A principios de la semana, German Dehesa comentaba en su columna que nadie había querido hacerle demasiado caso al anterior presidente español, José María Aznar, ahora que venía a Méixco a presentar su nuevo libro. Parece que todos los grandes intelectuales y figuras de la politica le hicieron un *poquito* el feo y no lo acompañaron en su momento.
Ahora me doy cuenta de la gravedad del asunto. Revisando concienzudamente mis correos electrónicos, en una de mis doscientascatorce cuentas me doy cuenta que tengo un mail de Editorial Planeta, casa editora del señor. El correo, enviado a las últimas horas del martes 20, invita bajo estricta confirmación al evento, programado para el jueves 22.
Yo, que entre otras cosas me dedico a veces a coordinar eventos, sé que cuando estás invitando a mucha gente (un mail masivo es mucha gente) dos días antes del evento, estás entrando en estado de pánico. Y el pánico se debe a que nadie, pero NADIE te ha confirmado.
Pobre, pobrecito niño feo.
(Flavio siempre se acuerda con una sonrisa en la boca de la noche que estuvimos en la cacerolada afuera de la Casa de Gobierno, frente a la Puerta del Sol. Miles de madrileños se arremolinaban exigiendo una explicación a la falta de información sobre el atentado, cuando CNN ya había dicho de los nexos con grupos extremistas. Un grupo de chicos comenzó a gritar muchas consignas, pero la más pegajosa sonaba: "Eso... nos pasa... con un gobierno facha". Esa consigna, las pintas de Aznar con orejas de Mickey Mouse y su nombre debajo ("Azwar") y la estatua de Federico García Lorca enfrente del Teatro Municipal -a sus pies habían escrito con pintura en spray A tí también te asesinaron- son, para bien o para mal, algunos de mis recuerdos más claros de Madrid).
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