6.4.16

La paradoja del tiempo y las ofertas de vuelo

Nunca había tenido tanto tiempo libre en mi vida adulta. Las dos están en itálicas porque me encuentro justamente en uno de esos momentos en los que mi tiempo libre no lo parece y me da la impresión que soy menos adulta que nunca. Terminé la tesis y ahora lo siguiente es establecerme en u nuevo país lo cual me está tomando más tiempo de lo esperado - por lo menos en lo que respecta al asunto del trabajo. Y con mucho tiempo libre y casi ningún ingreso, llego a la paradoja del tiempo.
Como todos los humanos contemporáneos, mi correo electrónico me ayuda a tener la sensación de que estoy ocupada. De una manera que aún no consigo entender, mi inbox está constantemente lleno de mensajes que debería atender lo más pronto posible. Y aquí es donde toco la paradoja: nunca antes en mi vida me había dado cuenta que hubiera tantos vuelos tan baratos a tantos sitios maravillosos del mundo. Y cada día en mi correo hay por lo menos un par de ofertas de cosas que me encantaría hacer si tuviera... dinero. Porque tiempo - tiempo tengo.
La paradoja del tiempo y el dinero dice que hay cosas que uno haría si tuviera cualquiera de las dos, pero por lo general se trata de bienes escasos y mutuamente excluyentes. Es decir: si tienes dinero, no tienes tiempo. Y si tienes tiempo - ejemplo presente -, el dinero no es un recurso del que puedas disponer sin pensar tres veces sobre cómo vas a gestionarlo.
Y no se trata de creer o no creer que  puedes obtener un trabajo - o de encontrarlo. Se trata después del temor de que en cuanto encuentres un trabajo o proyecto nuevo y por lo tanto, tengas dinero, el tiempo se habrá esfumado. Y comienza la búsqueda, pero hacia otro extremo.
No cuento nada que sea desconocido para los autónomos ni para los que dependen de una nómina: parece que siempre estamos todos en el débil equilibrio de cuánto y cuándo...
Por el momento, ya borré por hoy todas las ofertas de vuelo (incluso aquellas ridículamente baratas a Japón). Ahora regreso a seguir escribiendo fuera del blog. Y a hacer uso, pues, de las cosas maravillosas que puede uno hacer cuando, aún sin dinero, tiene tiempo.

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