4.12.11

Dejà vu

Hoy es el último de la Feria Internacional de Libro de Guadalajara de este año. Me he despertado pensando en que a diferencia de ayer que me pasee por mis múltiples compromisos familiares en tacones, ya me vendría bien hoy ponerme unos zapatos más cómodos. Me toca hacer otra vez el recorrido de los pasillos.
El viernes, recién llegada, pedí ir en la noche. Pasaba una cosa que siempre me había hecho ilusión: en uno de los stands de las editoriales independientes, vendían un libro donde había dos textos míos. Había, pues, algo mío en la FIL.
Me sorprendió lo poco que cambian las cosas: quizá el decorado, quizá la piel de la Expo Guadalajara. Pero dentro, otra vez, un enjambre de personas recorriendo los pasillos, algunos con las manos llenas de bolsas con libros, otros tomados de la mano, otros gesticulando o con las manos en los bolsillos. Se arremolinaban las masas alrededor de los pocos autores que aún firmaban y eran mediáticamente conocidos (era tarde, era viernes, era último fin de semana de la FIL). Pero los pasillos eran los mismos - los mismos los programas inabarcables, los cientos y cientos de libros a mi alrededor. Eso y no otra cosa, me hizo sentir en casa.
Reconocí el espacio: me acordé de mi misma transmitiendo para Saltaperico desde la cabina de Radio Universidad hace quizá 20 años, de la misma caminando de un lado para otro intentando la mejor cobertura posible para el diario hace 12 años. Respiré con claridad que hacía por lo menos 10 años que no me pasaba por aquí y, sin embargo, no estaba extrañada.
Me sorprendió la cotidianidad con la que tomé la feria, lo bienvenida que me sigo sintiendo, los hábitos que nunca mueren (robar libros, dormir a los niños en la zona de descanso, acumular papeles de todas las editoriales). Por un momento, intenté imaginarme qué pasará el día que el libro electrónico tome la ventaja.
No pude. Estaba encerrada en los efluvios estremecedores de la FIL. Ese sitio donde parece que los libros siempre serán más importantes que cualquier otra cosa - aunque sea durante diez días al año.

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