligentes constantemente y desde hace mucho tiempo - "a las 6 de la tarde, todos en sus coches se reúnen en el Periférico a la altura del Toreo, y detienen su coche durante varios minutos, despues se dispersan leeeeentamente" - pero yo estoy en desacuerdo con él. Dudo, de hecho estoy segura, de que no son inteligentes. Son bastante burdas. Y si está lloviendo, peor. Pero en fin. Agradecemos la colaboración de nuestro corresponsal en Austin (je), esperamos más noticias sobre turbas inteligentes en el mundo y comenzaremos pronto a planear las nuestras.
Cambio y fuera.
11.8.03
De bicicletas perdidas y otros absurdos...
Llegaron los medallistas de los Panamericanos, Anita Guevara se reserva sus pronósticos para el atletismo en México y a Nancy Contreras, una de las mejores ciclistas de nuestro país, la línea aérea en la que viajó le pierde su bicicleta, poniendo en peligro su participación en los Juegos en Santo Domingo.
Todos los que alguna vez hemos perdido - aunque sea por horas - una maleta tenemos tremenda empatía con Miss Contreras. Hay que decir que cada una de las "biclas", diseñadas especialmente para el cuerpo de la atleta, cuestan un dineral y la aerolínea perdió... 16. Las 16 bicicletas que llevaba el equipo.
Bonito asunto. Cada vez resulta más peligroso viajar. Por todas las razones posibles. Ahora resulta que una querida amiga mía está atorada en Toronto desde ayer. Su visa americana se venció hace un par de días y tenía una escala en Chicago. Sorpresa. Ya no puede tomar su vuelo, comprado en México, de regreso a México. Ahora a esperarse hasta el viernes, cuando puede tomar un vuelo directo - mucho más caro, por supuesto - pero gracias al cual no tendrá que "poner en posible riesgo" a los nuestros paranoicos vecinos del norte.
Llegaron los medallistas de los Panamericanos, Anita Guevara se reserva sus pronósticos para el atletismo en México y a Nancy Contreras, una de las mejores ciclistas de nuestro país, la línea aérea en la que viajó le pierde su bicicleta, poniendo en peligro su participación en los Juegos en Santo Domingo.
Todos los que alguna vez hemos perdido - aunque sea por horas - una maleta tenemos tremenda empatía con Miss Contreras. Hay que decir que cada una de las "biclas", diseñadas especialmente para el cuerpo de la atleta, cuestan un dineral y la aerolínea perdió... 16. Las 16 bicicletas que llevaba el equipo.
Bonito asunto. Cada vez resulta más peligroso viajar. Por todas las razones posibles. Ahora resulta que una querida amiga mía está atorada en Toronto desde ayer. Su visa americana se venció hace un par de días y tenía una escala en Chicago. Sorpresa. Ya no puede tomar su vuelo, comprado en México, de regreso a México. Ahora a esperarse hasta el viernes, cuando puede tomar un vuelo directo - mucho más caro, por supuesto - pero gracias al cual no tendrá que "poner en posible riesgo" a los nuestros paranoicos vecinos del norte.
Turbas inteligentes
La única convocatoria "a la acción colectiva" que me ha llegado por Internet estaba relacionada con la guerra contra Irak. Una colectiva de artistas en todo el mundo buscaba pintar las fuentes de las ciudades de rojo, para que las autoridades se dieran cuenta de la negativa del "pueblo" frente a la guerra de las "naciones".
Supe que pintaron la Diana. Con algo rojo. Sabrá dios qué. Y que en la mañana, después del susto, vaciaron la fuente inmediatamente y pusieron a cinco tipos a tallarla con fuerza, hasta que quedó más limpia de lo que estaba originalmente. La verdad es que a mí el asunto me parecía un poco necio: mientras Fox sudaba frío por no cuadrarse con Bush y dar gusto a los anti-belicistas en nuestro país y en el resto del mundo, seguíamos haciendo protestas inútiles que más bien parecían la oportunidad perfecta para que gandallitas como los que comenzaron - y continuaron - con la huelga en la UNAM hicieran actos de vandalismo puro y golpearan antimotines a diestra y siniestra.
En fin.
Hoy me enteré que al parecer hay todo un grupo de gente en Estados Unidos reinventando los happenings y los performances (todo junto y nuevamente mezclado). Quizá en México sería más fácil hacerlo. Tenemos cientos de manifestaciones todos los días, en todos los puntos del país, de todas las naturalezas. No creo que sea difícil organizar un desfile de hombres y mujeres vestidos de osos panda por el Bosque de Chapultepec, que lleguen a ofrecer flores a las jaulas del Zoológico, como si se tratara de un ritual religioso.
