21.9.04

Nuevo Centro de Operaciones... recuperado

Y una vez más, regreso a mi mejor oficina: la calle. Después del puente-vacación y ya que salvé la histeria y el llanto crítico por ciertos detalles de la salida del trabajo formal, hoy estuve "haciendo mandados" y caminando la Ciudad.

Me emocionó una vez más ver cómo la Ciudad despierta temprano: los barrenderos, las fuentes, los vendedores de tamales. Me espantó, desde mi reinvindicada condición de peatón, la furia y el descaro con la que conduce la gente. Me sorprendió el calor humano del metro, el olor delicioso de los tacos en las estaciones. Pero - al final - fue bueno.

Ayer tuve el honor particular de comer en casa de los Fernández, padres de mi adorado Bef. No puedo más que inclinarme en memoria ante los deliciosos pedazos de vacío y la interminable y sabrosísima sobremesa. Es tan impresionante cuando uno se siente en casa lejos de su casa...

Muchas, muchas gracias. Volveré - espero - a la crónica urbana.

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