Somos las que contamos las horas hasta que llega el próximo avión. Las que nos sentamos en el autobús de regreso preguntándonos cuándo, siempre, otra vez, cuándo. Las que cazamos las ofertas de las aerolíneas y los trenes. Las que maldecimos bajitalamano nuestra cuenta de banco cuando vemos algo que quisiéramos, pero no podríamos comprar. Las que hemos recuperado el hábito de escribir cartas y enviarlas por correo normal. Las usuarias vicarísimas de Twitter, de Facebook, de los chats y los emails, pero siempre en código. Las que comenzamos a encontrar baratas las tarifas de SMS internacionales. Las que nos imaginamos la vida en otra parte.
También somos las que atamos los celos con lazos y llamadas telefónicas. Las que nos hemos cansado de escuchar aquello de "amor de lejos, amor de pen---". Las que miramos la agenda, planeamos en seis meses y nos preguntamos si en seis meses todavía tendrá sentido tener un boleto de avión... y sacudimos la cabeza para espantar el pensamiento y la tristeza que lo envuelve. Las que nos preguntamos para qué, cómo o en qué momento cedimos la comodidad de nuestra casa para pensar en otras fronteras. Las que nos maravillamos de saber que nada estaba dónde nos habían dicho que podía estar: las que sabemos que hay muchas formas de encontrar un tesoro.
Esas somos. En esta esquina del mundo. Y en muchas otras.
(pensando en mariana m* y en la tocaya ther...)
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3 comentarios:
Es que el amor, cuando nos encuentra así, de esa manera, no importa si está lejos, porque está. Y estará, porque siendo amor del bueno, llegó para quedarse. Qué lindo texto mi Cin, gracias.
Me uno a la lista. Ahora, a nuestro modo, estamos con las recompensas.
un beso, Cin.
Qué lindo, sí.
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