Sin embargo, aunque no es difícil juntar personas con ningún propósito aparente, nos harían falta dos cosas: asombro y algo con que atraerlos. Tendríamos que tener algo así como "las camisetas de las turbas inteligentes" o algo que invite a la gente a seguir nuestra propuesta. Vaya, aunque sea un concierto de un ex-Academio o algo similar. Y realmente los disfraces tendrían que ser muy buenos para que los traseúntes se sorprendieran lo suficiente.
La diferencia que tenemos con Nueva York - entre muchas otras - es que nosotros vivimos sumidos en el kitsch. Y quien no lo crea, que me explique cómo es posible que haya productores de hortalizas que se apoderan del Zócalo para regalar sus productos como protesta por el mal funcionamiento de las cadenas de distribución más ortodoxas.
El absurdo cotiadiano... quizá eso sea lo que nos mantiene a los que vivimos en el DF aquí: la posibilidad de encontrar una sorpresa a la vuelta de cada esquina.
Buena semana.
La única convocatoria "a la acción colectiva" que me ha llegado por Internet estaba relacionada con la guerra contra Irak. Una colectiva de artistas en todo el mundo buscaba pintar las fuentes de las ciudades de rojo, para que las autoridades se dieran cuenta de la negativa del "pueblo" frente a la guerra de las "naciones".
Supe que pintaron la Diana. Con algo rojo. Sabrá dios qué. Y que en la mañana, después del susto, vaciaron la fuente inmediatamente y pusieron a cinco tipos a tallarla con fuerza, hasta que quedó más limpia de lo que estaba originalmente. La verdad es que a mí el asunto me parecía un poco necio: mientras Fox sudaba frío por no cuadrarse con Bush y dar gusto a los anti-belicistas en nuestro país y en el resto del mundo, seguíamos haciendo protestas inútiles que más bien parecían la oportunidad perfecta para que gandallitas como los que comenzaron - y continuaron - con la huelga en la UNAM hicieran actos de vandalismo puro y golpearan antimotines a diestra y siniestra.
En fin.
Hoy me enteré que al parecer hay todo un grupo de gente en Estados Unidos reinventando los happenings y los performances (todo junto y nuevamente mezclado). Quizá en México sería más fácil hacerlo. Tenemos cientos de manifestaciones todos los días, en todos los puntos del país, de todas las naturalezas. No creo que sea difícil organizar un desfile de hombres y mujeres vestidos de osos panda por el Bosque de Chapultepec, que lleguen a ofrecer flores a las jaulas del Zoológico, como si se tratara de un ritual religioso.
Sin embargo, aunque no es difícil juntar personas con ningún propósito aparente, nos harían falta dos cosas: asombro y algo con que atraerlos. Tendríamos que tener algo así como "las camisetas de las turbas inteligentes" o algo que invite a la gente a seguir nuestra propuesta. Vaya, aunque sea un concierto de un ex-Academio o algo similar. Y realmente los disfraces tendrían que ser muy buenos para que los traseúntes se sorprendieran lo suficiente.
La diferencia que tenemos con Nueva York - entre muchas otras - es que nosotros vivimos sumidos en el kitsch. Y quien no lo crea, que me explique cómo es posible que haya productores de hortalizas que se apoderan del Zócalo para regalar sus productos como protesta por el mal funcionamiento de las cadenas de distribución más ortodoxas.
El absurdo cotiadiano... quizá eso sea lo que nos mantiene a los que vivimos en el DF aquí: la posibilidad de encontrar una sorpresa a la vuelta de cada esquina.
Buena semana.
9.8.03
Última
Hay veces que llegan lecturas únicas a nosotros. Que no esperamos pero son como la lluvia a la mitad de mayo: fresquísimas, deliciosas, sorprendentes. Gracias Eugenia. Gracias por recordarme ciertas cosas que a veces se olvidan.
Hay veces que llegan lecturas únicas a nosotros. Que no esperamos pero son como la lluvia a la mitad de mayo: fresquísimas, deliciosas, sorprendentes. Gracias Eugenia. Gracias por recordarme ciertas cosas que a veces se olvidan.
Viernes: tarde
A través de la ventana, hay poco que ver. Hasta hace unos minutos el sol me caía encima, dificultándome la vista en el monitor.
Es fin de semana. Se respira.
Yo me vuelvo a casa. Tengo la firme intención de encontrar las palabras que perdí anoche antes de irme a dormir y no vuelven. Me pregunto por qué en mi casa no hay pinguinos. Apenas una pantera onca que me reclama - desde el fondo de uno de mis cajones - porque no ha salido a pasear.
