Nadie parece entender porqué decidí regresarme a Barcelona un 31 de diciembre. Yo, en cierta medida, tampoco. Pero entiendo que el boleto era imposiblemente más barato y que estaré mejor al regresar en un día de fiesta.
Por lo proto, el aeropuerto de la Ciudad de México se va quedando vacío. La gente va para Tokio, para Tijuana, para Barcelona. Yo, tecleo, mando tarjetas de Navidad retrasadas, pienso en mis ídolos no nombrados y todo lo que queda para 2010. Todo lo que queda por hacer. Y concluyo que está chido. Que todo indica que empezar el año viajando es un buen augurio de que volveré.
La otra pregunta sin respuesta es qué pasará en el avión. ¿Uvas? ¿Champagne? ¿Cena con pavo? Ya reportaré mañana. Con nuevo calendario.
Feliz 2010. Que sea tan brillante como suena.
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4 comentarios:
ah qué padre estuviste en México =D
Tienes que contar como fue eso del año nuevo en un avión... yo lo he pasado en un tren pero supongo que pasarlo en el aire se vive diferente. Y aprovecho para desear un buen año.
Feliz 2010...Espero estés ya bien e instalada en tu otra casa. Esperamos la crónica del vuelo.
Saludos.
Me suena bien empezar un año "en las nubes". Ojalá que disfrutes este 2010, tramito de El Viaje. Un abrazo!
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