No es que me crea aquello de que "eres un monumento" que gritan por las calles. Es más, creo que nunca me lo gritaron. Pero el fin de semana, en la Bienale de Venecia, disfruté profundamente con que Daniel Birnbaum, el curador, esté convencido de que el buen arte no está peleado con el humor. Así que me paseé por salas llenas de pinturas, instalaciones, videoarte y con jardines de falsas o verdaderas esculturas, como la serie "Eleven Heavy Things" de Miranda July, sobre una de las cuales, me fotografiaron.
Y tomé la foto como una suerte de deseo, de pensamiento de mi madre sobre mí, de deseo y esperanza de mí sobre mi misma. Eso es lo que cuenta del arte: que te haga sonreír (o llorar, o estremecerte, o pensar) y te deje después algo, aunque sea una esperanza de que las dudas en tí misma no devoren tus sueños.
Más fotos de la Bienale aquí.
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1 comentario:
"aunque sea una esperanza de que las dudas en tí misma no devoren tus sueños"
realmente me llego, a veces se me pierde la brujula y no debo perderla
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