18.3.10

El mundo al revés

No me gustan las flores de plástico o de seda. Pueden ser muy bonitas, pero al final son un pequeño simulacro. Y me encanta la textura suave de los pétalos de las flores frescas, el hecho de que sigan un ciclo, que después de un rato, si no les has cambiado el agua y les has recortado los tallos, tengas que tirarlas antes de lo esperado.

Pero las flores artificiales tienen algo - me contaron el otro día - que las hace completamente diferente a las demás flores. Toman el agua al revés.

Lo descubrimos porque un amigo mío estudiaba en una de esas casas viejas del Paseo de Gracia. En cada uno de los descansos, había una mesa con un florero lleno de flores sintéticas, perfectas, siempre vivas. No había necesidad de andar cambiándolas o cuidándolas demás.

Pero el asunto es que también esas flores - en apariencia sin necesidad de mantenimiento - necesitan atención. Y una mañana, al llegar retrasado a la clase, se enfrentó mi amigo en las escaleras a las señoras de la limpieza. La mujer estaba sacando las flores del florero. Las dejó con cuidado sobre la mesa. Tomó el florero, lo limpió y lo volvió a poner en su sitio. En cuanto a las flores, las tomo del tallo y las sumergió hasta el fondo en un balde lleno de agua y líquido de limpieza. Al terminar las sacudió contra el suelo, las regreso a su florero y trapeó los restos de agua que habían quedado por ahí. Volvió a repetir la misma operación con todas las flores de los descansos.

Quién iba a pensar que esas flores bebieran por los pétalos. Quién.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Las flores artificiales tiene la misma gracia que un amor embalsamado y el agua nunca llega a mojar su espíritu.

Buen post, buena observación
Saludos Cin.

unwakeable dijo...

Está claro que todo tiene su intríngulis, hasta lo que nos pueda parecer simple.Me ha gustado mucho la expresión "trapeó".
Un saludo.

Gatito Biónico dijo...

Me likez

Miel dijo...

Las flores artificiales tienen su encanto :)

Espero te encuentres mejor.