21.5.09

Anti-riesgo

La primera vez que fui a un casino creo que fue en un crucero. Ahí, en el barco, decidí en conjunto que sólo podría apostar 20 dólares en todo el viaje. Mismos 20 dólares que perdí rápidamente. Después me dediqué a pasearme entre las máquinas y ver cómo otra gente - con más suerte, con más ánimo de riesgo que yo - ganaba o perdía. Según.

Desde hace meses-años, México ha comenzado a llenarse de casinos que salen como hongos en los centros comerciales. Han desplazado salas de conciertos u otros centros de entretenimiento. Cientos de personas van y dejan buena parte de sus quincenas - o las de otros - ahí. A mí, siguen sin gustarme.

El año pasado fui y, cuando me dí cuenta que en un juego había ganado el doble de mi inversión inicial, cambié todo y estuve viendo a los demás jugar. Me gusta ver. No soy capaz de jugar con dinero sin estar mirando constantemente lo que estoy perdiendo.

Ahora resulta que mi mamá y una de sus hermanas son grandes fanáticas del casino. Y los últimos dos días, como parte de nuestro proceso de readaptación temporal, me he ido con ella a conocer sus máquinas favoritas y todo.

Aún no me gusta el riesgo. Juego mal y pierdo porque cambio de máquina después de diez pesos perdidos. Pero no puedo evitar entender la sensación de encanto que da, de pronto, ganar. Eso, lo que habías perdido. Eso, lo que no estaba ahí. Eso, lo que ni siquiera te atrevías a esperar. Supongo que por eso tantos ludópatas: porque en el fondo, son optimistas que creen que merecen (y tendrán) un final feliz.

1 comentario:

Manolo Mojica dijo...

Saturan la ciudad como baches. Perfectamente ubicado su target, el que mencionaste. Yo tampoco le he hallado mucha gracia a esos lugares y menos si me quitan mi poco dinero jiji

Saludos.