Aunque me hacía ilusión subirme un avión que me llevaría de un tirón a la ciudad de México, debo confesar que me fue descorazonando poco a poco el proceso: las discusiones en el check-in, la fila enorme e interminable para abordar el avión, la cobertura pobre en el aeropuerto de Barcelona que me dio despedidas con estática, el mismo avión quizá un poco demasiado descuidado, los sobrecargos quizá un poco demasiado orgullosos de si mismos, poco colaborativos, poco comprensivos.
Luego llegó mi compañero de asiento - un hombre con buena cara... pero cara de hablar. Yo necesitaba dormir, con urgencia. Él necesitaba hablar, con urgencia. Como sus necesidades eran tan importantes como las mías (y viceversa) pasaron ambas cosas. Cuando por fin estábamos a punto de despegar, sucedió un pequeño milagro: por el sistema de altavoces, el copiloto explicó que era el último vuelo del piloto encargado - que había volado durante 38 años para la compañía. Su familia entera iba en el avión para acompañarlo y, en colaboración con el aeropuerto de Barcelona y los Bombers de Barcelona, le habían preparado una despedida.
Antes de despegar, ví por la ventana del asiento 25J como 767-200 en el que volábamos era "bautizado" por una columna de agua tirada por un camión de Bombers de Barcelona. Era la manera de desear un buen futuro al piloto que ese día hacía su último viaje transatlántico - su última travesía comercial antes de entrar en el viaje particular de la jubilación.
No hay mucho más que contar del vuelo: mientras yo intentaba dormir y mi compañero intentaba ver las películas con el pésimo sistema de sonido a bordo, el piloto mantuvo un viaje sin mayores complicaciones que un par de turbulencias ligeras. Aterrizó en medio de la peregrinación continua de luces de la ciudad de México a las cinco de la mañana, de manera impecable. Aplaudimos.
Al salir, le dí dos besos. Por aquello de que es bueno compartir (y que te compartan) las cosas buenas.
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1 comentario:
qué bonito! nunca se me hubiera ocurrido la "despedida" de un piloto en su avión... qué chido que te haya tocado y los aplausos al final!
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