Bonitos animales, los jaguares. No los que cantan. Esos no. Los que están en los parabuses con la leyenda "¡Qué guapo es mi vecino!". Los parabuses. Si cada pueblo tiene el gobierno que se merece, también tiene los publicistas que se merece. ¿A quién se le habrá ocurrido la brillante idea de coronar con "Puto el que lo lea" una campaña en contra de la discriminación? Estoy de acuerdo con La Jornada, aunque sea por una vez. Seguramente a un imbécil que se le olvida que la intolerancia a las diferentes visiones de la sexualidad causa violencia. Y que la violencia verbal por si misma engendra muchas tantas. Comenzaremos pues, con la revisión de los parabuses. A ver en dónde más nos encontramos reverendas tonterías. Sea.
A través de la ventana, hay poco que ver. Hasta hace unos minutos el sol me caía encima, dificultándome la vista en el monitor.
Es fin de semana. Se respira.
Yo me vuelvo a casa. Tengo la firme intención de encontrar las palabras que perdí anoche antes de irme a dormir y no vuelven. Me pregunto por qué en mi casa no hay pinguinos. Apenas una pantera onca que me reclama - desde el fondo de uno de mis cajones - porque no ha salido a pasear.
Bonitos animales, los jaguares. No los que cantan. Esos no. Los que están en los parabuses con la leyenda "¡Qué guapo es mi vecino!". Los parabuses. Si cada pueblo tiene el gobierno que se merece, también tiene los publicistas que se merece. ¿A quién se le habrá ocurrido la brillante idea de coronar con "Puto el que lo lea" una campaña en contra de la discriminación? Estoy de acuerdo con La Jornada, aunque sea por una vez. Seguramente a un imbécil que se le olvida que la intolerancia a las diferentes visiones de la sexualidad causa violencia. Y que la violencia verbal por si misma engendra muchas tantas. Comenzaremos pues, con la revisión de los parabuses. A ver en dónde más nos encontramos reverendas tonterías. Sea.
7.8.03
TVAzteca y el hábito del plagio
Estoy leyendo como cuatro libros al mismo tiempo. Al final del día, eso resulta ser una desventaja porque uno termina no leyendo nada. Me da el agobio o dejo mi carga en la oficina y no abro ni mi libro teórico de relaciones públicas, ni el de Gaiman, ni el de Osho (filosofía, dicen), ni el de Shakespeare comentado. Y contando. Porque hay que sumar el material de lectura que se acumula todos los días aquí: entre infecciones urinarias, nutrición infantil y la loquera de los gringos para cobrar más visas, ya no sé a qué irle.
El hecho es que la última semana he perdido soberanamente mi tiempo viendo la televisión. La televisión abierta. Ayer, decidida a no reventarme un episodio más de dramones sin sentido, me fuí a rentar algunas películas. Llegué, prendí la televisión y vi una escena de un programa de Canal 13 - TV Azteca - llamado "El Poder del Amor". Se trata de una serie de historias de amor en programas unitarios que cuentan cómo las o los protagonistas son capaces de grandes sacrificios... "con el poder del amor" (sic).
El programa es un tanto triste en su producción. Utilizan los peores actores de la cartilla y tienen muy pocas locaciones que repiten una y otra vez. Vaya, quizá sea mi mala suerte, pero las dos veces que lo he visto, los protagonistas trabajan en la misma oficina hecha con paredes de hielo seco azules y blancas.
Ayer, pues, prendí la televisión para poner una película y me encontré la escena de dos graduandos poniéndose una "borrachera" muy light la noche de su graduación. Ella, estúpidamente enamorada de él, esperaba que el hombre se declarará. Él, en lugar de hacer la esperada declaración de amor, le dice que le dieron una beca a Alemania y que se va a estudiar tres años, dejándola sola. Ella llora, fingiendo que es de felicidad, con la voz en off haciendo el recuento de sus desgracias. Tarararará. Muuuuuuuuuuuy cursi.
Mientras contesto una llamada de teléfono, la televisión sigue prendida. Cuando llego de nuevo frente a la pantalla, él le está diciendo que se va a casar y la lleva a presentarle a la futura y a sus futuros suegros en una comida en la que se anuncia que la pobre desdichada niña dejada va a ser, además, madrina de lazo. Me comenzó a parecer sospechoso. Sufro de un mal compartido por muchas mujeres: la adicción a los chickflicks. Obviamente, la actricita en cuestión no tenía nada que ver con Julia Roberts, pero todos los movimientos de la trama iban exactamente en la misma dirección de My Best Friend's Wedding.
