México hizo una aportación muy importante al derecho internacional cuando en 1930 el entonces Secretario de Relaciones Exteriores don Genaro Estrada envío un comunicado a todos los representantes mexicanos en el extranjero. Este documento, conocido posteriormente como "la doctrina Estrada", define el principio de la no intervención de México en ningún asunto de los gobiernos extranjeros, no los juzga ni para bien ni para mal. La posición a nivel internacional de México en asuntos internos de otros países se limita a "mantener o retirar cuando lo crea procedente a sus agentes diplomáticos y a continuar aceptando, cuando también lo considere procedente, a los similares agentes diplomáticos que las naciones respectivas tengan acreditados en México, sin calificar ni precipitadamente ni a posteriori el derecho que tengan las naciones extranjeras para aceptar, mantener o sustituir a sus gobiernos o autoridades".
Nunca nos hemos metido en los asuntos de otros. No es correcto. No legalmente.
Hace una semana, saliendo de cenar, me encontré pegado en una pared un cartel que llamaba a una manifestación "en favor de los pueblos de Oaxaca y en contra de la represión criminal del gobierno mexicano". Dicha manifestación estaba convocada por una organización llamada AAPO - Asociación de Apoyo a los Pueblos Oaxaqueños. Arranqué el cartel y lo tiré a la basura. La asociación, por cierto, no existe en ningún otro sitio aparente más que ahí.
Hoy me entero por una nota de Reforma que Izquierda Unida, partido político español, anunció oficialmente que apoyará económicamente a la APPO para que mantenga la protesta en Oaxaca. Eso no lo puedo arrancar de la pared y seguir adelante.
Una sola pregunta: ¿por qué no meten la nariz en sus asuntos? Me parece muy bien que critiquen y editorialicen, pero no me parece que se inmiscuyan en problemas alejados a los suyos. No conozco un solo español de los "defensores de los movimientos sociales" que conozca la realidad mexicana bien, en toda su complejidad. Y no se pueden evaluar las realidades ajenas desde la parcialidad de la realidad propia. Defiendo de la no intervención. El señor Aznar ya hizo el flaco favor de ir a México a alentar a la gente a votar por Calderón. ¿No fue suficiente con que quisieran deportarlo para dejar claro que no nos sirven las opiniones "progres" emitidas sin un conocimiento profundo de la situación local?.
Los señores de Izquierda Unida se están poniendo en la misma posición que Hugo Chávez: opinan de algo que no les concierne. Pero eso de mandar dinero me parece absolutamente indignante. ¿Qué tal si alguien en cualquier lugar del mundo considerara a algún grupo como ETA reinvidicatorio de los derechos de los vascos y decidiera mandarles dinero para que continuaran con sus movilizaciones? ¡Vaya rollo que se montaría! No estoy diciendo que la APPO sea como ETA, en lo absoluto. Sólo que me gustaría que algunos partidos de este lado del mundo dejaran de ir de redentores pues no conocen las realidades profundas de sus supuestos redimidos. Respeto, por favor.