A todos aquellos que me escucharon decir en estos días que mi propósito de 2009 era escribir, que era lo que quería hacer de mi vida, que la mano del muerto: les aviso que hubo un error en mi programación. Ese era el discurso para el 28 de diciembre.
Puros errores conmigo, caray. Qué manera de empezar.
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