Todas mis sospechas fueron confirmadas. El programa fue una copia burda de la película, con exactamente las mismas vueltas de tuerca, dramones y desplantes en todos los personajes. Claro que le faltaron todas las escenas - muy divertidas, debo decir - con el amigo gay encarnado por Ruppert Everett y, sobre todo, faltó la escena de humillacion en el baño de mujeres, donde la muy rubia Diaz le pone una arrastrada única a la pelirroja Roberts entre un montón de bigmamas.
No sé porqué me quedé viendo el programa hasta el final. Supongo que porque me dió la indignación absoluta. Cientos y cientos de guionistas - ya no digamos egresados de Comunicación - buscando trabajo en las calles de México y TVAzteca hace refritos de películas gringas. Deberíamos demandarlos por desperdiciar talento. Y por aprovecharse tan descaradamente del de otros, por rabón que resulte.
Estoy leyendo como cuatro libros al mismo tiempo. Al final del día, eso resulta ser una desventaja porque uno termina no leyendo nada. Me da el agobio o dejo mi carga en la oficina y no abro ni mi libro teórico de relaciones públicas, ni el de Gaiman, ni el de Osho (filosofía, dicen), ni el de Shakespeare comentado. Y contando. Porque hay que sumar el material de lectura que se acumula todos los días aquí: entre infecciones urinarias, nutrición infantil y la loquera de los gringos para cobrar más visas, ya no sé a qué irle.
El hecho es que la última semana he perdido soberanamente mi tiempo viendo la televisión. La televisión abierta. Ayer, decidida a no reventarme un episodio más de dramones sin sentido, me fuí a rentar algunas películas. Llegué, prendí la televisión y vi una escena de un programa de Canal 13 - TV Azteca - llamado "El Poder del Amor". Se trata de una serie de historias de amor en programas unitarios que cuentan cómo las o los protagonistas son capaces de grandes sacrificios... "con el poder del amor" (sic).
El programa es un tanto triste en su producción. Utilizan los peores actores de la cartilla y tienen muy pocas locaciones que repiten una y otra vez. Vaya, quizá sea mi mala suerte, pero las dos veces que lo he visto, los protagonistas trabajan en la misma oficina hecha con paredes de hielo seco azules y blancas.
Ayer, pues, prendí la televisión para poner una película y me encontré la escena de dos graduandos poniéndose una "borrachera" muy light la noche de su graduación. Ella, estúpidamente enamorada de él, esperaba que el hombre se declarará. Él, en lugar de hacer la esperada declaración de amor, le dice que le dieron una beca a Alemania y que se va a estudiar tres años, dejándola sola. Ella llora, fingiendo que es de felicidad, con la voz en off haciendo el recuento de sus desgracias. Tarararará. Muuuuuuuuuuuy cursi.
Mientras contesto una llamada de teléfono, la televisión sigue prendida. Cuando llego de nuevo frente a la pantalla, él le está diciendo que se va a casar y la lleva a presentarle a la futura y a sus futuros suegros en una comida en la que se anuncia que la pobre desdichada niña dejada va a ser, además, madrina de lazo. Me comenzó a parecer sospechoso. Sufro de un mal compartido por muchas mujeres: la adicción a los chickflicks. Obviamente, la actricita en cuestión no tenía nada que ver con Julia Roberts, pero todos los movimientos de la trama iban exactamente en la misma dirección de My Best Friend's Wedding.
Todas mis sospechas fueron confirmadas. El programa fue una copia burda de la película, con exactamente las mismas vueltas de tuerca, dramones y desplantes en todos los personajes. Claro que le faltaron todas las escenas - muy divertidas, debo decir - con el amigo gay encarnado por Ruppert Everett y, sobre todo, faltó la escena de humillacion en el baño de mujeres, donde la muy rubia Diaz le pone una arrastrada única a la pelirroja Roberts entre un montón de bigmamas.
No sé porqué me quedé viendo el programa hasta el final. Supongo que porque me dió la indignación absoluta. Cientos y cientos de guionistas - ya no digamos egresados de Comunicación - buscando trabajo en las calles de México y TVAzteca hace refritos de películas gringas. Deberíamos demandarlos por desperdiciar talento. Y por aprovecharse tan descaradamente del de otros, por rabón que resulte.
6.8.03
Delicias Matutinas
En la ciudad de México, los puestos con tentaciones culinarias no solamente están en las calles. Prácticamente desde que llegué aquí hace un año, hubo una cosa que me sorprendió. En algunas estaciones, entre el ir y venir de gente, de pronto llega un olor a pan recién horneado. Buen pan. Huele delicioso.
