22.4.16

Elegancia casual

Lo de volver al gimnasio es un reto completo: no sólo por el cuerpo, que se ha desacostumbrado a sudar, sino también por entender nuevamente las dinámicas sociales que se dan ahí, lo que puedes y debes hacer y a que hora. A mí, que lo del ir a hacer ejercicio no es necesariamente algo que esté en mi agenda desde siempre, me tocan las horas de la mañana - cuando estoy lo suficientemente dormida para que no me importe mi cara de papa, el sudor y el esfuerzo sobre la máquina.
Pero hace unos días se me hizo tarde. Me quedé en casa escribiendo y sólo salí por la tarde, cerca de las cuatro. Y resulta que mi gimnasio - que tiene unas vistas magníficas a la calle, al cielo, a la lluvia - se convierte en un lugar diferente. Si en la mañana hay algunos atletas dedicados y otros cuantos que estamos intentando mejorar nuestra situación física a cómo de lugar, en la tarde hay una población que se dedica a ser guapa en el gimnasio.
Ya lo había visto alguna vez, en un viaje a la tierra de guapos y los hermosos: cómo el deporte, los entrenamientos se convierten más bien en un pre-ritual de acercamiento. Y ese día, casi no pude concentrarme en mi esfuerzo por ver lo que se gestaba a mi alrededor: las chicas que en el vestidor se maquillaban y se peinaban expresamente para la sala de ejercicios, los chicos que continuamente están frente a un espejo para ver si su musculatura está en el mejor ángulo, las imposibles selfies durante clase de spinning que entran a un concurso que tiene el gimnasio de las mejores fotos en redes sociales.
Estaba tan divertida que, al principio, no me di cuenta de mi misma. Pero al terminar, mientras recogía mis cosas, fui consciente de cómo mis zapatos no combinaban con mi camiseta, cómo mi panza abultada resaltaba en esos fínismos y entallados pantalones, y mi cara era roja, más roja que cualquier tomate.
Y decidí acordarme de esto y continuar yendo en la mañana. Porque creo que me siento más cómoda entre los que, de cualquier manera, encontramos lo de sudar a ritmo constante un asunto más íntimo que atractivo.

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