12.6.09

Recuerdos de escenarios

Después de semanas y semanas sin ejercer la vida cultural de esta ciudad, descubro que en un montaje espectacular que están haciendo en el Teatro Nacional de Catalunya hay boletos con descuento. Es una "Casa de Bernarda Alba" de esas que montan con elenco de primerísimo nivel. Como el texto me gusta, tengo curiosidad de conocer la sala Petita del TNC y los boletos están baratos compro dos.

En la tarde, llega Marco, mi compañero de teatro y lo invito. Hacemos siesta de tarde, nos ponemos guapos y nos vamos corriendo. Llegamos, nos sentamos en nuestros lugares de "visibilidad reducida" - están en la parte de hasta arriba de la sala... lo único que tienen de malo es que nos van a generar una especie de tórticolis hacia el final - y entonces nos damos cuenta de una cosa: la última vez que los dos vimos este montaje lo vimos desde el escenario. Él como uno de los jefes de tramoya y yo como actriz, en el papel de Angustias, hace (Dios) probablemente diez años.

Cuando se apagan las luces y comienzan los diálogos me doy cuenta que los recuerdo uno por uno. Y aunque estoy muy concentrada en el precioso patio blanco de azulejos que han montado en medio del teatro, con público a todo el derredor, no puedo dejar de acordarme de los ensayos en una vieja casa en renovación de López Cotilla, en otra antigua casa en Analco, de la sorpresa cuando el director me dijo qué personaje era el mío, en los gritos de la actriz principal que el día del estreno y única presentación nos dijo que o subíamos el nivel o ella iba a leer sin intención. Que García Lorca era pasión pura y nosotros parecía que no entendíamos nada del texto.

Probablemente fue la última vez que subí a escena como actriz. Y creo que fue la única vez que el público nos aplaudió de pie, durante minutos y minutos. Que terminamos llorando la representación. Lo demás se me diluye. Pero me acuerdo de una serie de lagrimones que cayeron sobre mi libreto. Me acuerdo de la voz atronante de Bernarda Alba encarnada por Raquel Olmedo. De las zonas de trabajo del Degollado. De todo aquello.

El montaje del TNC es espectacular. Marco y yo salimos contentos y caminamos hasta casa hablando de mil y una cosas. Pero sé que veníamos pensando en aquella noche. Y sintiéndonos felices de haber estado entonces y ahora.

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