El sábado fuimos a Six Flags. Yo, Marce, mi hermano postizo y el Shorsh. Toda la tremenda "banda" que se había anotado para el huateque nunca asistió. Pero ni falta que hizo.
Nos subimos a tooodos los juegos más fuerte. Nos reímos, gritamos tanto, bailamos al ritmo de Ana Bárbara (sabíamos que le hubiera gustado tanto a Fiesquito...). Hasta nos mojamos... a las seis de la tarde, cuando ya no había sol. Comimos banderillas y nachos con queso y carne. Ah, y un algodón de azúcar.
Cuando creímos que se había acabado el día, Shorsh y yo volvimos a subir a Batman The Ride. Me golpeé y tengo un tremendo morete en el codo izquierdo. Al bajar, tuve otro rush de adrenalina cortesía de un par de tórtolos que eligieron el momento más inoportuno para informarme su amor y verme pasar del verde al morado al azul. Pero fue tan contento.
¿Legado de un sábado en el sol? Mi frente se está cayendo a pedazos. Cual víbora cambiando de piel. Y todo cambia. Poco a poco. Gracias a los preocupados por mi angustia de becas. Ya llegará el momento.
(La verdad es que no saben con quién están tratando... más terca que yo... casi no se puede)
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