24.8.10

León enjaulado

Dos días escribiendo. Un poco más de diez mil caracteres en texto listo. Ocho entrevistas. Incontables horas de lectura de material. Llamadas teléfonicas. Revisión de mis recuerdos. Otra vez a escribir.

Me gusta lo que hago. Hace mucho tiempo que decidí que nada podía hacerme sentir más llena que escribir, contar. Pero... ¿cómo hace uno para no enojarse, angustiarse, perder? Toco temas que me son delicados y tengo miedo de perder esa sana distancia.

Y ahora, ¿por qué me afectan los temas? ¿Por qué la adopción homoparental se está convirtiendo en una especie de cruzada para mí? No puedo abrir un diario sin descubrir algo que me llame la atención. Tengo miedo de Facebook. Tengo miedo de ver lo que he visto en la gente en la que lo he visto.

No es que me sorprenda. Es que ya lo sabía. Y lo confirmo. Y regreso. Como el león enjaulado.

(Y todo para que el famoso texto probablemente nunca sea publicado. Ya se verá. Viscisitudes del freelance).

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