Cuando uno se acerca, se da cuenta que no son panes cualquiera. Son bisquets. Y unas cosas llamadas lechuzas, que es pan de bisquet con mermelada de piña. Esos, los bisquets de metro, son los más buenos de la ciudad. He ido constantemente a los Bisquets de Obregón, un restaurante de mucha tradición en la colonia Roma hoy con cientos de franquicias, pero no es tan bueno el pan.
Quizá se trate del asunto del hambre y del antojo, de que ese olor a pan recién horneado te llegue en un lugar tan francamente feo como puede ser una estación del metro. Seres con varias posibilidades de memoria, los humanos podemos recordar o sentirnos en casa a partir de varias percepciones. Y aunque en casa nunca se horneó nada - tengo un vago recuerdo de un pastel de zanahoria, pero es muy vago - la verdad es que el calor y sobre todo el olor que despiden los famosos panecitos dan una cierta sensación de protección.
Y bueno. La gente que los vende es amable. A veces rayando en la coquetería, pero muy amable. Yo tengo ya lugar preferencial en la fila de clientes, je, y hay incluso un chavo que medio reclama cuando tengo mucho sin comprarles. Cosa simpática. Mientras siga viajando en metro y pasando por uno de esos puestos por la mañana, seguro seguiré cayendo en el antojo por lo menos una vez a la semana. Mis compañeros en la oficina dicen que me alucinan: cada vez que traigo panes, todos dicen que los estoy engordando para Navidad. Pero cuando dejo mucho espacio entre una compra y otra, disimuladamente me "reclaman" que hace mucho que no traigo panecitos. Finalmente, es una buena manera de compartir un poquito de bienestar con mermelada de piña.
En la ciudad de México, los puestos con tentaciones culinarias no solamente están en las calles. Prácticamente desde que llegué aquí hace un año, hubo una cosa que me sorprendió. En algunas estaciones, entre el ir y venir de gente, de pronto llega un olor a pan recién horneado. Buen pan. Huele delicioso.
Cuando uno se acerca, se da cuenta que no son panes cualquiera. Son bisquets. Y unas cosas llamadas lechuzas, que es pan de bisquet con mermelada de piña. Esos, los bisquets de metro, son los más buenos de la ciudad. He ido constantemente a los Bisquets de Obregón, un restaurante de mucha tradición en la colonia Roma hoy con cientos de franquicias, pero no es tan bueno el pan.
Quizá se trate del asunto del hambre y del antojo, de que ese olor a pan recién horneado te llegue en un lugar tan francamente feo como puede ser una estación del metro. Seres con varias posibilidades de memoria, los humanos podemos recordar o sentirnos en casa a partir de varias percepciones. Y aunque en casa nunca se horneó nada - tengo un vago recuerdo de un pastel de zanahoria, pero es muy vago - la verdad es que el calor y sobre todo el olor que despiden los famosos panecitos dan una cierta sensación de protección.
Y bueno. La gente que los vende es amable. A veces rayando en la coquetería, pero muy amable. Yo tengo ya lugar preferencial en la fila de clientes, je, y hay incluso un chavo que medio reclama cuando tengo mucho sin comprarles. Cosa simpática. Mientras siga viajando en metro y pasando por uno de esos puestos por la mañana, seguro seguiré cayendo en el antojo por lo menos una vez a la semana. Mis compañeros en la oficina dicen que me alucinan: cada vez que traigo panes, todos dicen que los estoy engordando para Navidad. Pero cuando dejo mucho espacio entre una compra y otra, disimuladamente me "reclaman" que hace mucho que no traigo panecitos. Finalmente, es una buena manera de compartir un poquito de bienestar con mermelada de piña.
La absurda búsqueda del respeto y los quince años de olvido
Algunas veces me pregunto sinceramente cuánta de la gente que lee o escribe mucho lo hace en algún momento más por reconocimiento que por placer. Me queda claro que detrás de las letras se pueden esconder egos inmensos, que de otra manera serían incapaces de existir con el aire. Además, se trata de egos particularmente geniales, que disertan y disertan y disertan y están dispuestos a que su trabajo se ponga en entredicho.
Pero me pregunto qué tanto es pose. Constantemente he oído a la gente descalificar - es más, con seguridad yo misma lo he hecho - a artistas plásticos porque son incapaces de expresarse y ya no digamos escribir correctamente. Lo interesante es que muchos de estos descalificadores son prácticamente incapaces de tomar un crayón de pastel o un pincel y lograr algo que muestre cualquier cosa que no sea caos. ¿Por qué, de dónde sale la idea de que TODOS LOS DEMÁS tienen que ser hombres del renacimiento pero yo puedo ser bueno limitándome a resolver lo mío?
Quién sabe.
