28.9.08

Grand finale


No puedo cantar victoria ni fin aún: y sin embargo, no tengo más qué pedirle al destino que un trago de vodka, té verde y litchi en una terraza de la Concesión Francesa, hablando en inglés con dos alemanes. No cabe duda que somos ciudadanos del mundo. No cabe duda de que siempre me equivoco al no tomar fotografías de muchos pequeños momentos - y eso que tengo el gen japonés. No cabe duda que me gusta, me encanta, parece que necesito, complicarme la vida.

Mañana, a mis 10 de la mañana, tomo un avión de regreso hacia las Europas. Desde ese avión se hará la crónica de Shanghai. Mientras tanto, 10 hitos:

- Comer y ordenar shangainés en un restaurante típico en Fumin Road.
- Aprender a pronunciar el nombre de la calle donde está tu hostal y guiar cada noche a un taxista hasta ahí.
- Descubrir entre las callejuelas el taller de algodón tejido en azul y comprar a señas.
- Salir asqueado del "fake market" con todo tu dinero en los bolsillos.
- Subir al piso 100 del Shanghai Financial Center y descubrir que no, así no le tienes miedo a las alturas.
- Ser fotografiada por un artista en el distrito artístico y tener traducción simultánea de la conversación gracias a su asistente de 20 años.
- Quedarte mirando una nariz enorme y unos labios gruesos y pensar que son hermosos, a pesar de todo.
- Ir al mercado de insectos con un serbio y un alemán y verlos escandalizarse ante las peleas de grillos.
- Tomarte una foto con una niña vestida de tradicional rojo chino en el islote a la mitad del lago de Hangzhou.
- Mirar las luces de uno y otro lado del río y pensar que sí, que a pesar de todo, eres muy, pero muy afortunada.

1 comentario:

Gio Yakún dijo...

Jajaja! hermoso miniresumen de Shanghai. Yo también tuve la oportunidad de estar ahí, aunque fuera sólo de paso.

Recuerdo que vendían todo, que tenían su propio "barrio chino" y que la bahía de Pudong, desde el Bond, es hermosísima, como cuento de ciencia ficción.

Gio