5.2.09

La chica del videoclub

Me encanta su cabello negro, negro azabache. Usualmente va vestida con ropa de deporte, pero de la que no es para hacer deporte, sino para verse cool, tan increíblemente a tono con los tiempos de sútil movimiento que corren.

Ella lo sabe todo. Sabe las películas que son, las que están. No es que las haya visto todas, pero tiene reseñas de múltiples espectadores "creíbles". Es lo que tiene trabajar en un barrio hype - hay muchos "profesionales liberales" inclinados hacia las "artes visuales". Esto es, gente a la que le gusta el cine, en todos sentidos de la palabra.

Además de saber cuáles son las películas que más se alquilan, las nuevas que más se piden, las que están por llegar; ella sabe lo que veo yo. Al musitar un número frente a su computadora, ella tiene una lista con todo lo que he visto en los últimos tres años - qué he repetido y qué no.

Honestamente, no creo que me ponga mucha atención. Soy una chica que va sola y se pasa literalmente horas frente a los muros con múltiples portadas de películas. Un par de veces se ha acercado a recomendarme algo. Sabe algo de mis gustos. Se lo dice su base de datos.

Lo que quizá no sabe es que a veces me paseo durante horas en la tienda porque hay tantas cosas que decidir, tantas películas que ver. Sobre todo, tantas películas que yo DEBERÍA ver. La licenciadaencienciasdelacomunicación debería estar más interesada quizá en Fassbinder que en las películas de Linklater o las comedias románticas. Pero no, me es difícil.

Voy al videoclub y muchas veces salgo de ahí con esa sensación de culpa, de error, sabiendo que aún no he visto otra vez Drácula o que me faltan tantas de las películas de Passolini por mirar.

Es una verguenza. Pero cuando estoy sumida en mi sillón, envuelta en una cobija y con un enorme plato de palomitas entre mis piernas, se me olvida. Se me olvida la angustia de no saber qué elegir, el pelo negro azabache de la chica del videoclub y hasta las cosas que debería hacer o saber. Se me olvida y entonces me acuerdo para qué voy al videoclub: para una dosis barata y efectiva de lagunas mentales.

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