Lo cierto es que se supone que este post no iba para allá, sino a hacer una pequeña apología de mi misma. Me considero una mujer inteligente. Hace algunos años incluso, brillante. Desgraciadamente, parece que parte de lo que me hacía ser muy brillante era serlo a una corta edad. Ahora no se espera de mi que sea brillante, sino inalcanzable. Pero a estas alturas me cansa jugar a las adivinanzas intelectualoides que se estilan.
Lo peor de todo es que tengo esta sensación de que estoy entrando inexorablemente a mis quince años de olvido. Mi teoría es que todas las mujeres entramos a una etapa de aproximadamente 15 años - midtwenties-forties - en el cual no se espera demasiado de nos. Es decir, si tienes lo que se necesita para ser "una profesionista exitosa", "una buena madre de familia", o cualquier otra etiqueta cómoda y sexista, ya te instalaste ahí. Ya demostraste que tienes capacidad y que vas a hacerlo.
Vaya, después de los 25 años, como que nada es sorprendente. Si eres gerente en sabediosdónde, si te embarazas sin casarte, si te mudas a otra ciudad, si escribes un libro, si aprendes a cantar ópera, si decides que la vida es una mierda, a nadie le sorprende. Total, estás en los años en los que puedes hacer todo. Obviamente, este olvido no quita que seas minuciosamente viboreada por las personas que están alrededor: puedes hacerlo todo, pero seguramente lo estás haciendo mal.
A los 40 años es el momento de hacer como la evaluación. Y entonces sí, cualquier cosa extraordinaria sobresale. Aunque sea tu extraordinaria mediocridad.
No dejo de pensar por ejemplo en que Demi Moore o Madonna eran en su ramo mujeres extraordinarias y lo fueron durante todos y cada uno de los años que duraron en sus 30. ¿Por qué es que hasta que cumplen cuarenta vuelven a ser el absoluto modelo a seguir?
Obviamente el asunto este de los quince años de olvido tiene huecos - la excepción hace la regla - y también cambios de acuerdo a tu estilo de vida. Pensemos por ejemplo en Drew Barrymore (siguiendo con las infaltables actrices de Hollywood): la pobre mujer ha vivido intermitentemente en el olvido, con algunos muy honrosos momentos de gloria. Otra que me llama la atención es Isabella Rosellini: años y años fue la hermosísima cara de Lancome sin que nadie tuviera ningún problema al respecto. Ni tampoco hiciera gran alharaca por ello. El día que la mujer cumplió cuarenta y pico y algún ejecutivo decidió que ya no era lo suficientemente cool, perdió ese puesto que parecía se le iba a quedar de por vida. ?Qué pasó entonces? Los reflectores de nuevo.
Por su parte, Britney Spears goza (??) de un episodio diferente: la chica material que quiso hacer suya la primera década del siglo XX está cayendo. Rápido. Estrepitosamente. Con la misma velocidad con la que caen sus prendas de vestir, su absurdísima (y súper sexy) virginidad y sus sencillos en la lista de popularidad. Quizá también exista algo de justicia poética en esto: si te quieres quemar en tres años el total del éxito que te destina Andy Warhol - que creo yo debe tener un lugar especial en el cielo definiendo el tiempo de fama que le toca a cada persona - pues es tu rollo. Sobre todo si no tienes más que un cuerpo espectacular que lucir. (Perdón por la misoginia, pero por ejemplo, ver a Lyn May es realmente vergonzoso y deprimente).
El punto es que debería de dejar de angustiarme porque ya no se me considera tan superior intelectualmente en ciertas esferas. Será también que - la verdad de las cosas - en los últimos meses me he dedicado a la contemplación y no tanto a la crítica y a la acción. Quizá a eso se deban los quince años de olvido: a los descansos que la gente se da para darse cuenta de lo valioso que es, de lo valioso que está a su lado.
Estoy en un letargo de ojos abiertos y ventanas claras, de angustias pasajeras y dramones inútiles. Tengo como la adolescencia tardía. Y, por supuesto, me pongo tan absolutamente insoportable como cualquier adolescente. Gris. Gris. Gris.
Buena cosa esta de la ventana. Empieza a llover y, gracias a que no veo la calle, puedo recordar más claro la danza de los árboles en las calles de mi adorada Guadalajara.
A trabajar. Proyecto nuevo.
¡Ah! Y un lector nuevo - (tengo ahora esa insana satisfacción de que alguien más lee y se ríe y le importa...). Todos le damos la más cordial bienvenida a DDomene, maestro del arte de la programación y la convivencia cotidiana con los texanos tecnológicos. El todavía no tiene blog... pero ya comenzaremos a enchinchar para que lo haga.
