13.8.07

La tregua

Había una novela de Benedetti que se llamaba así. Pero no me acuerdo de qué se trata. Quizá ni siquiera la leí. Ayer llovió, en la noche. Cayeron relámpagos, como cuando yo era niña y el agosto en Guadalajara era de inundaciones y tormentas imposibles. Pensé que era una manera de recordarme que todo pasa - aún las tormentas que parecen diluvios. Todo cambia.

No puedo dejar de llorar - a ratos. No sé qué pasará. Nadie sabemos qué pasará. No podemos imaginarlo, siquiera. Yo no sé ni qué quiero en este momento. Pero anoche me gustó abrazarme a una almohada y dormir sintiendo que no será para siempre, ni será para mal.

No sé si ha llegado la paz. No la percibo como paz. Pero sé que ya no es la guerra, ni la tempestad a media noche, ni la caminata en el desierto. No soy feliz, pero no me siento tan absolutamente infeliz. Algo tendrá que tener de bueno. El verano me cae como plomo, pero entonces llega la lluvia. Todo pasa.

Seguro algo así es como se siente una tregua.

2 comentarios:

Rax dijo...

Mil millones de gracias por la postal y la felicitación. Lo pasamos tranquilo, sin mucho festejo pero estuvo bien.

Me gustaría mandarte un zip cargado de consuelo, pero ante la imposibilidad de escanearlo, sábete al menos que desde acá te mandamos los mejores deseos de que todo mejore, siempre.

Abrazo.

El Corazón de Chiara dijo...

Uy!
Parece que la lluvia trae una epidemia de esperanza.
Si que ese día fue para recordar el olor a mojado de Guanatos... y para sentirse como lo describes.