Inesperadamente, necesito fotos de "perfil". No son fotos de credencial, no. Fotos con las que saldré en páginas web o en una guía de un congreso. Reviso mi archivo. Todas esas fotos. Tan pocas conmigo mirando a la cámara, en una postura normal, seria, sin lentes de sol, como de gente que trabaja.
Me miro en los ojos de otros. En lo que los otros ven en mí. Ahora dudo si esto ya lo he dicho antes - ¿les pasará esto a los articulistas? ¿tendrán Maruja Torres o Javier Marías momentos de titubeo sobre el autoplagio? - pero desde hace algunos años estoy convencida que las fotografías son sólo reflejo de una cosa: de lo que ve en tí el fotógrafo.
Siempre estoy desbordada por la idea de la percepción, como lo que yo creo que es rojo a lo mejor para el que está enfrente de mí no es rojo. Sin llegar a la percepción de sentimientos o sensaciones o posibles. Simplemente lo que veo. Y claramente me parece que la cuestión de la fotografía es igual.
Hay gente que me fotografía y yo, ineludiblemente, odio cada una de las fotos. Me encuentro rara. Y hay fotos de otra gente que me muestran que me ven guapa o divertida o lejana. O borrosa. Es lo que tiene ponerse detrás de la cámara.
Me quejo de que no tengo una foto de gente trabajadora pero descubro, una vez más, que tengo muchas cubierta de sol, sonriendo, mirando hacia un horizonte sin definir. Y eso me gusta más que ninguna otra cosa.
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2 comentarios:
Es que, tener de esas fotos de sonrisa y sol, es lo mejor de la vida ;-)
Por cierto, ahora que recuerdo, una vez entrevisté a Maruja Torres y comentó que para su colaboración con El País Semanal, ya hace años de esto, no le gustaba tener foto, prefería viñeta y le pedía estrictamente al autor que la dibujara con cinturita de avispa. Me parece que eso le iba mejor que la foto misma ;-)
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