Algunas veces me pregunto sinceramente cuánta de la gente que lee o escribe mucho lo hace en algún momento más por reconocimiento que por placer. Me queda claro que detrás de las letras se pueden esconder egos inmensos, que de otra manera serían incapaces de existir con el aire. Además, se trata de egos particularmente geniales, que disertan y disertan y disertan y están dispuestos a que su trabajo se ponga en entredicho.
Pero me pregunto qué tanto es pose. Constantemente he oído a la gente descalificar - es más, con seguridad yo misma lo he hecho - a artistas plásticos porque son incapaces de expresarse y ya no digamos escribir correctamente. Lo interesante es que muchos de estos descalificadores son prácticamente incapaces de tomar un crayón de pastel o un pincel y lograr algo que muestre cualquier cosa que no sea caos. ¿Por qué, de dónde sale la idea de que TODOS LOS DEMÁS tienen que ser hombres del renacimiento pero yo puedo ser bueno limitándome a resolver lo mío?
Quién sabe.
Lo cierto es que se supone que este post no iba para allá, sino a hacer una pequeña apología de mi misma. Me considero una mujer inteligente. Hace algunos años incluso, brillante. Desgraciadamente, parece que parte de lo que me hacía ser muy brillante era serlo a una corta edad. Ahora no se espera de mi que sea brillante, sino inalcanzable. Pero a estas alturas me cansa jugar a las adivinanzas intelectualoides que se estilan.
Lo peor de todo es que tengo esta sensación de que estoy entrando inexorablemente a mis quince años de olvido. Mi teoría es que todas las mujeres entramos a una etapa de aproximadamente 15 años - midtwenties-forties - en el cual no se espera demasiado de nos. Es decir, si tienes lo que se necesita para ser "una profesionista exitosa", "una buena madre de familia", o cualquier otra etiqueta cómoda y sexista, ya te instalaste ahí. Ya demostraste que tienes capacidad y que vas a hacerlo.
Vaya, después de los 25 años, como que nada es sorprendente. Si eres gerente en sabediosdónde, si te embarazas sin casarte, si te mudas a otra ciudad, si escribes un libro, si aprendes a cantar ópera, si decides que la vida es una mierda, a nadie le sorprende. Total, estás en los años en los que puedes hacer todo. Obviamente, este olvido no quita que seas minuciosamente viboreada por las personas que están alrededor: puedes hacerlo todo, pero seguramente lo estás haciendo mal.
A los 40 años es el momento de hacer como la evaluación. Y entonces sí, cualquier cosa extraordinaria sobresale. Aunque sea tu extraordinaria mediocridad.
No dejo de pensar por ejemplo en que Demi Moore o Madonna eran en su ramo mujeres extraordinarias y lo fueron durante todos y cada uno de los años que duraron en sus 30. ¿Por qué es que hasta que cumplen cuarenta vuelven a ser el absoluto modelo a seguir?
Obviamente el asunto este de los quince años de olvido tiene huecos - la excepción hace la regla - y también cambios de acuerdo a tu estilo de vida. Pensemos por ejemplo en Drew Barrymore (siguiendo con las infaltables actrices de Hollywood): la pobre mujer ha vivido intermitentemente en el olvido, con algunos muy honrosos momentos de gloria. Otra que me llama la atención es Isabella Rosellini: años y años fue la hermosísima cara de Lancome sin que nadie tuviera ningún problema al respecto. Ni tampoco hiciera gran alharaca por ello. El día que la mujer cumplió cuarenta y pico y algún ejecutivo decidió que ya no era lo suficientemente cool, perdió ese puesto que parecía se le iba a quedar de por vida. ?Qué pasó entonces? Los reflectores de nuevo.
Por su parte, Britney Spears goza (??) de un episodio diferente: la chica material que quiso hacer suya la primera década del siglo XX está cayendo. Rápido. Estrepitosamente. Con la misma velocidad con la que caen sus prendas de vestir, su absurdísima (y súper sexy) virginidad y sus sencillos en la lista de popularidad. Quizá también exista algo de justicia poética en esto: si te quieres quemar en tres años el total del éxito que te destina Andy Warhol - que creo yo debe tener un lugar especial en el cielo definiendo el tiempo de fama que le toca a cada persona - pues es tu rollo. Sobre todo si no tienes más que un cuerpo espectacular que lucir. (Perdón por la misoginia, pero por ejemplo, ver a Lyn May es realmente vergonzoso y deprimente).
