22.8.07

Con pan y con vino

Estoy en la oficina escribiendo en estado semicatatónico. Las fiestas de Gracia no deberían acabarse entre semana, es muy desastroso. Y a mí no me debería hablar nadie de oficinas importantes mientras estoy recuperándome de la cantidad ingente de alcohol que ingerí ayer.

Muy mal.

No es que me duela la cabeza, es que la tengo desconectada. Y no sirve.

Dice Lilián que las penas con pan son menos. Y con ginebra menos, mucho menos aún.

Anoche perdí uno de mis aretes favoritos en el concierto. Y más tarde el pudor en la Plaza del Sol y estuve llorando enfrente de unos Mossos de Escuadra que me miraban con curiosidad. Pero no, señores, por llorar no se puede llevar a los borrachos a la cárcelo. Porque no parecía borracha. Bueno, eso digo yo.

Iba a subir una foto pero creo que me deprimiría. Es más bonito el recuerdo de lo que tengo en la cabeza, como diría EB.

Salud.

1 comentario:

leeleean dijo...

Nonono, ¡las penas con alcohol son la pior combinación! Uno cree que las olvida pero nomás se licuan como mar endemoniado.