El punto es que debería de dejar de angustiarme porque ya no se me considera tan superior intelectualmente en ciertas esferas. Será también que - la verdad de las cosas - en los últimos meses me he dedicado a la contemplación y no tanto a la crítica y a la acción. Quizá a eso se deban los quince años de olvido: a los descansos que la gente se da para darse cuenta de lo valioso que es, de lo valioso que está a su lado.
Estoy en un letargo de ojos abiertos y ventanas claras, de angustias pasajeras y dramones inútiles. Tengo como la adolescencia tardía. Y, por supuesto, me pongo tan absolutamente insoportable como cualquier adolescente. Gris. Gris. Gris.
Buena cosa esta de la ventana. Empieza a llover y, gracias a que no veo la calle, puedo recordar más claro la danza de los árboles en las calles de mi adorada Guadalajara.
A trabajar. Proyecto nuevo.
¡Ah! Y un lector nuevo - (tengo ahora esa insana satisfacción de que alguien más lee y se ríe y le importa...). Todos le damos la más cordial bienvenida a DDomene, maestro del arte de la programación y la convivencia cotidiana con los texanos tecnológicos. El todavía no tiene blog... pero ya comenzaremos a enchinchar para que lo haga.
5.8.03
Agradecimiento
Había olvidado poner en mis links a un querido amigo mío que vive en Kyoto. Además, hay que agradecerle a Benjamín por ser mi gurú informático y quitarme la histeria del rediseño, je. ¡Salud, darling! ¿Nos regalarías una foto de Kyoto para mostrárselas a los pocos e improbables lectores, je?
Había olvidado poner en mis links a un querido amigo mío que vive en Kyoto. Además, hay que agradecerle a Benjamín por ser mi gurú informático y quitarme la histeria del rediseño, je. ¡Salud, darling! ¿Nos regalarías una foto de Kyoto para mostrárselas a los pocos e improbables lectores, je?
La ventaja de las ventanas
Ayer me mudé de escritorio. Ahora estoy al fondo de la oficina, en un lugar con ventana. Tengo luz natural. El Duque se mostró preocupado por mi nueva ubicación, pues sostiene que ahora pasaré el día mirando a la gente que pasa por la calle. Sin embargo, eso es casi imposible: estoy sentada en un piso diez en un edificio en pleno Paseo de la Reforma. Mi ventana daría a la calle de Milán, pero por supuesto no alcanzo a verla. Sé que en la esquina está la señora de las quecas y en la otra esquina los jugos y los tamales. Sé que hya arbolitos y automóviles estacionados en doble fila. Pero no los veo.
Lo único que veo son oficinas en otro edificio alto, enfrente de mi. Platos de SKY y algunas líneas telefónicas inalámbricas, una torre de repetición para celulares, una pobre planta que en un piso ocho se estira, y se estira, y se estira... y apenas alcanza un poco de sol.
Uno o dos pisos arriba de mi, en el edificio de enfrente, hay gente que trabaja. Están completamente serios haciendo algo. Todos visten en colores oscuros... - de pronto volteo a verme y me doy cuenta que yo también. ¿Será que los oficinistas chilangos, así como les sucedió a los neoyorkinos, nos estamos convirtiendo en una sub-especie negada al color?
En fin. Esta es la bienvenida a la ventana. Ya tendremos otras historias que narrar... o por lo menos que imaginarnos. Nos.
Ayer me mudé de escritorio. Ahora estoy al fondo de la oficina, en un lugar con ventana. Tengo luz natural. El Duque se mostró preocupado por mi nueva ubicación, pues sostiene que ahora pasaré el día mirando a la gente que pasa por la calle. Sin embargo, eso es casi imposible: estoy sentada en un piso diez en un edificio en pleno Paseo de la Reforma. Mi ventana daría a la calle de Milán, pero por supuesto no alcanzo a verla. Sé que en la esquina está la señora de las quecas y en la otra esquina los jugos y los tamales. Sé que hya arbolitos y automóviles estacionados en doble fila. Pero no los veo.
Lo único que veo son oficinas en otro edificio alto, enfrente de mi. Platos de SKY y algunas líneas telefónicas inalámbricas, una torre de repetición para celulares, una pobre planta que en un piso ocho se estira, y se estira, y se estira... y apenas alcanza un poco de sol.
Uno o dos pisos arriba de mi, en el edificio de enfrente, hay gente que trabaja. Están completamente serios haciendo algo. Todos visten en colores oscuros... - de pronto volteo a verme y me doy cuenta que yo también. ¿Será que los oficinistas chilangos, así como les sucedió a los neoyorkinos, nos estamos convirtiendo en una sub-especie negada al color?
En fin. Esta es la bienvenida a la ventana. Ya tendremos otras historias que narrar... o por lo menos que imaginarnos. Nos.
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